viernes, 17 de julio de 2020

Embarazos y Covid-19


D
e acuerdo con las Proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo), actualmente residen en el país 128 millones de personas, de las cuales 65 millones son mujeres, 53 por ciento de ellas tiene entre 15 y 49 años de edad, es decir, están en edad fértil. La tasa actual de crecimiento de la población de México es cercana a la de remplazo: 1.1 por ciento anual, se espera que ocurran 2 millones 151 mil 358 de nacimientos en este año; de éstos, 373 mil 661 serán de adolescentes de 15 a 19 años.
La prevalencia de uso de anticonceptivos modernos en mujeres sexualmente activas es de 72 por ciento, entre las menores de 19 años es de 57 por ciento, en mujeres hablantes de lengua indígena es de 61 por ciento (Enadid, 2018). Hay grandes diferencias regionales relacionadas con las diferencias culturales, pero sobre todo, del nivel socioeconómico, quienes menos recurren a los anticonceptivos son mujeres que viven en las comunidades más pobres de Chiapas (63 por ciento), Oaxaca (66) y Zacatecas (67 por ciento); las que más los utilizan son las mujeres urbanas, de Ciudad de México (79 por ciento), Sonora (77) y del estado de México (77 por ciento).
Un buen porcentaje de mujeres mexicanas vive embarazos no planeados, 38 por ciento de ellas declara que no planeó al último hijo/a, y en tal situación está 50 por ciento de las adolescentes. Tales nacimientos se han relacionado con el uso inconsistente de los métodos, dificultades de acceso, su costo, la negativa de los compañeros a protegerse y, aunque poco se ha indagado, son embarazos producto de prácticas sexuales bajo los efectos de sustancias adictivas, principalmente bebidas alcohólicas. En las menores de 15 años hay muchos casos de embarazos por actos con violencia sexual, cuyos agresores suelen ser familiares, en todo el país la ley autoriza la interrupción voluntaria del embarazo en estos casos. El porcentaje de mujeres sexualmente activas que no desean embarazarse y que no usan anticonceptivos (Necesidades insatisfechas de anticonceptivos –NIA–) se calcula en 11.1 por ciento; entre las adolescentes es de 27.6 por ciento. La pauta cultural es continuar el embarazo, aunque no haya sido planeado ni deseado, lo cual identifico como una maternidad aceptada por inercia.
Entre los múltiples cambios de comportamiento que la emergencia sanitaria por el Covid-19 ha ocasionado, se observa que las mujeres acuden menos a solicitar servicios de salud sexual y reproductiva. Los centros de salud están abiertos, tienen suficiente abasto y ofrecen sus servicios, incluyendo los de salud sexual y reproductiva amigables para adolescentes; pero es comprensible que las personas atienden las medidas de confinamiento solicitadas y sienten temor de contagiarse si acuden a los centros de salud.
Ante este panorama, el Conapo se ha dado a la tarea de estimar el número de mujeres sexualmente activas que no están usando anticonceptivos, aunque no desean embarazarse –NIA–. Como resultado de este ejercicio se ha identificado que entre 2020 y 2021 habrá en promedio, un millón 172 mil 152 más de mujeres con NIA, por lo que es probable que se registren 145 mil 719 embarazos adicionales y no deseados, respecto a los esperados sin la pandemia. Entre las menores de 19 años, desde un escenario conservador se esperaría un aumento de 20 por ciento de las necesidades insatisfechas, porcentaje que llevaría a agregar 21 mil 575 embarazos no planeados, de madres adolescentes.
Con la finalidad de atender esta situación, el Conapo está contribuyendo con el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, de la Secretaría de Salud, para establecer acciones que aseguren la provisión de métodos anticonceptivos, así como promover y difundir que los servicios de salud sexual y reproductiva sí se están otorgando en los centros de salud de las instituciones.
La política de población del gobierno de México se apega a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y a las medidas prioritarias del Consenso de Montevideo, está centrada en garantizar el ejercicio de los derechos humanos de todos los grupos de población, con una perspectiva de género e incluyendo a los más desfavorecidos: ¡Por el bien de todos, primero los pobres!; se trata de un cambio cultural que acompañe las transformaciones estructurales que hoy buscan terminar con las desigualdades sociales.
Hoy se impulsa una nueva etapa de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo de Adolescentes (Enapea) que evite la deserción, tercera causa de abandono escolar en el nivel medio superior, que fortalezca la educación integral de la sexualidad de niñas, niños y adolescentes, que complemente la formación de las y los beneficiarias/os de las Becas Benito Juárez y de los programas sociales de gobierno y que amplíe el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva.
Las iniciativas estatales para censurar la educación sexual en las escuelas, conocidas como Pin Parental, son una censura al derecho a la información y a la educación sexual de niñas, niños y adolescentes, niega su derecho a una vida libre de abuso, violencia sexual y de embarazos no deseado. Al Estado lo que corresponde es garantizar los derechos sexuales y reproductivos de toda la población, sin discriminar a las personas por su edad.
*Secretaria general del Conapo
Gabrielarodr108

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