sábado, 7 de julio de 2018

Andrés Manuel y Cuauhtémoc

Enrique Calderón Alzati
D
ías de profunda alegría han sido estos, luego de los 30 años de engaños, miseria y explotación del pueblo de México, de enajenación de nuestros recursos naturales, de interés enfermizo de querer privatizarlo todo, incluyendo la educación y el agua, consagrados como derechos humanos en las naciones civilizadas. Las posibilidades que ha abierto el triunfo de Andrés Manuel López Obrador de un cambio significativo –tan solo en lo que se refiere a terminar con la corrupción que ha venido contaminando todos los niveles de gobierno y del sistema de justicia, haciendo del nuestro un país sin leyes– sería suficiente para pensar en un futuro distinto y mejor para la sociedad mexicana en su conjunto.
Pero es claro que Andrés Manuel y su grupo de colaboradores van por bastante más que eso con objeto de terminar con los problemas de inseguridad, de la falta de empleos que prohíjan la migración de los jóvenes, de la ausencia de visión de futuro de quienes piensan que la concentración de la riqueza debe ser el objetivo a buscar, sin entender que la economía funciona mejor cuando el poder de compra de los bienes se distribuye entre toda la población. De la importancia que tiene la educación para elevar la calidad de vida, en lugar de la ignorancia que facilita el monopolio del poder, a costa de la destrucción del futuro.
Ciertamente todo lo que Andrés Manuel representa ha hecho posible que el país entero se decidiera por el ¡Ya basta! Como un mensaje claro, dirigido al Presidente de la República y a sus cómplices, a los partidos políticos y a los integrantes del Congreso que se olvidaron de consultar a quienes supuestamente representaban antes de votar por las reformas estructurales que tanto daño han hecho a nuestro país. En este contexto de alegría supe de la reunión que sostuvieron en la mañana del martes pasado Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Andrés Manuel López Obrador, motivando el incremento de mi alegría por razones que ahora explico, adicionales al hecho de ver de esta manera el fortalecimiento de la izquierda para asegurar el éxito en las tareas que se avecinan y concretando el lema Juntos haremos historia.
En el año 2001 el ingeniero Cárdenas me invitó a formar parte de un grupo de colaboradores para preparar un programa de gobierno para el sexenio 2006-2012 en virtud de que ya se comentaba entonces que el gobierno del cambio de Vicente Fox, nada haría por hacer ese cambio, prometido con fines exclusivamente electoreros, lo cual terminó llevando a un altísimo nivel de descrédito, tanto a él como al PAN, a partir del cuarto año de ese sexenio. Para quienes formábamos entonces el grupo de trabajo de Cárdenas, nos pareció claro que ante tal fracaso, Cuauhtémoc podría ganar la Presidencia en 2006, haciendo a un lado al PRI y al PAN, sobre todo cuando algunos grupos de empresarios, de jefes de las fuerzas armadas y del mismo PRI se comenzaron a acercar a Cuauhtémoc para ofrecerle su apoyo.
Carlos Salinas de Gortari pronto se dio cuenta del peligro que corría el modelo neoliberal que él había impuesto, así como el riesgo de que sus familiares y amigos dejaran de percibir los beneficios y canonjías que ese modelo les proporcionaba, por lo que se acercó al Presidente Fox para ofrecerle sus servicios. Su propuesta consistía en dividir a la izquierda, y en particular a López Obrador y a Cárdenas, mediante un proyecto siniestro: hacer un teatro en torno a una falsa maniobra para desaforar a Andrés Manuel y luego retractarse para hacer crecer su popularidad a nivel nacional con objeto de distanciarlo de Cárdenas, sabiendo que la existencia de dos posibles candidatos de izquierda generaría rivalidades entre ambos y terminaría dividiendo a la izquierda, disminuyendo sus posibilidades de triunfo en aquellas elecciones de 2006. Su intervención le valió que su hermano Raúl Salinas fuera puesto en libertad unos días después de aquellas elecciones, que le dieron el triunfo haiga sido como haiga sido a Felipe Calderón Hinojosa.
Doce años tuvieron que pasar para que aquella maniobra perversa diseñada por Carlos Salinas y ejecutada por Fox pudiera ser superada. El precio que ha pagado nuestro país por ella ha sido inmenso, incluyendo más de 200 mil muertes, además del enajenamiento de nuestro patrimonio y del empobrecimiento de millones de hombres y mujeres de toda la nación, muchos de los cuales han tenido que emigrar en busca de un futuro mejor, separando familias completas y generando víctimas ante las acciones bárbaras de quien hoy dirige los destinos de nuestro país vecino.
Doce años en los que nuestra nación ha vivido sus peores momentos, llevando a miles de mexicanos a prostituirse vendiendo su voto, 12 años que han sido necesarios para que la sociedad mexicana comprendiera hasta dónde puede llegar la corrupción cuando el Presidente de la República” propone a los gobernadores un pacto de colusión e impunidad para joder a México y se sitúa él mismo como ejemplo de la corrupción a seguir para los funcionarios de su gobierno y para quienes ostentan cargos en los otros dos poderes que conforman el Estado mexicano.
En este contexto la reunión entre el ingeniero Cárdenas y López Obrador no es un mero acto protocolario, en tanto que representa el fin de su lejanía y la oportunidad para que muchos hombres y mujeres valiosos y honestos se unan en este proyecto que necesita de su concurso para asegurar el éxito que nos permita retomar el camino de la revolución mexicana, restableciendo los principios de la Constitución de 1917 para hacer realidad el país por el que tantos mexicanos ofrendaron su vida. Hoy la Patria es Primero, como en algún momento lo externó Vicente Guerrero. Quienes deseen conocer un poco mejor lo que aquí he tratado de explicar, pueden consultar el libro: Escenarios rumbo a las elecciones de 2018, publicado por Amazon.
Twitter: @ecalderon_a

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