Ebrard y Mancera
¿Fin del diferendo?
Tiempo de reacomodos
Miguel Ángel Velázquez
D
entro de unas horas, poco después de que usted nos haga el favor de leer en este espacio, el ex jefe de Gobierno Marcelo Ebrard será designado coordinador de la primera circunscripción de la República, lo que lo convierte en candidato de Morena a un escaño en el Senado.
Con esa acción concluye un diferendo que puso en jaque, en varias ocasiones, la estabilidad política de la ciudad, o cuando menos eso parece.
Entonces el problema que parecía personal entre el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, y Ebrard podría haber quedado saldado, pero en todo este in tríngulis la ciudad, los problemas derivados del enfrentamiento, clavaron dudas profundas sobre las formas de gobernar de uno y otro.
¿Qué sucedió con la línea 12 del Metro? Fue verdad, fue cierto pero se exageró, fue pura mentira, ganas de sacudirse un peso grande.
La gente de la delegación Tláhuac, por ejemplo, merece, desde luego, alguna explicación extra por los días y días que el transporte principal para su vida cotidiana se vio interrumpido.
También los habitantes del resto de la capital, quienes de una u otra forma se vieron inmiscuidos.
No, después de los dimes y diretes, de las pruebas de unos y otros, la gente de a pie no sabemos qué pasó con exactitud, pero de entonces a la fecha también ocurrió un rompimiento, ahora innegable, de las izquierdas.
Sería difícil asegurar que ese, y sólo ese, fue el elemento que partió a los miembros del partido más fuerte que se tuvo en la capital, pero de que dio pie a que muchas cosas cambiaran, no hay duda.
Los observadores de los cambios en las formaciones partidistas seguramente tendrán en cuenta qué tanto quedó saldado el asunto entre los dos, el que gobernó y el que gobierna, pero el pleito no habrá dado resultados para unos y otros, sólo la gente, los gobernados, fueron los que miraron estupefactos la colisión entre dos en los que creyeron porque formaban parte de un ideal de gobierno.
Ebrard empieza una nueva tarea política; Mancera, de quien se dice abandonará el gobierno de la ciudad tal vez al final de este mes que empieza, concluye un episodio e inicia toda una aventura política de la que está bien convencido.
Son momentos de reacomodo. Todos los límites de la política, principalmente los ideológicos, están rebasados. Algo nuevo tiene que surgir, pero parece que nuestras mujeres y hombres metidos en las luchas partidistas aún no se han dado cuenta.
Es tiempo, entonces, de definiciones. Hoy veremos también a Ricardo Monreal en un lugar importante dentro del esquema de Morena, y muchas cosas habrán de componerse, pero no significa que el futuro proponga otra cara.
De pasadita
Ayer se conmemoró el primer año de la promulgación de la Constitución Política de la Ciudad de México. No hay mucho qué celebrar, pero hay mucho que construir. Todos seguimos en deuda con la ciudadanía.
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