miércoles, 30 de julio de 2014

Ante la inminente derrota, el PRD habló para el pueblo

iputados agotan en una sesión aprobación de leyes

Fue un pleito arreglado, como el pancracio, afirma Manuel Huerta
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Al comenzar el periodo extraordinario de sesiones en el que se aprobaron la ley de hidrocarburos y varias reformas, los legisladores dialogaron con los integrantes de la mesa directiva de la Cámara de Diputados Foto José Antonio López
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Aspecto de la sesión permanente del Congreso de la Unión que duró sólo siete minutos Foto Guillermo Sologuren
Arturo Cano
 
Periódico La Jornada
Miércoles 30 de julio de 2014, p. 7
Nunca fue tan inútil el despliegue policiaco en el palacio legislativo de San Lázaro. Unos 500 policías federales viven de manera permanente aquí, tienen dormitorios y comedor. Nada más inútil. Afuera no hay nadie a quien contener, no queda nada para blindar.
Los diputados del PRD que salvan la cara de la izquierda se pueden contar con los dedos de una mano. Fuera de eso, por donde se le vea, el papel del PRD es lamentable.
Es cierto que entre verdes, azules, tricolores o amarillos, hay diputados y diputadas que ni siquiera saben leer.
La responsabilidad de los perredistas es, sin embargo, mayor, no sólo porque ladefensa del petróleo ha sido su bandera histórica, sino porque ésta es la última estación en la cual los pactistas por México se pueden, como el muñeco, lavar la carita con agua y con jabón.
Los perredistas saben que sus posturas serán derrotadas y, en consecuencia, hablan, eso dicen, para el pueblo. Pero muy pocos preparan sus intervenciones y otros creen que desgañitarse en tribuna mejora sus argumentos.
Cosa aparte es este debate pactado, claro. Es un pleito arreglado, como el pancracio, dice el diputado Manuel Huerta Ladrón de Guevara, uno de los excluidos –por ser de Morena– del agarrón escenográfico que ha sido acordado por el PRI, el PAN y el PRD (el Verde y el Panal se sumaron en tanto apéndices del PRI; el PT se anotó con su pragmatismo habitual).
¿Qué gana el PRD con este remedo de debate? ¿No sería mejor que, ya que les corre prisa, el PRI y el PAN votaran en solitario y de manera expedita el abultado paquete de leyes y reformas?
No es tan sencillo como parece.
¿Qué pasaría entonces con los acuerdos de Nueva Izquierda con muchos gobernadores, es decir, con esos diputados que responden más a la agenda de los mandatarios de sus estados que a un programa político o una corriente nacional?
¿Qué pasaría si el PRD optase por abandonar un debate de pacotilla, un ejercicio que para la mayoría de los diputados del PRI y el PAN es sólo pérdida de tiempo, estorboso ritual democrático que los obliga a escuchar a los burros (como llaman todo el tiempo a los perredistas sus civilizados colegas del PRI)?
El asunto pasa también, claro, por las conocidas aspiraciones del diputado Silvano Aureoles, ese confiado michoacano que ya tiene la gubernatura en la bolsa (tanto confía en este gobierno que personalmente trajo al médico José Manuel Mireles a la oficina del secretario de Gobernación).
En estos días, Silvano Aureoles no ha hecho ningún discurso memorable contra la reforma energética, pero eso no impide que se le reconozca como un buen gestor. En Michoacán hace caravana con millones, para obras, que le deriva el gobierno federal para que beneficie a sus paisanos.
Y aquí en San Lázaro las gestiones del diputado han conseguido incrementos importantes en las subvenciones extraordinarias. En una primera etapa (el semestre de la reforma laboral), la coordinación de los diputados perredistas recibió 14 millones 400 mil pesos; en el segundo (reforma educativa), 21 millones, y en el tercero (reformas de telecomunicaciones y energética), 39 millones 178 mil pesos.
San Lázaro tiene prisa
Sin contar la discusión en comisiones, el Senado requirió dos días para despachar el paquete que la Cámara de Diputados agota en una sola sesión en la que se amanece. Queda aprobado a las siete de la mañana el dictamen que incluye la ley de hidrocarburos y reformas a las leyes Minera, de Inversión Extranjera y de Asociaciones Público-Privadas.
Los trabajos se reanudan por la tarde con el tema de la ley de la industria eléctrica. Como en el caso anterior, el PRI y el PAN presentan reservas de última hora que matizan algunos de los puntos más polémicos de las iniciativas.
Los diputados del PRI y sus aliados suben una y otra vez a criticar a los perredistas por sus argumentos ideológicos y defienden las leyes como instrumentos perfectos, aunque en los remates de sus intervenciones se sientan obligados a declarar que vigilarán cómo se cumplen o, mejor, a prometer a los propietarios de la tierra (en la disyuntiva de entregar su propiedad o entregar su propiedad) cosas como: estaremos atentos de la salvaguarda de sus derechos.
California y los Beverly Ricos
¡Tiempo!¡Chismoso!¡Burro! Son los gritos que se llevan muchos de los oradores perredistas y del resto de las izquierdas.
Para priístas y panistas, la Comisión Federal de Electricidad dejó de ser la niña de mis ojos (lo fue para Felipe Calderón) o la empresa de clase mundial, para ser, en sus diagnósticos, una paraestatal ineficiente que no puede sola con nuestras necesidades de energía eléctrica. Todo esto recuerda la diputada Luisa María Alcalde Luján y provoca risas en la bancada del PRI.
Catalino Duarte, perredista guerrerense, hace de buscabullas con un chaparrito de Acapulco a quien reta a subir a la tribuna. Manuel Añorve, el aludido, responde a gritos, aprovechando que Manlio Fabio Beltrones está ausente. ¡Yo voy a ser tu gobernador y te voy a dar puesto en mi gabinete!, responde el ex alcalde de Acapulco desde su curul.
Los legisladores echan desmadre en ausencia de la autoridad, vaya. Y sus correligionarios lo celebran: ¡Gobernador, gobernador!.
Al perredista yucateco Mario Alejandro Cuevas le lanzan una peor desde la curul de un diputado del PRI, cuyo nombre no se retiene: ¿Lo que está diciendo lo sacó de una película de terror o de los Beverly ricos?
Se ríen los priístas que difícilmente se reirían de Jerry Brown, quien a estas mismas horas recomienda a México mano dura para regular a las empresas privadas de energía. O se los van a comer vivos.
Ninguno de los diputados que apoyan la reforma cree necesario aludir a las advertencias del gobernador de California.
Los perredistas tampoco dan más datos. Pero, siguiendo una nota de David Brooks y Jim Cason, debe recordarse que Enron, la compañía que colapsó en 2002 había tenido un año antes ingresos por casi 200 mil millones de dólares y controlaba una cuarta parte de todos los contratos de gas natural y electricidad del vecino del norte.
Enron fue la principal promotora de la privatización y desregulación del sector eléctrico de Estados Unidos. Según Los Angeles Times, Enron gastó más de 250 millones de dólares en cabildeo sólo en California en favor de la privatización y también, a escala nacional, fue pionera en el desarrollo de mercados para gas natural y electricidad.
Enron elevó los precios, obligó a sus empleados a sabotear plantas para propiciar la escasez y fue responsable de una gran cantidad de apagones en California en pleno verano de 2001. Los costos de la energía se cuadruplicaron mientras las ganancias de Enron se triplicaban.
En 2001, el entonces gobernador de California, Gray Davis, dijo que Enron y otras empresas de energía eran estafadoras y piratas, pues sólo en un año cobraron 6 mil 700 millones de dólares de más a los consumidores.
Cason y Brooks citaron en 2002 a Doug Heller, defensor de los derechos del consumidor: “California fue arrastrada por Enron y el cártel de energía que controlaba el sistema eléctrico bajo nuestro régimen de desregulación… La moraleja para la sociedad no es sólo que los mercados necesitan reglas y límites, sino que algunas cosas no necesitan mercados para nada”.
Nada parecido sucederá aquí. Es más, prometen los diputados del PRI y el PAN, los subsidios no sólo no desaparecen, sino que se amplían y fortalecen. Eso les restriegan a los electoreros del PRD antes de consumar la votación

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