viernes, 23 de septiembre de 2022

EDITORIAL La Jornada

 México en la ONU: exhorto de paz

L

a 77 reunión de la Asamblea General de Naciones Unidas, primera que se realiza de manera presencial desde la irrupción de la pandemia de covid-19, ha sido foro para quienes apuestan a continuar y profundizar la guerra en Ucrania. Mientras se realizaba el encuentro más importante de la comunidad internacional, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció la movilización parcial de reservistas para reforzar sus operaciones en la nación invadida, lo cual suscitó críticas y llamados a maniatar todavía más la economía rusa por parte de líderes occidentales. En un discurso pregrabado, su homólogo ucranio, Volodymir Zelensky, instó a que se le entreguen más armamento y recursos financieros para proseguir la contraofensiva, exigió que se castigue a Rusia y condenó a todos los países que no se han alineado con Kiev en el conflicto.

A contrapelo de este coro belicista, el canciller Marcelo Ebrard expuso ayer ante los líderes que se dieron cita en Nueva York la propuesta de paz anunciada el viernes pasado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la cual tiene un objetivo claro: generar nuevos mecanismos para el diálogo y crear espacios complementarios para la mediación que fomenten la confianza, reduzcan las tensiones y abran el camino hacia una paz verdadera. Antes de que se diera a conocer de manera oficial, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, se sumó a la propuesta y llamó a hablar no de cómo se escala el conflicto, sino de cómo se acaba, una adhesión cargada de simbolismo, toda vez que la nación andina se encuentra inmersa en una compleja búsqueda de salidas a su conflicto interno.

Sectores muy comprometidos con la agenda hegemónica de Washington y sus aliados han tratado de instalar la especie de que el gobierno mexicano es una suerte de vocero del Kremlin y de que su denuedo para buscar una salida pacífica al conflicto responde a los intereses rusos, pero la postura fijada por el titular de Relaciones Exteriores despeja cualquier duda sobre la naturaleza y las intenciones del plan presentado por nuestro país: Ebrard recordó que para México cualquier acción que violente la garantía básica de todo Estado de no ser invadido por otro país es ilegal e ilegítima, y en particular calificó la invasión a Ucrania de flagrante quebrantamiento a lo establecido en la Carta de Naciones Unidas que ha violentado la paz y la seguridad internacionales.

Es a partir de esta condena explícita a la agresión que se invita a la comunidad internacional a canalizar sus mejores esfuerzos para alcanzar la paz mediante el fortalecimiento de los esfuerzos del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, con un comité para el diálogo y la paz en Ucrania en el que participarían otros jefes de Estado y de gobierno. Pese a todas las críticas e insidias vertidas contra esta propuesta, es innegable que se trata del único intento serio y honesto presentado hasta ahora para poner fin a las hostilidades no con la multiplicación de la muerte, sino con las herramientas de la razón y el diálogo. Asimismo, resulta evidente que tal proyecto responde de manera intachable a la mejor tradición diplomática mexicana y a los principios enarbolados por la Carta de Naciones Unidas, señaladamente la no intervención, la solución pacífica de las controversias y la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza.

La magnitud de los intereses en juego y el empecinamiento de las partes por alzarse con la victoria a cualquier precio, se proyectan como obstáculos insalvables para la sensatez y el entendimiento, pero cabe desear que la comunidad internacional tenga la capacidad y la voluntad para sacar a las potencias del peligroso camino que han decidido transitar.

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