Renaut: 100.056%
Pradera reseca y pirataje
Sinaloa, narco y política
Julio Hernández López
AGRESIÓN CONTRA CIVILES. En Tamaulipas, elementos del Ejército Mexicano dispararon y arrojaron granadas de fragmentación contra una camioneta en la que viajaban dos familias rumbo a la playa de Matamoros. Dos niños murieron y dos adultos resultaron heridos Foto Carlos Figueroa, corresponsal
Es un proceso de envilecimiento colectivo. Entre más sea expuesta la comunidad nacional a la mentira, la impunidad y el retorcimiento, más fácil será que otras desgracias se deslicen en el pasado y se acepten en el futuro. La nota roja de alta sociedad” como confirmación del hundimiento nacional. Hipnosis social en la que todo mundo ve los zurcidos mal hechos del traje criminal pero no acierta a definir los modelos y perfiles porque los dueños de la sastrería “justiciera” mexiquense y de las pasarelas televisivas escamotean, dosifican, enredan y envenenan. La falsedad como probado recurso de sobrevivencia pública, las entrevistas relativamente amables que dejan dudas y suspenso sin ir a fondo ni presionar como se haría con algún hijo de vecino involucrado en algún crimen fuera de las elites; gestos delatores, miradas evasivas, coartadas inaceptables, argumentos deleznables, pleitos íntimos y el giro aberrante de las “autoridades” que ya no saben si hay crimen o muerte “natural” y que reparten certificados de presuntas inocencias o culpabilidades conforme al paso de los minutos, en una danza macabra que termina por asentar en el ánimo de los televidentes la convicción de que cada día es peor que el anterior y que no hay a la vista salida ética, institucional, civilizada, más que la barbarie de la violencia sin castigo, del uso faccioso de los instrumentos jurídicos, de la protección clasista, del sálvese quien pueda en este país donde la muerte de una niña y la reubicación de su cadáver en un hueco de cama desplazan a los otros asuntos importantes de injusticia que en el país siguen en lista de espera.
Como si nada, por ejemplo, la Cofetel continúa con la farsa del conteo de usuarios de teléfonos móviles que presuntamente se habrían anotado en las listas del Renaut. Hay un déficit enorme de credibilidad ciudadana en esos procesos de recopilación de datos (para no ir tan lejos: el Renave del represor argentino Cavallo y el padrón electoral mexicano vendido a extranjeros e hildebrándicamente mal usado en los comicios de 2006), de tal manera que en nada ayuda saber que el registro de celulares no tiene forma de verificar la autenticidad de los datos, lo que ha llevado a algunas personas a darse de alta con nombres y claves ajenas, por ejemplo, de Carlos Slim o de Luis Donaldo Colosio, y, además, que la página de Internet en que se da cuenta del número de quienes han cumplido con ese requisito sea falsa, elaborada sólo para generar apariencias y “fundamentar” notas de presunto éxito que muchos medios de comunicación toman acríticamente.
Tal como aquí se reveló días atrás, ese “contador” funciona mediante JavaScript, con una programación que comenzó en el presunto usuario 51603051 y, a partir de allí, se ordenó que cada segundo apareciera un supuesto registro hasta completar el total (alguien bromea anunciando que, al final, el número de celulares anotados será de 100.056 por ciento del padrón de votantes, perdón, de usuarios). En
Otras formas de pirataje estarían en riesgo a partir de que el pleno de los diputados decidió por mayoría de votos modificar el Código Penal Federal para que sea perseguida de oficio toda actividad que lesione derechos de autor u otras formas de propiedad intelectual. Válida en una conceptualización abstracta, la medida, en caso de cumplir con éxito su ciclo de aprobación, arrojaría gasolina y cerillos a una pradera social reseca por la crisis económica y el resentimiento social. Cierto es que en ese nicho de ilegalidad manifiesta se han refugiado bandas de delincuencia organizada (especialmente los Zetas), pero también es cierto que la venta de copias piratas de discos, películas, libros y otras mercancías “de marca” es una alternativa de empleo informal que practican muchos de los damnificados actuales de las crisis y que muchos mexicanos de recortados ingresos encuentran allí satisfactores que no podrían pagar a precio de tiendas y almacenes formales.
Piratas presumiblemente amparados por la bandera del gobiernarco levantaron, mediante compra, hasta eso, la edición de Proceso de esta semana en Sinaloa, en la que aparecen fotografía y crónica del polémico encuentro del gran periodista Julio Scherer con el jefe Zambada apodado El Mayo. No sólo interesaba al priísmo de aquella entidad que no se conociera ese material de resonancia internacional, sino, en especial, los referentes de nexos de esas actividades oscuras con el candidato oficial a la gubernatura, Jesús Vizcarra Calderón, impulsado por el actual administrador estatal, su tocayo y socio Aguilar Padilla.
Y, mientras el cártel del Golfo acaba de expulsar de Tamaulipas a sus antiguos aliados, los Zetas, que ahora reforzarán su sabida presencia en el VeracruZ de Fidel X,Y..., y mientras legisladores estadunidenses se reúnen en Los Pinos con un invitado de apellido Calderón, ¡hasta mañana, en esta columna que escucha a los obispos decir que no actuarán contra curas pederastas sólo por “chismes” que ellos corporativamente definirán!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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