sábado, 14 de julio de 2018

El papel del pueblo

Bernardo Bátiz V.
A
ún estamos asombrados de lo contundente del triunfo nacional de Morena.
En la capital no nos quedamos atrás, la primera jefa de Gobierno de la flamante Ciudad de México será Claudia Sheinbaum Pardo y en el recién constituido Congreso capitalino, Morena tendrá mayoría. De las delegaciones se confirmaron 11 triunfos de este partido con apenas cuatro años de haber sido fundado y ya se encuentra a la cabeza de la política nacional.
Como lo expresé en otra colaboración, el triunfo indudable de Andrés Manuel López Obrador, fundador y dirigente del grupo político emergente, nos tiene asombrados con su dinamismo y su contundencia. Pero hay otro ganador que debemos reconocer y respetar, se trata del pueblo de México. que no se dejó asustar ni comprar, que no creyó las mentiras del sistema y salió a votar con el entusiasmo que da la esperanza del cambio que urgía. Sucedió en todo el país, pero en la Ciudad de México con mayor interés que en otros lugares, aquí todos nos volvimos expertos en los temas más importantes de la política, nadie se quedaba callado cuando un familiar, un condiscípulo o un amigo opinaba sobre los candidatos, los partidos y sus proyectos.
El pueblo participó, recorrió calles y plazas, repartió volantes, difundió ideas y discutió. No sólo los debates se dieron entre candidatos a los cargos públicos o entre dirigentes partidistas, todos estábamos politizados al máximo, por las redes sociales corrió un meme que decía: “Estornudé en el Metro y alguien grito ¡salud!, otro dijo en voz alta ¡seguridad! y uno más con el mismo énfasis ¡educación!
El lema de Morena de sólo el pueblo salva al pueblo, se convirtió en realidad, el sueño descendió a tierra firme, convertido en catarata de votos y eso tiene un gran valor. Hay un líder, pero también una ciudadanía enterada y participativa; ahora que los ganadores en los comicios empiezan a formar sus cuadros de gobierno, distribuyen cargas y responsabilidades entre quienes son de su confianza, se tiene que pensar también en la gente, el pueblo que fue protagonista y saborea por primera vez las mieles del triunfo.
La victoria que fue de AMLO y de Morena, también fue de ellos, de los votantes y los activistas, de los que gastaron suela al caminar, se asolearon y mojaron con la lluvia, pero de muchos más que participaron, superaron la campaña de engaño y desinformación, y con argumentos, lucha, convencimiento o dejándose animar. Todos estos ¿qué harán ahora? Pueden quedar como siempre, pasivos y en espera de que su elección haya sido acertada y que quienes fueron electos lo hagan bien, pero pueden mantener, y creo que eso es lo que debiera suceder, su impulso, su actividad participativa y su actitud crítica.
Un buen gobierno de la ciudad puede ayudar a que la población movilizada en campaña no se regrese así nomás a sus actividades, a sus casas y su trabajos; pueden organizarse brigadas del cambio verdadero, distribuirse la urbe en sectores o zonas con la prioridad en los sitios donde hay pobreza o marginación; el cambio debe hacerse concreto y a ras de tierra. Arriba senadores, diputados federales y locales se ocuparán de los graves asuntos de las leyes y los presupuestos; abajo los vecinos organizados pueden y deben caminar nuevamente por las calles, hacer el diagnóstico de la comunidad a la que pertenecen, apoyar a ciudadanos en gestiones y trámites, orientar a los jóvenes, colaborar en la seguridad y en la procuración de justicia, acompañar a las víctimas en sus denuncias y muchas otras actividades posibles.
Juan Carlos Monedero, dirigente de Podemos, elogia a Morena y a AMLO como iniciadores de un gran cambio mundial, pero condiciona su éxito a que al pueblo no se le haga a un lado y permanezca movilizado. Sería estupendo que la ciudadanía no se desorganizara y mantuviera viva su participación. Quienes van a gobernar y a ser gobernados haremos historia, pero unidos.

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