viernes, 7 de diciembre de 2018

México SA

¿Qué fue de la jauja petrolera? // Azcárraga, impunidad prianista
O
rondo, el 12 de agosto de 2013 Enrique Peña Nieto hizo pública su iniciativa de reforma energética, por medio de la cual, presumía, la producción petrolera nacional aumentaría de 2.5 millones de barriles diarios que actualmente se tiene, a 3 millones en 2018, lo cual, según él, es una oportunidad histórica capaz de transformar y elevar la calidad de vida de todos los mexicanos.
El Legislativo la aprobó sin tocar una coma de la iniciativa original, y alrededor de un año después el mismo personaje promulgó las 21 leyes que regularán la participación privada, nacional y extranjera en la industria energética, con el fin de tomar todas las medidas necesarias para poner en acción la reforma energética en favor de México. En jauja, pues, y todos felices.
Pues bien, cinco años después de divulgar su iniciativa (que incluyó cambios constitucionales) y cuatro de las modificaciones legales secundarias, la producción petrolera del país se ha desplomado en cerca de 30 por ciento (alrededor de 757 mil barriles diarios, hasta octubre de 2018, de acuerdo con información de Pemex), para alcanzar los niveles registrados en 1980.
No sólo eso: la reforma logró que nuestro país importe crudo por primera vez desde 1974, es decir, en lugar de garantizar un mejor futuro para México y los mexicanos EPN y sus guajiros echaron para atrás 44 años el reloj de la historia petrolera nacional.
Ese mismo 12 de agosto Peña Nieto aseguraba que si aprovechamos esta gran oportunidad se habrán de crear cientos de miles de nuevos empleos y bajarán los precios de la luz y el gas (los cuales, dicho sea de paso, se encuentran en niveles históricos, pero hacia arriba).
Además, siempre según Peña Nieto, en meses superamos décadas de inmovilidad; se han derribado barreras que impedían a México crecer de manera acelerada y sostenida (en los hechos, el crecimiento acelerado fue otro de los sueños húmedos del pasado inquilino de Los Pinos).
Y de cereza, un año después, ya con la reforma energética y el paquete legal aprobados, el siempre optimista secretario peñanietista de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, prometía el primer mundo, el crecimiento acelerado de la economía e inversiones en el país por 50 mil millones de dólares entre 2015 y 2018.
Sirva lo anterior para entender por qué el presidente López Obrador dijo estar a la espera de que los defensores de la reforma energética ofrezcan disculpas al pueblo de México, pues ha quedado de manifiesto que fue un rotundo fracaso. Además, exigió a esos mismos defensores que expliquen por qué se siguió con una política fracasada que sólo beneficia a una minoría y permite el saqueo.
¿Dónde quedó la producción diaria de 3 millones de barriles de petróleo que, gracias a la reforma, desde luego, registraría México en 2018, según cacareaba EPN? (y al año solo le quedan unos cuantos días). ¿Y los 50 mil millones de dólares en inversión que prometía Joaquín Coldwell?
Lo anterior, porque las cifras más recientes de Pemex (octubre de 2018) reconocen una producción diaria de petróleo crudo no mayor a un millón 764 mil barriles por día, en tanto que el propio López Obrador en días pasados detalló (en entrevista con La Jornada) que las inversiones acumuladas en el sector (gracias a la reforma, desde luego) a duras penas suman 938 millones de dólares, apenas 1.88 por ciento del monto presumido por Coldwell y 0.47 por ciento de los 200 mil millones que, supuestamente, el sector privado habría comprometido (hasta el año 2030).
Entonces, ¿así, o más exitosa la reforma energética?
Las rebanadas del pastel
Fox le vendió Mexicana de Aviación a precio matado; Calderón le permitió el saqueo y quiebra de la aerolínea, y descobijó a los trabajadores; y, tras seis años de jugar al tío Lolo, Peña canceló todas las órdenes de aprehensión en su contra. Así es: el mafioso Gastón Azcárraga tiene muy buenos amigos en la política.
Twitter: @cafevega

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