jueves, 30 de septiembre de 2021

Último adiós a "un jefe duro de corazón blando"


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▲ Sandra García y Amaia, esposa e hija de Josetxo Zaldua, recibieron las condolencias, incluidas las de la directora de La Jornada, Carmen Lira, y del presidente Andrés Manuel López Obrador.Foto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Jueves 30 de septiembre de 2021, p. 10

Del poeta vasco Xavier Lete se tomó la frase Del tronco nacerán los nuevos (Go sortu ginen enbor beretik sortuko dira besteak). Solía cantarla Mikel Laboa, filósofo nato, según decía Josetxo Zaldua, coordinador general de edición de La Jornada. La cinta blanca de las flores enviadas por el partido ­abertzale EH Bildu, con esas palabras impresas, presidió ayer su féretro durante un funeral al que acudieron en montón esos nuevos, los reporteros, fotógrafos y editores de nueva generación del diario, formados a punta de rigor y humor por el periodista fallecido.

Se fue ataviado con una guayabera de gala yucateca, regalo de su gran amigo Fabrizio León, ex editor de La Jornada de Enmedio y fundador de La Jornada Maya. Sobre la caja fue extendida una ikurriña, bandera de Euskadi, su tierra de origen, aunque con los años también fue mexicano, nicaragüense y adoptivo de muchas otras patrias.

El velorio, sobrio y pausado, congregó a numerosos familiares, compañeros y amigos.

De los corrillos de pronto salían las risotadas. La vida de Zaldua estuvo plena de risas, a pesar de todos los pesares. Lo mismo sucedía durante las cotidianas juntas donde se cocina la edición del día siguiente. Claridoso y tozudo, usaba lo mismo el humor que el látigo (figurativo) para mantener alerta a su equipo.

Un jefe duro de corazón blando, decía una compañera. Uno que confiaba en ti y en quien podías confiar plenamente, porque por muy arriesgada que fuera tu orden de trabajo, siempre sabías que él te iba a defender y respaldar. Un editor que dio tanto peso a la imagen como a la información. Un directivo que siempre hizo valer el equilibrio entre las fuerzas antagónicas. Un editor que supo ver hacia adelante cuando se vinieron encima los cambios de la revolución tecnológica.

Desde su exilio, el periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro –perseguido por el régimen de Daniel Ortega–, director del programa de televisión Esta Semana y la revista Confidencial, expresó: “Hasta siempre, querido Josecho, te esperamos en Nicaragua el día en que se cumpla la sentencia, ¡caerán!, ¡caerán!”

Griselda Triana, esposa de Javier Valdés, corresponsal de este diario asesinado en Culiacán, además de recordar agradecida el afecto y protección que él brindó a ella y a sus dos hijos, apuntó: Seguramente desde donde esté, Javier prepara para ti una gran bienvenida, y podría jurar que no faltará el güisqui, ni las palabrotas, ni los abrazos.

Desde Caracas, la directora de Telesur, Patricia Villegas, expresó: Tremendo periodista, necio, terco, de debates huracanados.

Desde el País Vasco, el líder independentista Arnaldo Otegi lo describió: Militante comprometido, periodista, exiliado, amante del futbol y amigo. Nos dio voz.

Y la diputada por EH Bildu en el parlamento español Mertxe Aispuru expresó: ¿Quién dijo que hay quien muere y no está en su funeral? Josetxo es uno de esos.

Su esposa, Sandra García, y su hija, Amaia, recibieron condolencias diversas: de Andrés Manuel López Obrador, del presidente de la Suprema Corte de Justicia, legisladores, políticos. Acudió el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat.

Porque fueron, somos. Y porque somos, serán (Izan zirelako gara, garelako izango dirai), rezaba otra de las cintas de los arreglos florales, ésta enviada por Sortu, otro de los partidos de las comunidades autónomas vascas.

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