jueves, 7 de febrero de 2013

México SA


¿Y dónde quedó el empleo?
De la verborrea al silencio
EPN: ¿aplastar a la mafia?
Carlos Fernández-Vega
D
e la cotidiana verborrea calderonista que presumía las rigurosamente falsascifras históricas en materia de empleo, el gobierno de Enrique Peña Nieto se fue al extremo contrario, y tras dos meses y pico de haberse instalado en la residencia oficial, en este renglón su silencio es absoluto, a tal grado que la estadística gubernamental quedó varada en las cifras de noviembre del año pasado, es decir, el cierre del sexenio anterior. Nadie sabe cuántos empleos formales se generaron o cancelaron en los primeros 60 días del nuevo gobierno, aunque cifras preliminares advierten sobre la pérdida de más de 240 mil plazas formales sólo en diciembre de 2012.
¿Qué ha pasado en materia de empleo durante la aún corta estancia de Peña Nieto en Los Pinos, sobre todo después de la legalización del outsourcing? Secreto de Estado, porque la información ha dejado de fluir, las citadas dependencias del Ejecutivo no han actualizado las cifras y el gobierno federal quedó mudo, tras la constante cuan histérica celebración calderonista en materia laboral, que en realidad fue uno de sus más sonados fracasos.
Entre las pocas novedades está que el Inegi por fin se animó (sólo después de que el carismático Felipe Calderón dejó Los Pinos) a utilizar la metodología de la Organización Internacional del Trabajo, la OIT, para medir el tamaño real de la informalidad en el país, la cual pasó de 14.2 millones de mexicanos (versión calderonista) a cerca de 30 millones, con el nuevo método, es decir un modesto 100 por ciento de incremento.
El mismo organismo público en enero pasado difundió que en diciembre de 2012 la tasa oficial de desocupación fue de 4.47 por ciento de la población económicamente activa, ligeramente por debajo de la registrada en igual mes de 2011 (4.51 por ciento) y tiene pendiente (lo divulgará el próximo día 22) el dato correspondiente al primer mes de 2013.
Hasta allí las novedades en el registro oficial del mercado laboral. Por las cifras del Inegi, correspondientes a diciembre de 2012, podría inferirse que el primer mes de Peña Nieto en Los Pinos fue productivo en este renglón, pues la tasa de desocupación descendió. Sin embargo, el truco de esta ecuación lo aporta el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados: un factor que pudiera explicar dicha reducción mensual es la salida de personas del mercado laboral, (pues) aproximadamente 700 mil personas dejaron de trabajar y/o buscar trabajo en diciembre; si la mayoría estaban reportadas como desempleadas el mes anterior, ésta sería la causa detrás de la reducción de la desocupación. En pocas palabras, menos mexicanos en busca de chamba, y no más plazas laborales.
Mientras el gobierno federal tiene la amabilidad de actualizar las cifras de empleo formal, el citado centro de estudios señala que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo dada a conocer por el Inegi, la tasa de desocupación (TD) en diciembre pasado se ubicó en 4.47 por ciento de la población económicamente activa (PEA), lo que representa una caída de apenas 0.03 puntos porcentuales en su comparación anual.
A pesar de lo anterior, la TD en zonas urbanas fue de 5.28 por ciento, 0.43 puntos porcentuales por arriba de lo observado un año atrás. En el mismo periodo se crearon 699 mil 406 empleos formales, el mayor número de empleos en los últimos años. Por lo tanto, el aumento en la desocupación urbana implica que, a pesar de la elevada generación de empleo formal, principalmente en las zonas urbanas, ésta fue claramente insuficiente. Para analizar la tendencia de la desocupación es preciso utilizar la TD sin efecto estacionario. De esta manera, se observa que, en diciembre, la TD se ubicó en 4.96 por ciento, para una reducción mensual de 0.15 puntos porcentuales. De la misma forma, en zonas urbanas la TD se colocó en 5.86 por ciento, lo que equivale a una reducción mensual de 0.17 puntos.
En los últimos tres meses la PEA también se redujo, por lo que es posible que una parte de las personas que antes estaban empleadas en el mercado informal de la economía hayan dejado de trabajar sin buscar otra opción de empleo. Retomando la información de empleo formal, de acuerdo con las últimas cifras publicadas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en diciembre de 2012 se eliminaron 248 mil 703 empleos permanentes y eventuales urbanos, para cerrar 2012 con 15 millones 901 mil 832 trabajadores registrados en el IMSS.
La caída en el empleo formal se explica por un fenómeno estacional, dado que durante diciembre de cada año se reducen las plantillas laborales de las empresas. Como se mencionó, en términos anuales, 2012 cerró con 699 mil 406 nuevos empleos formales generados, en línea con lo estimado por el Banco de México. Por tipo de afiliación, 83.1 por ciento de los empleos creados fueron en plazas permanentes (580 mil 869 trabajadores).
La expansión anual fue impulsada, principalmente, por la industria de la transformación (197 mil 43 nuevos empleos), los servicios para empresas, personas y hogar (173 mil 62) y el comercio (161 mil 393). Sin embargo, el CEFP advierte que el principal generador de empleos, la industria de la transformación, estuvo impulsado por la demanda externa, la cual fue desacelerándose en la segunda mitad del año.Incluso, la expectativa del Banco de México es que en 2013 se generen menos empleos formales (entre 500 y 600 mil).
En suma, puntualiza el centro de estudios, si bien el mercado laboral presentó un crecimiento del empleo durante 2012, éste no fue suficiente para reducir la tasa de desempleo. Por ello, el Banco de México mencionó en el Informe sobre la inflación julio-septiembre 2012 que aunque el incremento del empleo mostró señales de recuperación, ésta no ha logrado consolidarse. Además, la desaceleración del sector externo, producto del menor dinamismo de la producción industrial de Estados Unidos, podría acentuarse, ocasionando todavía un menor empleo formal y, con ello, un mayor deterioro del mercado laboral mexicano.
Las rebanadas del pastel
En declaraciones al semanario alemán Der Spiegel, Enrique Peña Nieto fue contundente, aunque poco claro: tenemos que aplastar a la mafia, dijo. Lástima que no especificó a cuál de las muchas mafias que padece el país aplastará (como la política, la empresarial, la eclesiástica o la del narcotráfico), porque todas a la vez resultaría imposible, pues ¿quién cerraría la cárcel por fuera?

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