Versión estenográfica. Sexto Congreso Internacional de Innovación Educativa, en Monterrey, Nuevo León
2019, Año del Caudillo del Sur, Emiliano Zapata
PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos:
Me da mucho gusto participar en el inicio de este congreso dedicado a la innovación educativa.
Mis actividades no me permiten tener el tiempo necesario para elaborar textos y exponer en cada acto, de modo que tengo que improvisar. Y ahora estaba pensado sobre qué decir aquí a ustedes que fuese de interés y pensé en cinco asuntos, cinco temas, cinco conceptos o políticas que quiero exponer.
Primero, decirles que en lo que nosotros llamamos la Cuarta Transformación de la vida pública del país, lo fundamental es desterrar la corrupción. Nosotros sostenemos que ese es el principal problema de México.
Para todo se requiere un buen diagnóstico. Los asiáticos dicen que un problema bien planteado es un problema medio resuelto. Nosotros sostenemos que lo que más ha dañado a México ha sido la deshonestidad de sus gobernantes.
Y por eso consideramos que hay que desterrar la corrupción; que, si prevalece, impera la corrupción, no se avanza; se puede estar aplicando el modelo económico más perfecto, pero la corrupción lo destruye.
Eso fue lo que nos llevó a la crisis en México, el predominio de la corrupción, por eso el eje de todo nuestro quehacer público es no permitir la corrupción, cero corrupción, cero impunidad. Esto acompañado de hacer un gobierno austero, un gobierno que no le cueste tanto a la sociedad, porque sucedía que la mayor parte del presupuesto se quedaba en el mismo gobierno, era un gobierno ensimismado, además de la corrupción se tenía un gobierno oneroso, costosísimo, con sueldos elevadísimos para los altos funcionarios y no puede haber gobierno rico con pueblo pobre. Era muy poco lo que se destinaba a la población, teníamos un gobierno mantenido y bueno para nada.
Por eso el plan de austeridad. Ya no hay esos sueldos de hasta 700 mil pesos mensuales., ya no hay atención médica privada para los altos funcionarios públicos, eso significaba un gasto de seis mil millones de pesos al año, se hacían hasta cirugía plástica a costillas del erario.
Ya no hay caja de ahorro especial para los altos funcionarios públicos. Imagínense, un alto funcionario público ganaba 200 mil pesos, dejaba de ahorro 20 mil, el 10 por ciento al mes; y el gobierno con dinero del presupuesto, que es dinero del pueblo, aportaba otros 20 mil, de modo que ese funcionario ahorraba 40 mil al mes. Cuando se iba a otro cargo o abandonaba el gobierno, se llevaba ese ahorro. Costaba mantener esa caja especial alrededor de cinco mil millones de pesos al año. Todo eso se quitó.
Ya no existe el Estado Mayor Presidencial.
¿Saben cuántos cuidaban al presidente?
Ocho mil elementos. Ni el presidente Donald Trump tiene tantos cuidadores o guardaespaldas. Todos esos elementos del Estado Mayor ya pasaron a formar parte de la Guardia Nacional, a la Secretaría de la Defensa, para cuidar al pueblo. Al presidente lo cuida la gente y el que lucha por la justicia no tiene nada que temer.
Todo esto nos ha significado ahorros y tenemos finanzas públicas sanas. Esa es la fórmula: no permitir la corrupción y no permitir los lujos en el gobierno, en el entendido de que el poder es humildad y el poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás.
Esto nos está funcionando, porque no hay necesidad de aumentar impuestos ni de crear impuestos nuevos, ni de que haya gasolinazos ni de aumentar la deuda pública. Este año no ha aumentado en términos reales la deuda ni va a aumentar el año próximo, de modo que si no hay corrupción y hay austeridad republicana se liberan muchos fondos para el desarrollo.
Lo segundo -hablé de cinco políticas- lo segundo es el que se logre un equilibrio entre el papel del Estado y el papel del mercado. No puede haber un Estado que asfixie la iniciativa de la sociedad civil, un Estado autoritario que aplaste, que predomine, pero tampoco se puede pensar que sólo debe de participar en el desarrollo del mercado, porque ese es el otro extremo. Se llegó a decir de manera falsa, sin fundamento, que si se producía riqueza arriba, iba a haber bienestar abajo; que si llovía fuerte arriba iba a gotear abajo, como si la riqueza fuese contagiosa, permeable. Pues llovió fuerte arriba en los últimos tiempos, pero sólo se acumuló la riqueza en unas cuantas manos y no se distribuyó, se produjo una monstruosa desigualdad económica y social. Entonces, se tiene que buscar el complemento.
El Estado tiene que participar en la planeación del desarrollo y tiene que cumplir su responsabilidad social, y el mercado es fundamental para la creación de la riqueza, pero no dejarle al mercado la función de la distribución de la riqueza, para eso es el Estado. Se tienen que complementar.
Lo tercero también y está relacionado, la otra política es equilibrar el crecimiento con el bienestar.
¿Qué ganamos con sólo crecer?
Muy poco. Se gana si hay crecimiento y hay bienestar o desarrollo. Yo sostengo que progreso sin justicia es retroceso, se requiere el crecimiento acompañado del bienestar.
Esto está probado históricamente. Durante el gobierno de Porfirio Díaz hubo mucho crecimiento, pero no hubo bienestar y ese modelo nos llevó a la Revolución. Por ejemplo, había mucho crecimiento en la península de Yucatán con el henequén, pero al mismo tiempo era un progreso con esclavitud, allá estaban trabajando los yaquis, que los habían deportado de Sonora en condiciones de esclavitud. Por eso fue la Revolución.
En los tiempos actuales, algunos se sorprenden de que cómo, si hay países que tienen tasas de crecimiento del tres, del cuatro, del cinco por ciento que han sido considerados modelos, ¿cómo es que hay ahora manifestaciones en las calles de protesta?, ¿por qué la ingobernabilidad?, ¿por qué la confrontación?
Porque no ha habido el equilibrio entre crecimiento y bienestar. De modo que nosotros tenemos que procurar eso.
El punto cuatro, estoy pensando en voz alta, es el que busquemos darle atención preferente a la gente humilde, a la gente pobre, que se entienda bien, que comprenda bien, que no se malinterprete que por el bien de todos, primero los pobres.
No sólo por razones humanitarias, que ya con eso es bastante, el que seamos cada vez más humanos y que nada que sea humano nos sea indiferente, y que busquemos darle la mano al que se quedó atrás para que se empareje y caminemos todos juntos. Eso es importantísimo.
Pero también pensar que, si no hay justicia, si no hay bienestar, no puede haber tranquilidad y paz social.
¿Cómo vamos a poder vivir con seguridad en un país de familias desintegradas, en un país con tanta pobreza, en un país en donde a los jóvenes se les discrimina?
¿Qué fue lo que se hizo por los jóvenes en los últimos tiempos? Nada.
Alguien muy brillante, de estas lumbreras, de esos teóricos que no voy a calificar, no voy a usar el adjetivo por respeto, acuñó lo de nini, jóvenes que ni estudian ni trabajan. Fue lo único que se hizo.
Por eso estamos padeciendo, entre otras cosas, de mucha inseguridad y mucha violencia.
De modo que -como un extraordinario maestro del Tecnológico, David Noel- hay que pensar en la hipo Teca social, hay que darle una dimensión social a todo lo que hacemos ya sea en lo educativo, en lo empresarial, en cualquier actividad y se resume en una frase que viene de lejos, incluso desde antes del cristianismo: el amor al prójimo. Eso es lo social, el bienestar, el atender a la gente humilde, a la gente pobre.
Y termino con un quinto principio o lineamiento de política: la importancia que tiene el fortalecimiento de los valores culturales, morales, espirituales. No sólo de pan vive el hombre. La verdadera felicidad no es sólo acumular bienes materiales, riquezas; la verdadera felicidad es estar bien con uno mismo, estar bien con nuestra conciencia, estar bien con el prójimo.
Y eso es básico, el procurar crear una nueva corriente de pensamiento, que se sostenga en algo muy sencillo, pero muy profundo y trascendente: que sólo siendo buenos podemos ser felices, o lo que decían nuestros antepasados, nuestros padres, nuestros abuelos: haz el bien sin mirar a quién. Eso es fundamental para tener una sociedad mejor.
Yo quiero felicitarles por este congreso. Me da muchísimo gusto estar aquí con ustedes.
Agradezco a las autoridades del Tec de Monterrey, a José Antonio Fernández por la invitación que me hizo de estar con ustedes, al rector, a los maestros, a los académicos, investigadores, a todos los que trabajan en esta institución educativa de primer orden.
Y estamos conversando, poniéndonos de acuerdo, porque vamos a suscribir un acuerdo, un convenio para trabajar de manera conjunta.
Antes de concluir, les digo que le estamos nosotros dando toda la atención que merece la educación.
Les comento que se están otorgando 11 millones de becas, para decirlo de otra manera, 11 millones de estudiantes en México tienen una beca, ya sea en el nivel básico, preescolar, primaria, secundaria; todos los estudiantes de nivel medio superior de escuelas públicas tienen beca, cuatro millones; y 300 mil jóvenes de familias es escasos recursos que están estudiando en la universidad tienen una beca de dos mil 400 pesos mensuales.
Estamos destinando una inversión de 70 mil millones de pesos este año para becas. Y parte del acuerdo que queremos suscribir con el Tec de Monterrey es que aportemos nosotros una parte de recursos y que el Tec aporte otra. Hagamos un acuerdo para que jóvenes de familias humildes, de comunidades, de pueblos marginados, con mucho talento puedan estudiar en el Tecnológico de Monterrey.
Me dio mucho gusto estar con ustedes.
¡Que vivan los fundadores del Tec de Monterrey, por su visión!
¡Que viva el Tec de Monterrey!
¡Que vivan los directivos del Tec de Monterrey!
¡Que vivan los maestros, investigadores!
¡Y que vivan los estudiantes!
¡Que viva Nuevo León!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
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