viernes, 27 de marzo de 2020

La población y el Covid-19

Gabriela Rodríguez*
E
l día de hoy, el Consejo Nacional de Población cumple 46 años (Conapo). Es un órgano gubernamental estratégico para la planeación del desarrollo económico y social del país que permite comprender y anticiparse a los cambios en de la esperanza de vida, la fecundidad, la mortalidad y la movilidad de las personas. Tan sólo en el estricto campo de la velocidad del crecimiento demográfico, la política de población logró que al final del milenio contáramos con una población de 100 millones de personas, en vez de ser 150, y bajar la tasa de crecimiento de 3.5 a uno por ciento anual.
Los actuales retos de población poco tienen que ver con aquéllos que le dieron origen. Para responder a las grandes transformaciones demográficas del siglo XXI la semana pasada se presentó una nueva Ley General de Población ante el Parlamento Abierto del Congreso de la Unión. Se trata de un proyecto que viene construyéndose desde hace un par de años en el seno del Consejo Consultivo Ciudadano para la Política de Población, donde participan organizaciones de la sociedad civil y académicos de El Colegio de México, de la UAM y de la Universidad Iberoamericana, entre otros.
En la coyuntura actual, hay que tomar en cuenta que las personas mayores son un blanco de alto riesgo de contagio de coronavirus y a quienes debemos cuidar más. De acuerdo con las proyecciones del Conapo 2016-2050, la población mayor de 60 años es actualmente de 14.4 millones de personas (12 por ciento del total), de las cuales 7.8 millones son mujeres y 6.6 son hombres. Del grupo de mayores de 60, 3.5 millones son mujeres mayores de 70 años y 2.8 son hombres; 1.2 millones de mujeres tiene más de 80 años, 0.9 de los hombres; y de las 348 mil personas mayores de 90 años, 209 mil son mujeres y 139 mil son hombres. La menor esperanza de vida de los hombres se ha relacionado con los patrones culturales que los condiciona a correr más en autos, motocicletas y bicicletas, a participar en deportes, trabajos y consumo de sustancias de mayor riesgo, así como a involucrarse más en riñas y en actos de violencia.
Más allá de la pandemia, uno de los retos que exige generar nuevas políticas es ese envejecimiento de la población, producto del descenso de la mortalidad y del aumento tan sustantivo en la esperanza de vida al nacer, que hoy es de 75 años; el grupo de personas mayores se doblará en 30 años y por ello es crucial prepararse desde ahora para que el sistema de jubilaciones, de pensiones y de seguridad social responda oportunamente y comience a desarrollar un sistema de cuidados para atenderles, buscando equidad en la distribución sexual de las tareas. Porque el envejecimiento poblacional afectará más a las mujeres que a los hombres, en tanto la familia y el Estado no dejen de desplazar en ellas la responsabilidad de cuidar a los mayores, y siga habiendo más mujeres mayores que hombres.
Ante el aislamiento y confinamiento doméstico al que obliga la epidemia de Covid-19, es también pertinente analizar la composición de los hogares. Con base en estimaciones del Conapo a partir de la Encuesta de Ingreso y Gasto en los Hogares 2018, el número de hogares mexicanos es de 34 millones 744 mil 818: 62.8 por ciento de éstos son nucleares (parejas con o sin hijos), 24.6 son hogares ampliados (parejas o personas donde además de sus hijos conviven otros parientes), y hay 11.5 hogares unipersonales. Del total de hogares, 9 millones 961 mil 836 (28.7 por ciento) está encabezado por mujeres; se trata de hogares donde ellas realizan una triple jornada laboral: la del trabajo doméstico y de cuidados en casa, la del trabajo remunerado en el mercado formal e informal y el trabajo comunitario. La equidad de género en las responsabilidades dentro y fuera del hogar es una de los grandes retos para las políticas públicas y una cifra a tomar en cuenta de manera inmediata para los cuidados de quienes se contagien del coronavirus en estos días. Importa también tomar en cuenta que en los hogares unipersonales, 45.3 por ciento es de personas mayores de 60 años, para quienes urge fortalecer las redes familiares, vecinales y comunitarias a fin de evitar su contagio y atenderles en caso de afectarse.
Otro aspecto a considerar, es que en otros países se documentó que ante el confinamiento en los hogares aumentaron los casos de violencia familiar y sexual hacia niñas, niños, adolescentes y mujeres. Hay que tomar en cuenta que del total de la población mexicana, 13 millones de personas son menores de 5 años o menos (10 por ciento del total), hay otros 13 millones de 6 a 11 años, más o menos la mitad por sexo. Pero en el grupo de adolescentes de 10 a 14 años y el de 15 a 19 años, hay más hombres que mujeres, de los 22 millones de este grupo hay una diferencia de casi 400 mil a favor de los hombres.
La pandemia que vivimos bien podría ser una oportunidad única para anticiparnos, para que el Estado y la sociedad entera luchemos contra los patrones patriarcales y de violencia machista, para valorar la importancia de cuidar a las personas de mayor edad, menores y con incapacidad, procurar una distribución más equitativa de la economía, así como del trabajo de cuidados, además de aprovechar la cercanía con nuestros hijos e hijas para conocer y atender mejor sus necesidades. El confinamiento podría llevarnos a un momentum trascendental para superar las relaciones inequitativas de poder, para que todos y todas hagamos el mejor esfuerzo por mejorar la solidaridad y la convivencia dentro y fuera de los hogares mexicanos.
* Secretaria General del Conapo
Twitter: Gabrielarodr108

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