Augurios pesimistas con el PRD en los comicios de 2015
Investigación en Iztapalapa
Miguel Ángel Velázquez
E
l inicio oficial de lo que ha dado por llamarse
año electoral, que comenzó oficialmente la semana pasada, no es otra cosa que una declaración de guerra de unos contra otros en la que, desafortunadamente, pocas veces ganan los mejores y siempre triunfa la democracia acompañada de despensas, láminas para techos, tarjetas de supermercados o cualquiera de esos instrumentos que permite, no me culpe por repetirlo: la democracia.
Hasta hace algunos años, no muchos por cierto, en esta ciudad sólo se podía hablar de dos importantes fuerzas políticas metidas en un solo partido. Nos referimos al PRD y corrientes hegemonicas: Izquierda Democrática Nacional que comanda, como todos sabemos, René Bejarano, y Nueva Izquierda, sin muchas fuerza en la ciudad, pero apoyada en ciertos acuerdos que le permiten hacer gobierno delegacional en lugares como Venustiano Carranza, donde se han permitido hacer y deshacer, como en una especie de feudo, donde ellos, los chuchos, se han convertido en ley.
Las elecciones del próximo año muy probablemente nos estarán contando una nueva historia. Cualquiera que esté medio interesado en esa competencia electoral sabrá que todo aquel que sostenga la bandera amarilla en sus campañas tiene un muy alto porcentaje de posibilidades de perder, no importa quién sea su contrincante, porque el PRD será símbolo de complicidades, de traición, del abandono de ideales, de cinismo y, por fin, de lo peor parido por la política nacional.
Por eso en muchos frentes de batalla se está trabajando la posibilidad de que los candidatos se asuman como ciudadanos respaldados por ese partido, el PRD. Tal vez esa estrategia no cambie demasiado una realidad que pesará como losa sobre la espalda de cada uno de los candidatos de ese partido.
Y si a la mala fama se le agrega el nombre de algunos políticos cuyo trabajo es simplemente una bofetada en el rostro de la gente, el cuadro está completo. Y si no, nada más hay que pensar, por ejemplo, en un sujeto llamado Xiuh Tenorio, que pretende ser delegado en alguna parte de la ciudad, que le ha pedido a la Secretaría de Gobernación su bendición, pues busca la candidatura por el PRD, y su único mérito político ha sido menearse frente a las pantallas de televisión para mostrar que las dietas sirven para quitarse kilos de encima.
Como ese hay otros. Poco a poco iremos desgranando la mazorca para decirles quiénes quieren ir a gobernar en algunos lugares de esta ciudad, bajo la bandera amarilla, que siempre nos llevará a la idea de que ese candidato será tan malo o peor que Aguirre, el de Guerrero, y que siempre habrá un naburrote que, cínico, pida a la ciudadanía que disculpe las torpezas del gobernante designado. ¡Híjole!
De pasadita
A nadie le conviene en esta ciudad cerrar los ojos frente a una serie de hechos que ahora no parecen tan aislados, y que más bien son síntomas de que esta ciudad no esta marginada del resto del país, y que las formas de vida que ha impuesto el neoliberalismo han causado estragos también en la población del DF.
Es alentador que la Procuraduría General de Justicia del DF inicie una investigación sobre lo que está sucediendo en Iztapalapa. Como ya les hemos comentado, los conflictos entre tribus del PRD tienen su historia, y nada peor le podría suceder a esa demarcación tan castigada que cargar con un delegado, o delegada, cuyos antecedentes no hablen más que de violencia. Eso también lo tiene que analizar el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, porque sería terrible que para finalizar su mandato en la delegación más poblada de la ciudad se sucedieran hechos que dieran al traste con su trabajo de seis años. ¡Aguas!
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