jueves, 7 de febrero de 2013

Ciudad Perdida


Vallejo, otro mito genial
El bisne del uso de suelo
Las ambiciones de Aspe
Miguel Ángel Velázquez
H
ace algunas entregas comentamos aquí que uno de los proyectos que con mayor fuerza se iban a impulsar en la ciudad era la construcción de conjuntos habitacionales, algunos de ellos de lujo en la colonia Industrial Vallejo, de la delegación Azcapotzalco, y que en esa operación estaba metido hasta el cuello Pedro Aspe, secretario de Hacienda y Crédito Público en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
Entonces no sabíamos a ciencia cierta hasta qué punto se tenía como prioridad este proyecto, pero ahora sabemos que se trabaja a todo vapor para cambiar el uso de suelo, hasta ahora exclusivo para la industria, con el fin de convertirlo en habitacional. Eso con la visión del secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, Simón Neumann, que antes de ocupar el cargo era uno de los altos directivos de la empresa inmobiliaria Baita, a la que se acusa de violar el uso de suelo en varias partes de la ciudad para construir vivienda.
El asunto en manos de los desarrolladores tiene que ver con lo que parece un mito respecto de la zona industrial de Vallejo, que, como ya se ha dicho, se fundó allá por la mitad del siglo pasado y a la fecha paga mil 200 millones de pesos por predial y por el impuesto de 2 por ciento a la nómina, pero además emplea a más de medio millón de personas.
Bueno, pero lo del mito es que se ha dicho, durante buen tiempo, que esa zona, la de Vallejo, se halla abandonada porque produce poco o nada, y que es necesario rescatarla, debido a que es una total ruina. Pero eso parece un magnífico absurdo, dado que, según los inversionistas, en aquel lugar las cosas van requetebién.
Lo malo es que Pedro Aspe y otros inversionistas, seguramente de la misma calaña, adquirieron, hasta donde se sabe, algo así como 150 mil metros de aquellos lares para crear una zona de privilegio donde están o estuvieron algunas importantes fábricas de la ciudad.
El caso que conocemos es el de la empresa Cartonajes Estrella, que perteneció a la familia Carriles, y que fue vendida hace poco más de seis años, por deudas que alcanzaban 120 millones de dólares y una huelga encima. Nada que no puedan resolver los dineros de Aspe, que habrá de meterse con todo en la Asamblea Legislativa para que el uso de suelo se cambie en favor de las aspiraciones del secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, quien por lo pronto es cuestionado, casi a diario, por las organizaciones que buscan dar vivienda a los más necesitados.
Pero además, según se nos dice, hay cerca de 400 hectáreas de reserva en las que se piensa edificar eso que se dice será la ciudad hacia arriba, que tiene muy contentos a los desarrolladores y muy ocupados a los legisladores, que tendrán que cambiar el uso de suelo para dar paso al proyecto del señor Neumann, que de cambiar el uso de suelo sí sabe.
De pasadita
¿Qué pasa con las autoridades encargadas de la vialidad en el DF? ¿Por qué permiten que los inmensos camiones de las empresas cerveceras, como la Modelo, o refresqueras, como Coca Cola, se apoderen de las calles como si fueran microbuses? No es posible que las grúas se lleven a diario cientos de automóviles mal estacionados y se abstengan frente a los camioneros que impiden la circulación. Ya es hora de meter en cintura a esos importantes señores del comercio y hacer que las vialidades estén libres.
¿Por qué se protege a las empresas que invaden las pequeñas calles de cualquier colonia a ciencia y paciencia de las autoridades? Si existe un acuerdo es hora de que se diga, y si no, que alguien nos explique por qué la impunidad.

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