viernes, 20 de julio de 2012

Astillero

Follow the Monex
PRI destemplado
PAN-PRD, precariedad
Candidato maniquí
Julio Hernández López
 
Foto
EXPOSICIÓN MILITAR EN NUEVO LEÓN. Un niño manipula una metralleta montada en un vehículo del Ejército que forma parte de la exposición militar La gran fuerza de México, en el municipio de Escobedo, en Nuevo León  Foto Reuters
 
Como en las novelas policiacas: Follow the money, que en este caso sería Monex.
 
La modernidad alcanzó a los tradicionales mapaches del jurásico de tres colores y, esta vez, en lugar de quedarse solamente en la clásica utilización de las maletas en efectivo (al jarocho estilo aéreo detectado en Toluca, por ejemplo) o del reparto físico entre miembros de la élite que a la hora de bajar los recursos a las bases bien podrían quedarse con tajadas importantes (poniendo incluso en riesgo la eficacia del inverificable proceso individual de compra de voluntades), el nuevo PRI experimentó con redes de distribución de dinero que acabaron dejando huella, no solamente en las ya famosas tarjetas de plástico para adquisición de mercancías en almacenes como Soriana, sino también en los registros contables de empresas como Monex, acusada de haber servido para lavar dinero y permitir así la magna operación mercantil que lentamente va conociéndose y que podría llegar a convertirse en la gota de abuso que llegue a derramar el vaso de la acumulación de pruebas de fraude electoral extracasillas.
Pero los operadores políticos de Peña Nieto tampoco saben leer. Dos de los principales personajes de la corte de tres colores, Pedro Joaquín Coldwell y Jesús Murillo Karam, han comparecido ante medios de comunicación para hacer denuncias y amenazas que muestran que, a pesar de su larga carrera política, y de las enseñanzas que les debería haber dejado el episodio de la Ibero, no han sabido leer los tiempos y las circunstancias políticas y, por tanto, han optado por un discurso torpe, punitivo y opaco ante las acusaciones de que hubo lavado de dinero en su comportamiento electoral.
El ex gobernador de Quintana Roo, Joaquín Coldwell, demandó que haya castigo penal para quienes han hecho de la mentira un instrumento de campaña, sin darse cuenta de que si la historia nacional fuera bien leída, la exigencia podría aplicarse como bumerán a los propios priístas. El ex gobernador de Hidalgo, Murillo Karam, por su parte, dijo y no dijo: aceptó que algo hay relacionado con Monex pero negó que hubiera distinguidos priístas involucrados en el asunto. También reconoció que hay tarjetas, pero según eso serían para la distribución de recursos a sus comités estatales. Eso sí, JMK no recordó si en alguna parte de esos contratos venía la denominación satanizada, Monex.
Muy sonrientes y seguros, en cambio, los dirigentes del PAN y el PRD habían comparecido ante los medios para anunciar una insólita convergencia en el propósito de denunciar y exigir castigo por los presuntos delitos relacionados con lavado de dinero que el priísmo hubiera cometido. Ni remotamente podría encontrarse similitud con lo que en 1988 hicieron Manuel J. Clouthier, Cuauthémoc Cárdenas y Rosario Ibarra de Piedra al unirse para combatir el fraude electoral salinista, pero la imagen de ayer tiene mérito, aunque probablemente vaya a ser efímero y condicionado por apetitos y maniobras nada heroicas.
Zambrano y una parte de la cúpula del PRD, sobre todo quienes ganaron posiciones legislativas o garantías de continuidad política, necesitan demostrar con la mayor contundencia política y, sobre todo, gráfica, que pelean ardorosamente en defensa de Andrés Manuel López Obrador y en contra de un fraude electoral favorable a Enrique Peña Nieto. Tal beligerancia tendrá como límite los tiempos legales y habrá de apagarse en cuanto las instituciones correspondientes, es decir, el tribunal electoral federal, confirme la victoria oficial del mexiquense. En ese momento los rifles de salva utilizados hoy se convertirán en banderas de paz y puentes de negociación con el antes presuntamente combatido.
Gustavo Madero juega a contracorriente de Felipe y Margarita porque nunca ha gozado del aprecio ni el apoyo de ellos y sabe que es hombre políticamente muerto si no genera lances de independencia como el de ayer. El presidente del comité nacional panista denuncia delitos graves en la campaña de quien fue candidato priísta, y con ello permite la ilusión óptica de que parezca que el PAN está combatiendo contra Peña Nieto, mientras la secretaria general de ese mismo comité, Cecilia Romero, dice que el mexiquense será presidente porque lo será.
Así llega Andrés Manuel López Obrador a la lectura de su plan de lucha por la democracia y la dignidad, que originalmente se había programado para el miércoles. Hay ahora más documentación probatoria de las andanzas delictivas que sustentaron la presunta victoria priísta, y el segmento duro de apoyo al lopezobradorismo podrá argumentar con más peso a la hora de hablar de fraude. Pero también hay más constancia de que los poderes unidos están decididos a cerrar el paso a como dé lugar a cualquier posibilidad de dar marcha atrás en la imposición convenida. La reacción de Joaquín y Murillo demuestra que el caso Monex está provocando más ruido del que habrían previsto quienes montaron esa fórmula de modernismo defraudador que deja huellas más allá de las digitales.
Astillas
La idea quedó documentada en 2003: postular a un candidato joven, guapo y absolutamente manipulable para que llegue al poder y desde allí sirva a los intereses empresariales que lo concibieron e impulsaron. Ése sería el candidato maniquí, promovido particularmente a través de la televisión, que le diseña una campaña intensa y apabullante, y sustituido en la vida cotidiana por un especialista que habla a nombre de él y explica lo que la armazón movible ni siquiera puede pensar. Frente a la conjunción de poderes que impone al candidato maniquí, la opositora Isabel Rodríguez casi nada puede hacer. Tal es la historia contada en un profético cortometraje que nueve años atrás produjeron la Universidad de Guadalajara y Cine Reborujo bajo el título Más por tu dinero, que contó con guión y dirección de Yordi Capó, con Azucena Evans, Jesús Hernández y Mario Rosillo en los papeles principales.
Candidato maniquí (Hyperlink bit.ly/Nl3KYW), ¿política ficción?
Y, mientras el movimiento de Sicilia alcanza en Washington el reconocimiento que no logra en México, ¡feliz fin de semana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero

No hay comentarios:

Publicar un comentario