martes, 16 de noviembre de 2010

México SA


“Reloj parlamentario”, otra vez

Presupuesto fuera de plazo legal

Libres, sólo 8 centavos de cada peso

Carlos Fernández-Vega

Pues nada, que el comprometido a más tardar el jueves (11 de noviembre) o en la madrugada del viernes (12) quedará aprobado el presupuesto de egresos de la federación 2011” (presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín dixit) sólo pasó a formar parte del voluminoso inventario de promesas incumplidas por los inquilinos de San Lázaro. Como era de esperarse, las hojas del calendario cayeron y cayeron, y a escasas horas de vencer el plazo legal los legisladores de plano no terminaban de ponerse de acuerdo, de planchar cómo, dónde y cuánto se ejercerá el gasto público para el siguiente ejercicio fiscal.

A eso de las 16 horas de ayer, el mismo personaje que prometió lo antes referido adelantaba la posibilidad de recurrir al “reloj parlamentario, por cualquier cosa”, ante la falta de acuerdos en el pleno de San Lázaro, es decir, a poner en funcionamiento un invento (cuya maternidad es atribuida a Beatriz Paredes) diseñado para violentar los tiempos legales, un imaginario aparato diseñado para transgredir el huso horario oficialmente reconocido en el país (y de paso el margen constitucional para aprobar el presupuesto), tal como los diputados procedieron el año pasado cuando, con 48 horas de retraso, aprobaron el presupuesto 2010.

De acuerdo con el plazo constitucional, los inquilinos de San Lázaro disponen de casi diez semanas (8 de septiembre al 15 de noviembre de cada año) entre la recepción del llamado paquete económico del inquilino en turno de Los Pinos (proyecto de Ley de Ingresos, ídem de presupuesto de egresos de la federación, miscelánea fiscal, si la hubiere, y Criterios Generales de Política Económica) y su aprobación o modificación, según sea el caso. La Ley de Ingresos se aprobó en el límite (en ésta participan senadores y diputados), y toca el turno al presupuesto (sólo intervienen los diputados), el cual –todo apunta– será aprobado fuera del plazo legal (y del tiempo de los mortales), por mucho que se utilice el truco del “reloj parlamentario”.

Con lentitud exasperante, atorón tras atorón, la lerda comisión de presupuesto de la Cámara de Diputados finalmente palomeó el dictamen de presupuesto de egresos de la federación 2011, y se suponía que después de la proeza ayer a las 10 horas sesionaría el pleno en San Lázaro para finalizar el proceso de aprobación presupuestal. Sin embargo, a lo largo del día una y otra vez fue pospuesto el inicio de la sesión plenaria y todo apuntaba (19 horas) que sería aplicado el truco del “reloj parlamentario” para aparentar que los tiempos legales no serían violentados.

De por sí la comisión de presupuesto se tomó un tiempo mucho mayor al previsto para elaborar el dictamen respectivo. De acuerdo con algunos de sus integrantes, el inquilino de Los Pinos no reconocería su propuesta presupuestal original, dado el voluminoso número de modificaciones (más de cien) aplicadas por los integrantes de dicha instancia, entre las que se cuentan mayores ingresos y déficit presupuestario, así como reasignación de recursos. Del jaloneo resultó un punto por demás positivo: desaparece la partida presupuestal destinada al multimillonario pago (con recursos de los mexicanos) de seguros de gastos médicos mayores del que venía disfrutando la burocracia dorada federal, los altos mandos, entre ellos el inquilino de Los Pinos y los secretarios de despacho. Ahora tendrán que ir al ISSSTE, o si lo prefieren a Houston, pero con recursos propios (cuando menos ese es el espíritu de la decisión). Sólo falta que lo apruebe el pleno, de tal suerte que no hay que cantar victoria. También se pretende reducir “al máximo” las contrataciones eventuales, por honorarios, el pago de horas extras y las contrataciones de asesorías, consultorías y gastos de representación.

Muchas anécdotas acumula la historia legislativa en lo que a aprobación del presupuesto se refiere. En el proceso, normales resultan los desacuerdos y jaloneos entre los distintos grupos parlamentarios, cada cual defendiendo su cobija. De hecho es algo cotidiano en la actividad legislativa, pero que el encontronazo se dé públicamente en el seno de la propia bancada es algo fuera de lo cotidiano, como se registra ahora entre los legisladores del tricolor, quienes de plano no pudieron arreglar el conflicto en privado. La fracción campesina se le fue al cuello a su coordinador, Francisco Rojas, y al resto de diputados tricolores por no atender sus reclamos para incrementar los recursos destinados al agro (y de pasadita la rebanada que maneja el líder de la CNC, Cruz López Aguilar).

Lo anterior forma parte de la farándula legislativa, y faltarán muchas cosas por ver, chuscas o no. El problema de fondo es qué harán los legisladores, cómo reacomodarán un presupuesto que estimule el crecimiento, la generación de empleo y el bienestar social, a sabiendas de que el grueso de los dineros públicos (92 centavos de cada peso, según el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados) ya está comprometido para cubrir la excesiva nómina y las cuantiosas prestaciones de la burocracia federal, el creciente gasto corriente en general, el servicio de la deuda (externa e interna), la cobertura de pensiones y jubilaciones, y las aportaciones a los estados, entre otros renglones.

Hasta donde se sabe, entre los acuerdos alcanzados por los grupos parlamentarios se cuenta el de incrementar modestamente el monto presupuestal (alrededor de 60 mil millones de pesos), pero aún así no alcanza ni para el arranque, si la intención es impulsar el desarrollo y el crecimiento del país. La intención del inquilino de Los Pinos es clara: en su propuesta de presupuesto da prioridad al gasto corriente (2.1 por ciento de aumento en términos reales) y recorta el gasto de inversión (1.8 por ciento). ¿Qué margen de maniobra tienen los diputados para dar una nueva cara al gasto público, cuando 92 centavos de cada peso ya está comprometido?

Habrá que esperar el final del show, con todo y “reloj parlamentario”, para conocer en detalle cómo y en qué se gastará el escaso dinero público durante 2011, un año por demás complicado en materia económica.

Las rebanadas del pastel

Que el Banco de México anda en pos de “nuevas medidas para evitar deudas bancarias eternas” por uso de tarjeta de crédito. Pues que no le busque mucho, porque si no se reducen sustancialmente las salvajes tasas de interés que la banca cobra a los usuarios del dinero de plástico, tal débito se mantendrá imperecedero.

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