Después de la pandemia // Sin médicos no hay país
Carlos Fernández-Vega
D
espués de la pandemia nada será igual, de tal forma que necesaria y urgentemente vendrán cambios de forma y fondo en la desequilibrada comunidad de naciones. Reventó el modelo económico-social con generosas políticas públicas favorables a la minoría y dóciles gobiernos a su servicio, y tras los difíciles tiempos que afronta la humanidad, nada puede permanecer intocado y ninguno puede fingir que aquí no pasó nada.
Para el caso mexicano –uno de los ejemplos de la brutal inequidad existente en el planeta– los efectos económicos y sociales de la pandemia pueden ser de gran impacto para la de por sí desamparada mayoría, mientras –como es usual en todas las crisis, y México parece coleccionarlas– ya se escuchan las crecientes exigencias de la minoría privilegiada en demanda –una vez más– de que el gobierno, sin más, le saque las castañas del fuego, es decir, le reclama a quien históricamente ha calificado de ineficiente, salvo a la hora de los
rescatescon recursos públicos.
En vía de mientras, el Instituto para el Desarrollo y el Crecimiento Industrial (IDIC) analiza desde su perspectiva –y de ella se toman los siguientes pasajes– la afectación por el Covid-19 en México, no sin antes advertir que
puede ser profunda, amplia y significativa, salvo que se tenga en mente lo que mencionó el presidente López Obrador en la Reunión Anual de Industriales de octubre pasado (Primero es México) y se implementen medidas contingentes para enfrentar el mayor desafío de los últimos 11 años.
Ante la pandemia deben enfrentarse nuevos hechos que afectarán a la economía mexicana y que, naturalmente, no se encontraban en la lógica del presupuesto, de tal suerte que es necesario un programa de inversión en infraestructura basado en lo hecho en México, con insumos nacionales, del que empresas locales y trabajadores se beneficiarán, algo similar a lo puesto en marcha en Estados Unidos.
Impulsar la economía mexicana implica atender las necesidades de carreteras, agua potable, drenaje, electricidad, servicios educativos y de salud de las comunidades más pobres del país. Todos los insumos de la infraestructura requerida se pueden fabricar en el país.
También, garantizar el funcionamiento de los sectores estratégicos en materia de empleo, crecimiento económico, salud y alimentación. Tales sectores se determinarán tanto por razones de seguridad nacional como por su aporte al empleo, el crecimiento económico y los encadenamientos productivos.
Es necesario establecer una mesa de concertación de alto nivel para evaluar semanalmente el entorno económico y los riesgos existentes e instrumentar una política industrial nacional para dar congruencia y posicionar a México como nuevo jugador global. El mundo no puede seguir dependiendo de una sola
fábrica.
El cierre parcial de la frontera Estados Unidos-México afecta de inmediato a sectores como el turismo, el transporte –aéreo y carretero– y otros servicios. También todos los sectores industriales vinculados. La declaratoria de emergencia en California agrega un elemento particular por ser un estado clave para turismo, remesas, inversión y empleo fronterizo de origen mexicano.
Urge un programa económico emergente que se base en un acuerdo nacional, porque se vive una situación no vista, ante la cual las medidas tradicionales de política económica no tienen efecto. Los recursos públicos son limitados y el Banco de México tendrá restricciones para reducir tasas de interés, porque ello elevará la depreciación del peso. Además, los gobiernos estatales tienen un margen escaso para enfrentar su propia situación.
Entre más contundente sea la afectación a la economía y el empleo, mayor el costo y tiempo de la reactivación. No se tendrán recursos foráneos disponibles como en otros eventos globales. No hay espacio para disputas ideológicas o sectarias. Todos unidos por México.
Las rebanadas del pastel
Reconocimiento pleno y un fuerte abrazo, solidario y agradecido, a los médicos y enfermeras que están al pie del cañón, aun a costa de su propia salud. Más que nunca, sin galenos no hay país.
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