sábado, 21 de mayo de 2011

México SA


Billonarios ingresos excedentes

Gasolina: importación o refinerías

Jóvenes, mudos e inmovilizados

Carlos Fernández-Vega

Con Felipe Calderón los precios de las gasolinas han subido 50 por ciento más que la inflación. La imagen, en una estación de la colonia Narvarte Foto José Antonio López


En la danza de los millones, con muchos velos de opacidad, la Secretaría de Hacienda pone el grito en el cielo por el dinero que implica subsidiar el precio de las gasolinas, pero al mismo tiempo olvida” informar en detalle cuánto obtuvo y en qué gastó el gobierno federal por concepto de ingresos excedentes, es decir, los resultantes de la diferencia entre los recursos obtenidos en un ejercicio fiscal y los estimados en la Ley de Ingresos de la Federación para el mismo año. La primera cantidad es importante, sin duda, pero la segunda fácilmente la cubre y sobra.

El pasado jueves, como parte del tour de presentaciones públicas que el habilitado candidato del señor ha comenzado a tener, Ernesto Cordero se quejó porque en 2011 el subsidio a las gasolinas ascenderá, según él, a 170 mil millones de pesos, monto relevante, sí, pero que no puede objetar, toda vez que es resultante de la propia política energética seguida por las cinco administraciones neoliberales al hilo que ha padecido México en tres décadas. Si el país importa crecientes volúmenes de combustible es porque en sus prisas privatizadoras a los tecnócratas se les “olvidó” construir refinerías, no obstante contar con el dinero suficiente para hacerlo y así evitar tal importación masiva, ergo, el grueso gasto denunciado.

¿De dónde saldrían los recursos para construir esas refinerías? En el gobierno calderonista, concretamente, de los voluminosos excedentes obtenidos en el periodo 2006-2010, cercanos a 100 mil millones de dólares, monto más que suficiente para construir cuando menos ocho refinerías de muy buen tamaño y capacidad que hubieran evitado la creciente importación de combustibles a la que hay, que en 2011 se destinarían, según Cordero, alrededor de 14 mil millones de dólares (cantidad más que sobrada para construir una refinería). Lo anterior sin considerar el derroche foxista, quien en su sexenio obtuvo multimillonarios ingresos excedentes (700 mil millones sólo de la parte petrolera), dilapidados en el gasto corriente de la burocracia panista, así como la correspondiente a estados y municipios.

Alrededor de 2 billones de pesos en ingresos excedentes reportan el par de administraciones panistas, río de dinero que no utilizaron para, por ejemplo, resolver, mediante la construcción de refinerías, la creciente importación de combustibles. ¿Es elevado el gasto por la compra de gasolinas en el exterior? Sin duda, pero, ¿de qué se queja, secretario Cordero, pues ha sido decisión de la tecnocracia priísta y panista, que es la misma y a la que pertenece, no utilizar dichos excedentes para el bien de la nación? Mañosamente, el candidato habilitado por Los Pinos resumió los incrementos en los precios de dichos combustibles en los últimos sexenios: en el de López Portillo el aumento acumulado fue de 900 por ciento; con Miguel de la Madrid de 18 mil por ciento; Carlos Salinas, 136 por ciento; Ernesto Zedillo, 290 por ciento; Vicente Fox, 28 por ciento, y en lo que va con Calderón, 33 por ciento.

En dicho balance olvidó descontar la inflación, con lo que en algunas de esas administraciones (Salinas de Gortari y Fox) tales aumentos fueron menores en términos reales, mientras en otras (López Portillo, de la Madrid, Zedillo y Calderón) fueron superiores al crecimiento del índice de precios. En el caso concreto del actual inquilino de Los Pinos el avance inflacionario acumulado hasta abril ha sido de 21.47 por ciento, según el Banco de México, contra 33 por ciento, según Cordero, de los precios de las gasolinas. Entonces, en el sexenio de “para vivir mejor” los precios de las gasolinas –versión oficial– han crecido 50 por ciento más que la inflación en términos reales.

Mientras los mexicanos pacientemente esperan el siguiente gasolinazo sin decir ni pío, la Cámara de Diputados reveló que entre 2006 y 2010 el gobierno calderonista obtuvo excedentes provenientes del sector público presupuestario por un billón 195 mil 820.9 millones de pesos a precios de 2010, los cuales incluyen ingresos tributarios, no tributarios e ingresos de organismos y empresas. Este monto equivale a 42.8 por ciento de los ingresos presupuestarios estimados para 2010, superior en 31 por ciento a los ingresos petroleros estimados en Ley de Ingresos de la Federación para el mismo ejercicio fiscal.

Como proporción del producto interno bruto, a precios de 2010, los ingresos excedentes alcanzaron 3.2 por ciento, y por ninguna parte se observa el beneficio, salvo para la burocracia panista. De acuerdo con la Cámara de Diputados, el destino de los ingresos excedentes susceptibles de repartirse fue el siguiente (sólo una parte del total): 35.3 por ciento se canalizó a “compensar otros rubros de ingresos”, así como al incremento en el gasto no programable por concepto de participaciones, mayores costos de combustibles de la Comisión Federal de Electricidad (la que subsidia el precio del gas a las trasnacionales eléctricas que operan en el país), desastres naturales y adeudos fiscales anteriores (Adefas).

Llama la atención, apunta la Cámara de Diputados, el uso que se ha dado a los recursos contenidos en los Fondos de Estabilización, sobre todo lo sucedido con el Fondo de Apoyo para la Reestructura de Pensiones en diciembre de 2010, cuando se realizó una disposición de recursos por 32 mil 473 millones de pesos, y no fue reportado el destino de dichos fondos por parte del gobierno federal. Durante 2010 las reservas correspondientes a los fondos de estabilización se redujeron 56 por ciento respecto del año previo, “por lo que llama la atención que ante tales retiros de capital la Secretaría de Hacienda haya omitido informar sobre el destino preciso de los recursos”.

Las rebanadas del pastel

Con 40 mil muertos en el inventario nacional (más lo que se acumule esta semana), miles de familias destrozadas por la pérdida de seres queridos, violencia a punto de turrón, población aterrorizada y narcotráfico a todo lo que da, al chistoretero inquilino de Los Pinos no se le ocurrió mejor idea que promover el turismo en Estados Unidos con una frase verdaderamente degradante: “balas de tequila” para los visitantes extranjeros, mientras los mexicanos reciben las reales… ¿Qué demanda pública y combativamente la juventud española? Exactamente lo mismo que debería exigir la juventud mexicana, la cual, inexplicable y lamentablemente, permanece muda e inmovilizada.

cfvmexico_sa@hotmail.com

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