Versión estenográfica. Acciones de la Estrategia Nacional de Lectura, en el Salón de la Tesorería, Palacio Nacional
2019, Año del Caudillo del Sur, Emiliano Zapata
BEATRIZ GUTIÉRREZ MÜLLER, PRESIDENTA DEL CONSEJO HONORÍFICO DE LA MEMORIA HISTÓRICA Y CULTURAL DE MÉXICO: Muy buenos días.
Por economía de tiempo un saludo general empezando por nuestro presidente.
Secretarios, gobernadores, funcionarios, servidores públicos.
Esta es una iniciativa que surge desde luego al seno de mi propia profesión y de mi contacto constante con alumnos y estudiantes.
Al triunfar el presidente de México, ofrecí participar de manera voluntaria en acciones para el mejoramiento de nuestra sociedad y por encima de ellas, desde luego que él cuente con mi apoyo en todo lo que realice.
Una acción concreta ha sido esta estrategia de lectura. Un plan nacional de lectura ante la problemática que se vive por la falta que le dedican ahora muchos a tan importante tarea, que enriquece el espíritu, ensancha el conocimiento, nos libera, nos regala emociones, nos da tristezas, nos consuela.
Los libros son amigos nuestros, los libros con compañeros, no son objetos, son compañeros en la soledad, en las alegrías, en las penas. Y también escribirlos es un acto de liberación.
Yo concibo que las almas inquietas llegan a un consuelo o a un terreno de paz cuando liberan mediante las palabras eso que sienten y piensan.
De modo que los libros en nuestra casa han sido objetos muy preciados, los leemos, los escribimos y hemos procurado que los que nos rodean también los sientan tan cariñosamente como nosotros lo sentimos.
Lamentablemente en años previos la lectura ha sido vista como una obligación, incluso una obligación punitiva para los niños y los jóvenes.
Nosotros queremos que ahora el acto de leer se convierta en un placer, en un proceso de formación, en un proceso de ensanchamiento de nuestra conciencia.
Un ciudadano crítico es capaz de cuestionar a quien dirige sus destinos, un ciudadano crítico es aquel que se forjó en la meditación, en los libros y en su contenido.
De modo que el propósito, en este caso particular de la Estrategia Nacional de Lectura, lo que buscamos, algunos de los que la hemos promovido es acercarnos a la paz, la paz que nos dan los libros.
Desde luego, habrá quien diga: ‘Bueno, ¿y el libro sobre El arte de la guerra? En efecto, pero hay libros que en general y el acto de lectura en general nos llevará a ese terreno de la paz, de la tranquilidad.
Este país está urgido de lectores. También dirán: ‘Hay muchos lectores’, sí, lamentablemente también los hay y de mucha literatura barata. Necesitamos también cambiar ese rostro, qué leemos, qué leen nuestros hijos, qué leen nuestros amigos, qué leen las personas que queremos, qué les obsequiamos. Dejar un poco el mundo materialista e incursionar en este mundo que puede ser o llegar a ser un gran mundo espiritual, que es el de las letras.
En el seno del consejo asesor en el que estoy y en el que participo ha sido muy bien recibida esta propuesta de la Estrategia Nacional de Lectura. Muchos consejeros, después conocerán en específico quiénes se integrarán de lleno a promover esta estrategia para que hagamos de México un país de lectores.
Yo misma he indicado el interés, lo he promovido y además mi participación directa en lecturas públicas.
Este año estaremos haciendo algunas visitas a estados y haremos, si nos lo permiten y nos ayudan, haremos leer a funcionarios públicos, a gobernadores, a presidentes municipales, haremos leer a artistas, a público en general y una gran cantidad de géneros que debemos recuperar, desde las novelas históricas y los poemas, pasando por los ensayos y literatura amena, como la ciencia ficción.
De modo que enhorabuena, porque se presenta esta estrategia que ya verán ustedes, de acuerdo con lo que informará el coordinador nacional de la Presidencia, encargado de este proyecto y el de la memoria histórica, en su momento; también abríamos de avisarles cómo vamos en esta recuperación de archivos y bibliotecas.
Y felicitar a todos los involucrados porque este ha sido un trabajo muy arduo de varias dependencias del gobierno federal, incluida la Secretaría de Cultura, la Secretaría de Educación Pública, la propia Presidencia; y saberlo, que no es novedad para ustedes decirles, que cuenta con el aval de nuestro presidente. Es un gran lector y autor de libros.
Así que enhorabuena, felicidades.
Ojalá nos apoyen todos en los estados, en los ayuntamientos, para que haya mucha más gente leyendo y podamos alcanzar territorios de paz, necesitamos leer para la paz.
Muchas gracias.
EDUARDO VILLEGAS MEGÍAS, COORDINADOR DE MEMORIA HISTÓRICA Y CULTURAL DE MÉXICO: Los grandes retos de un país exigen una operación conjunta donde cada quien contribuye en la medida de sus posibilidades, pero de manera coordinada.
Estoy por ello muy contento de que, ante el desafío de la lectura, se esté sumando un gran número de voluntades, muchas de las cuales están aquí presentes.
Saludo en ese sentido, al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y a su distinguida esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, ambos tienen un compromiso personal del tema que nos convoca.
Saludo también a quienes comparten conmigo el honor de integrar el gabinete del gobierno federal, así como a los gobernadores, la jefa de la Ciudad de México y miembros de los poderes Legislativo y Judicial.
Saludo al nutrido grupo de líderes de opinión y personalidades de los ámbitos editorial, educativo y empresarial que acuden a esta cita.
A todas, a todos, mi agradecimiento porque su presencia engalana este acto y manifiesta unidad ante una problemática cuya acción es urgente.
Debemos comenzar reconociendo que hemos dedicado como país muchísimos recursos con el fin de aumentar la comprensión de textos, el número de horas por semana y hasta el gusto por la lectura. Las dependencias de la administración pública destinan grandes sumas de dinero con este objetivo.
De igual manera, la sociedad civil organizada ofrece su tiempo y energía sin otra recompensa que la íntima satisfacción de haber enamorado alguien de una novela, un poema o un cuento.
El compromiso puede observase, incluso en los negocios e industrias que secundan proyectos de fomento a la lectura, ya sea porque patrocinan campañas en medios, ya sea por que promueven entre su personal algunas actividades en este sentido.
Sin embargo, las pruebas nacionales e internacionales muestran muy pocos avances en términos de comprensión lectora, incluso dentro de la región de Latinoamérica nos encontramos lejos de los primeros lugares.
Es claro que estos esfuerzos han sido insuficientes y lo seguirán siendo mientras estas acciones se lleven a cabo de manera aislada como venía sucediendo hasta tiempos recientes.
La idea de coordinar los planes, proyectos, ánimos, programas y sudores fue presentada el pasado 27 de enero en el centro histórico del pueblo mágico de Mocorito, en Sinaloa.
La señal era clara en ese momento como lo es ahora, existe interés al más alto nivel por conseguir un cambio profundo en la situación de la lectura en México. Es por ello que estamos hoy aquí, para mostrar que el cambio verdadero es posible cuando las voluntades trabajan coordinadas bajo el mismo objetivo.
Procedo entonces a explicar en qué consiste la Estrategia Nacional de Lectura, cómo ha venido funcionando y los avances, retos y tareas que tiene adelante.
Comienzo con la descripción de lo que hemos denominado Estrategia Nacional de Lectura.
La idea que da vida a esta estrategia surge del anuncio de los 100 compromisos de gobierno que anunció el propio presidente de la República el 1º de diciembre de 2018. Se trata de conocer, analizar y aprovechar de la mejor manera los recursos públicos y privados que se destinan para que nos convirtamos en una sociedad plena en sus facultades intelectivas y creadoras.
De ahí que el encargo de diseñar e implementar la Estrategia Nacional de Lectura recayera en la Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México, pues sólo avanzaremos en el conocimiento de lo que hemos sido y la imaginación de lo que podemos ser cuando la lectura sea una actividad cotidiana, cuando haya texto de literatura e historia disponibles hasta en las comunidades más apartadas; en fin, cuando asociemos el acto de leer con el disfrute, la verdad y el crecimiento personal, más que con el aburrimiento, la pedantería o el castigo.
La Estrategia Nacional de Lectura no es un programa con un presupuesto anual y reglas de operación, sino la instancia que busca cobijar, inducir y hacer visible todas las acciones que se llevan a cabo a propósito de la lectura.
La ventaja de este planteamiento es que ofrece un margen de maniobra muy amplio para integrar planes y proyectos que no tienen como primera finalidad el fomento a la lectura y que, sin embargo, contribuyen de alguna manera.
Por ejemplo, los nuevos planos de barrio de las salidas del Metro de la Ciudad de México ahora incluirán las bibliotecas y librerías de la zona.
Pero quisiera terminar de dibujar el cuadro completo de la Estrategia Nacional de Lectura antes de enunciar las obras concretas.
Con la finalidad de dar un orden al universo de acciones, esbozamos tres ejes posibles de intervención. Estos ejes, que ya fueron presentados en el video, son categorías para comprender e interactuar con la realidad y no moldes absolutos o excluyentes.
El primer eje lo llamamos formativo, porque agrupan las acciones que se proponen o contribuyen a formar hábitos de lectura.
Los hábitos de lectura, como la mayoría de nuestros hábitos, se forman durante la infancia y la adolescencia. Por ende, es necesario atender los tres factores que inciden en la sedimentación y refuerzo de las prácticas lectoras; me refiero a la triada que componen la propia población infantil, junto con el entorno familiar y docente.
Aprovecho esta ocasión para expresar mi reconocimiento a los padres, madres, tías, abuelos y primas que apoyan en la educación de las generaciones más jóvenes. Igualmente, mi sincero respeto y admiración para las maestras y maestros de todo el territorio nacional porque en sus manos se encuentra el futuro de México.
El segundo eje de la Estrategia Nacional de Lectura se llama eje material, porque se propone conseguir la disponibilidad de los materiales de lectura; es decir, quién tenga ganas de leer pueda hacerlo, ya sea porque conoce dónde hay una biblioteca cercana, con personal capacitado y un acervo acorde; ya sea porque tiene la posibilidad y las facilidades para adquirir los títulos de su preferencia, ya sea incluso porque las nuevas tecnologías ofrecen también textos atractivos.
El desafío es gigantesco, no sólo por las diferencias socioeconómicas del país, sino por la complejidad religiosa, étnica y multicultural, y la asignatura pendiente es integrar en esta estrategia justamente las lenguas originarias.
El tercer eje lo llamamos persuasivo, en cuanto que tiene como meta resignificar en el imaginario colectivo el hecho mimos de la lectura. El punto es posicionar todas las ventajas del mundo escrito tanto para el buen desarrollo individual como para el conjunto social.
Aunque la realidad es el punto de partida de la comunicación, viene muy al caso aquella sentencia latina de que las palabras vuelan, y en cambio los escritos permanecen. Pero no se trata de fetichizar los libros y los documentos, sino de invitar a la exploración de las épocas, las fantasías, los saberes y las culturas que se hayan ocultos en las repisas de un librero empolvado o incluso en una modesta aplicación de libros electrónicos en mi celular.
Estos tres ejes de intervención -formativo, material, persuasivo- abarcan respectivamente el proceso de creación de hábitos de lectura, la disponibilidad de los textos y la disposición colectiva hacia los productos escritos, así como la habilidad para descifrarlos.
Era indispensable hacerlo de este modo porque el rezago de la lectura obedece a múltiples factores y, por tanto, también requiere de una respuesta multifactorial.
Ahora bien, una vez explicado en qué consiste la Estrategia Nacional de Lectura, quisiera dar detalles de su funcionamiento.
Al principio de mi discurso mencionaba que esta iniciativa del presidente y secundado esta iniciativa por su esposa, no es un programa en el sentido de que no cuenta con un presupuesto, plan anual y reglas de operación. Y esto es así, porque la naturaleza de la Estrategia Nacional de Lectura es convocar tanto a quienes ya de hecho vienen ocupándose de este asunto, como quienes lo podrían hacer si se les da la oportunidad.
Y justo la estrategia es esa oportunidad de que por fin los sonidos resuenen todos juntos en armonía.
Era imposible e indeseable cortar de tajo lo que se está haciendo. Digo que era imposible, porque en la mayoría de los casos las acciones de lectura vienen unidas a otros temas que administrativamente no se pueden separar.
Por ejemplo, los libros de texto gratuitos tienen un componente de lectura que no puede ser considerado en aislamiento, sino en su relación con el resto de los contenidos.
Hablo también de que es indeseable eliminar todos los programas vigentes de lectura para crear los que nos parecerían los mejores, porque sin duda, existen experiencias muy valiosas en lo que se venía haciendo.
Para recuperar ese cúmulo de aprendizaje, las sesiones de trabajo de quienes se han ido sumando a esta iniciativa se organizaron en dos momentos: escuchar y participar
Escuchar significa aquí que cada dependencia presenta a grandes rasgos lo que hace o va a hacer a propósito de la lectura y después otros tienen la posibilidad de sugerir proyectos en conjunto.
Esta simple dinámica de escucha y participación ha permitido que se generen un número importante de propuestas de trabajo coordinado.
Pongo dos ejemplos:
En la currícula de los profesores normalistas no existía una materia de fomento a la lectura.
Para atender este problema, la Dirección General de Bibliotecas y la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación están ya implementando un curso piloto en línea con este tema. Plantearon recibir 100 solicitudes, pero llegaron más de mil.
Después de esta fase de prueba, el objetivo es ofrecer este curso este próximo ciclo escolar como una materia optativa en todas las escuelas normales del país. Tal vez el próximo año se incorpore, incluso como materia obligatoria.
En segundo ejemplo involucra otra vez a la Dirección General de Bibliotecas, pero ahora con tres universidades, algunos de cuyos rectores nos acompañan en este recinto y el programa de becas Benito Juárez.
En este caso el proyecto consiste en invitar a realizar el servicio social de estudiantes universitario en una biblioteca pública. Se ofertarán mil 300 becas con un estímulo total de seis mil pesos cada una. La convocatoria ya está abierta y también será difundida en las propias redes sociales del gobierno de México.
Estos dos ejemplos son representativos del espíritu de la Estrategia Nacional de Lectura, porque ambos muestran lo mucho que se puede lograr cuando se trabaja en equipo y se tiene claridad con una meta en común.
Tras este repaso breve de qué y cómo funciona esta iniciativa de la presidencia de la República, quisiera dedicar los últimos minutos de mi discurso al tercer punto que anuncié, me refiero a los avances, retos y tareas de la Estrategia Nacional de Lectura.
En términos generales, hasta este día hay 24 proyectos donde participan 75 colaboradores directos. El resultado es un documento borrador de casi 300 páginas donde se realiza, por un lado, el diagnóstico de los indicadores existentes de las pruebas de la Secretaría de Educación Pública y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, así como de la Encuesta del Módulo de Lectura del Inegi; y por otro, un primer bosquejo de trabajo coordinado.
Hablo de que es un documento borrador en el sentido de que no está cerrado, sino de que, por el contrario, tiene el fin de empujar nuevas alianzas, porque sólo la suma de esfuerzos nos encaminará en la dirección correcta.
Valga aquí el reconocimiento para la doctora Beatriz Gutiérrez, quien ha ofrecido su tiempo y entusiasmo para contribuir en esta labor.
De los tres ejes, el formativo, el material y el persuasivo, el que lleva un mayor avance es el eje formativo, debido al peso que tiene en el conjunto.
Por supuesto, hay que contar con los materiales de lectura y con campañas que refuerzan los rasgos positivos de la interpretación de documentos escritos, pero esto pierde sentido cuando no se presta el oportuno cuidado en la formación de hábitos.
Por otra parte, los acuerdos con la industria editorial y los negocios de librerías están apenas en proceso de formulación, aunque ya hemos tenido reuniones de escucha mutua.
Es el mismo caso con las empresas tecnológicas de Google, Amazon y Apple, en las próximas semanas estaremos anunciando de qué manera van a contribuir al gran objetivo compartido de que leamos hasta en la sopa.
A principios de agosto estará lista la campaña de promoción de la lectura que está planeando el gobierno de México, pero mientras tanto ya comenzamos a trabajar en conjunto con las algunas celebridades de las redes sociales que se dedican justo a este tema y que también están aquí con nosotros.
El reto principal de la Estrategia Nacional de Lectura en este momento es colocarse como un movimiento que atraviesa todas las capas sociales, todas las fuerzas políticas y todos los sectores de la población.
Por ello es que algunos de ustedes recibieron invitación a este acto protocolar como una invitación a sumarse a las acciones en pro de la lectura, y creo que la presencia aquí de tantas y tan ilustres personas es un indicio de esas ganas de transformar a México.
Bien, es momento de concluir. Un sabio de la antigüedad decía que con una palanca podría mover el mundo. Creo que la palanca que moverá nuestro país hacia la capacidad crítica, hacia el conocimiento de las grandes gestas de nuestra historia, hacia el placer de la ficción escrita y, en última instancia, hacia la felicidad, esa palanca es la fuerza acumulada de nosotros en una Estrategia Nacional de Lectura.
Muchas gracias.
PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos.
Nos da mucho gusto participar en este acto en el que se da a conocer la Estrategia Nacional de Fomento a la Lectura.
Por la lectura puedo improvisar, sería muy difícil improvisar sin la lectura. Tengo que hacerlo así por mis actividades, me la pasaría todo el tiempo haciendo discursos, escribiendo textos, y no me lo permite mi trabajo. La política es pensamiento y acción, entre otras cosas se puede definir así.
Y ahora la acción es convicción, entonces, tengo que improvisar y decir, primero, que agradezco la participación de todas, de todos ustedes. De manera muy especial de los ciudadanos gobernadores que nos acompañan, que nos están apoyando como siempre.
Agradecer a quienes forman parte de este consejo de fomento a la lectura y del rescate de nuestra memoria histórica, artistas, escritores, a Elenita y muchos ciudadanos más, personalidades destacadísimas de la cultura de nuestro país.
Agradecer también a los servidores públicos que nos están ayudando.
Ahora que estaba pensando sobre lo que iba a decir, recordé que empecé a leer los libros de texto que empezaron a aparecer cuando inicié mis estudios en la primaria, en Tepetitán.
Y todo esto está siempre vinculado al noble oficio de la política. Esos libros de texto se distribuyeron en todo el país por un buen presidente que tomó esa decisión, Adolfo López Mateos. Y cuando se tomó esa decisión de elaborar los libros de texto hubo oposición, resistencias, protestas; sin embargo, se estableció lo de la entrega gratuita de los libros de texto en ese entonces.
Luego, ya en la secundaria, yo siempre lo he dicho, me influyó en mi formación un maestro, Lara Laguna que todavía vive, que nos daba civismo en la secundaria con tres libros.
Se llamaba el libro El buen ciudadano. Era un libro con portada verde para el primer año, portada blanca para el segundo y rojo para el tercer año de secundaria. El buen ciudadano.
Civismo, una muy buena materia que luego la quitaron, pero que ahora va a regresar, va a haber de nuevo civismo.
Este maestro se apoyaba en ese libro, pero también nos contaba otras cosas en clases. Ese nivel de escolaridad, lo que tiene que ver con la secundaria y la preparatoria es definitivo en la formación de los ciudadanos, hay que tener mucho cuidado en ese nivel, es cuando empieza a tomarse conciencia de las cosas.
El maestro Lara había estado en movimientos sociales, era maestro, pero al mismo tiempo estaba estudiando derecho en Tabasco, esto en el 68.
Iba al salón de clases antes de la represión del 68 y nos contaba de que en la visita del presidente Kennedy, que lo recibe el licenciado presidente López Mateos, que en este entonces repartir volantes en contra del presidente Kennedy fue a la cárcel mi maestro Carlos Pellicer.
Pero era joven Lara Laguna y nos decía que en las manifestaciones coreaban una consigna que nunca olvidé, decía la consigna: ‘Jacqueline sí, Kennedy no’. Imagínese el impacto de esas cosas en secundaria.
Luego me tocó ver a mi maestro en huelga de hambre, cuando ya estalló el conflicto, luego fue a la cárcel.
En la preparatoria me ayudó mucho en mi formación, recuerdo, el libro sobre historia de la Revolución mexicana, de don Jesús Silva Herzog, dos tomos. Se le atribuye a Cicerón que la historia es la maestra de la vida. Ahí me empecé a definir por las ciencias sociales y por la historia.
Ya después, en la universidad, me tocó un tiempo en que estaba -a lo mejor lo digo por la edad, porque siempre piensa uno que los tiempos pasados fueron mejores- pero siento que cuando me tocó estudiar en la Faculta de Ciencias Políticas estaban en su apogeo las ciencias sociales, estaban elevadas más que las ciencias naturales; y era muy importante estudiar en ese entonces, porque desgraciadamente -y esas son las paradojas de la vida- en ese entonces por las dictaduras militares de América Latina, llegaron en busca de protección, de asilo muchos maestros, de Argentina, de Chile, de Bolivia, extraordinarios maestros en ese entonces.
De modo que los libros son importantísimos. A mí me dicen que cómo aprendí política. Yo creo que aprendí con los libros; desde luego no sólo es la teoría, es importante la práctica, es importante la comunicación con la gente, lo ideal sería tener una muy buena formación teórica y al mismo tiempo tener una muy buena experiencia de trabajo con la gente, de trabajo comunitario, de comunicación con la gente.
Se necesitan las dos cosas: teoría y práctica. Eso también se puede definir como política.
Me ha ayudado mucho la historia, el conocer la historia de mi país, los libros básicos de historia general de México, del Colegio de México, ensayos como lo que fue el Movimiento de Independencia del maestro Luis Villoro.
Los 10 tomos de Historia Moderna de México, de don Daniel Cosío Villegas, es un trabajo espléndido. Si se quiere conocer la historia de México y aprender a hacer política, son lecturas obligadas esos textos.
Desde luego otros textos escritos no necesariamente por historiadores, que los hay muy buenos, José Valadés, don Luis González, Alfonso Taracena, por recordar algunos.
Pero también aporta mucho la literatura, la lectura de cuentos, de novelas y en eso también los mexicanos han aportado mucho.
Conozco la anécdota de primera mano, porque me le contó García Márquez a quien conocí, me dijo que cuando llegó a México un paisano de él, Mutis, le entregó un texto de Juan Rulfo, seguramente el Llano en llamas o Pedro Páramo, y le dijo Mutis al Gabo: ‘Tenga, para que aprenda’.
Un gran escritor García Márquez, reconociendo la importancia de Juan Rulfo. Tuve también la dicha enorme de conocer a Rulfo.
Entonces, es muy importante la lectura. Yo de los literatos no sólo he aprendido y he gozado, sino también he recibido lecciones en mi formación política. Desde luego que leí a Dostoievski, Crimen y castigo; y a Tolstoi, En la guerra y en la paz.
Pero en caso de Tolstoi, aunque se le cuestionó mucho porque abandonó un tiempo la literatura, escribió dos libros, uno que, si mal no recuerdo se llama: Esta es mi fe; y otro, El reino de Dios está en vosotros.
Esos dos libros me han servido mucho en mi formación espiritual, lo confieso, porque de él aprendí entre otras cosas, que sólo siendo buenos podemos ser felices; y de él aprendí la importancia del fortalecimiento de los valores culturales, morales, espirituales para poder salir adelante.
Entonces, celebro mucho que se esté llevando a cabo este acto, les agradezco a todas, a todos.
Ya el Fondo de Cultura Económica ha publicado muchos libros baratos en el buen sentido de la palabra, porque son muy ricos, tienen mucho valor, pero cuestan poco para que estén en las manos de todos los mexicanos. El Fondo de Cultura Económica.
A ver. Miren nada más esto. No venías preparado. Yo lo hago. Miren, ¿cuántos? 14.
Y recomendando a autores, hay que leer a Paco en Temporada de Zopilotes, es uno de sus mejores libros, Temporada de Zopilotes, y tiene que ver mucho con este palacio y con la importancia que tiene el luchar por la justicia y por la democracia.
Agradecerles a todas, a todos. Vamos juntos a fomentar la lectura y hacerlo con los jóvenes, no para quitarles en la práctica del uso del internet, no meternos a eso, porque es necesario también y se complementa, pero que no se pierda el gusto por el libro, por la lectura, que es un disfrute extraordinario.
Muchas gracias a los miembros del consejo.
Muchas gracias a Beatriz por el apoyo que me está dando, me está respaldando, en estas tareas, que a ella le gustan, lo hace por convicción. Entonces, muchas gracias, Beatriz.
Y muchas gracias a todas y a todos ustedes
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