sábado, 23 de febrero de 2013

México SA


Y la reforma laboral va
Avanza la desocupación
¿Y el paraíso prometido?
Carlos Fernández-Vega
P
ues nada, mexicanos incrédulos, que a dos meses de entrar en acción lareforma laboral no deja de arrojar frutos: en enero pasado, creció la desocupación abierta y la subocupación, mientras el de por sí voluminoso ejército de informales prácticamente no registró cambios (alrededor de 60 por ciento de la población económicamente activa sobrevive en tal sector).
Los panegiristas de la citada reforma prometieron el oro y el moro, casi el paraíso, si el Congreso validaba las modificaciones legales en materia laboral. Y las aprobó, pero lo cierto es que el mercado laboral mexicano se mantiene en un estado desastroso y es muestra fehaciente de cómo, y a favor de quién, se cuecen las habas en esta República de discursos.
Mal arranca el gobierno de Enrique Peña Nieto en este renglón (sin duda el más importante, pues va de la mano en el combate a la pobreza), porque en sus dos meses de estadía en la residencia oficial se registró la cancelación de 106 mil empleos permanentes y 107 mil eventuales (información del IMSS) en el sector formal de la economía, y ello no es precisamente una muestra del paraíso prometido.
Pero como bien lo apunta el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, las cifras de enero ponen en claro que la desaceleración económica ha tocado las puertas de las familias mexicanas en forma de menores oportunidades laborales. La desocupación y precarización laboral van al alza, y tanto las cifras del IMSS como las del Inegi señalan un aumento en la desocupación y en la contratación eventual, la más volátil y que fácilmente se pierde ante un retroceso económico.
La Secretaría del Trabajo divulgó que en enero pasado 213 mil empleos formales fueron dados de baja, mientras que el Inegi informó que la tasa de desocupación en el primer mes de 2013 se incrementó a 5.42 por ciento (la mayor desde julio de 2011), contra 4.9 por ciento reportado un año antes. El aumento no es atribuible a efectos estacionales, al descontarlos la tasa también fue más grande que la del mes de diciembre pasado. Puesto en otras palabras lo que puede afirmarse es que el crecimiento económico se va debilitando y con ello la posibilidad de encontrar empleo, anota el CIEN.
El presidente del desempleo, Felipe Calderón, cerró su sexenio con un incremento cercano a 50 por ciento en la tasa de desocupación abierta. Si se considera el de Fox resulta que con ese par de blanquiazules en Los Pinos (la decena trágica, segunda entrega) entonces tal indicador aumentó 170 por ciento. La herencia de este inenarrable par de accidentes en la historia política del país fue más que desastrosa como para que sigan fingiendo que todo va de maravilla. Repetir el gravísimo error de combatir la realidad con discursos y promesas sólo hundirá más a México.
Por su parte, el CIEN advierte que, cuando menos hasta ahora, no existe evidencia de que las reforma laboral vaya a revertir la tendencia hacia la precarización que la economía presenta. Lo que habrá que seguir es si esto no implica un incremento en la forma de contratación temporal. Se desconoce la magnitud de la desaceleración económica, pero es evidente que ella se generaliza hacia sectores interrelacionados con el mercado interno y la producción. La caída de las ventas al menudeo y mayoreo que se reportó en diciembre pasado así lo indica.
Sin lugar a dudas, apunta el centro de estudios, el debilitamiento del ciclo económico ya afecta los programas y expectativas oficiales, pues no se podrá resolver el problema del hambre y la pobreza sin empleo, las transferencias de dinero solamente ayudarán a que temporalmente se tenga una reducción estadística del número de personas que viven con estas restricciones, no las dotarán de fuentes de trabajo que de manera sostenible les proporcionen un ingreso suficiente para alejarse de la marginación en la que viven. El tiempo sigue avanzando, y los signos son claros: la economía mexicana enfrenta un nuevo proceso de debilitamiento, el tercero en los últimos 12 años. Si Estados Unidos logra impulsar su crecimiento podremos enfrentar esta etapa sin afectaciones severas, de otra manera el modelo económico de México volverá a mostrar su mayor limitante: bajo crecimiento con precarización social.
Con base en la información del Inegi, el CIEN detalla que al revisar la composición de la tasa de desocupación en el país se observa que es la población que cuenta con experiencia la que presenta las cifras más significativas, ya que 89.8 por ciento se encuentra desocupada, en contrasentido con aquella que no presenta experiencia cuyo nivel es de 10.2 por ciento. Una situación similar se presenta por el nivel de instrucción donde la población que tiene mayor preparación educativa muestra las tasas de desocupación más altas (media superior y superior 37.6 por ciento, secundaria completa 36.9 por ciento) en contraste con aquellos que cuentan con un grado de educación menor (primaria incompleta y primaria completa 8 y 17.5 por ciento, respectivamente).
En lo que respecta a la tasa de desocupación por entidad federativa el estado de México y Tabasco (6.5 por ciento en cada caso) son las que presentan los niveles más altos, en tanto que Chiapas (2.3 por ciento) y Veracruz (2.5) reportan cifras menos abultadas. Por su parte, al analizar el cambio porcentual en la tasa de desocupación, las entidades que tuvieron el mayor crecimiento con respecto al año anterior fueron Michoacán, Colima (1.4 por ciento en cada una de ellas), y Morelos (1.3).
Ese es el primer ingrato balance de la administración entrante, sin considerar que cada día que pasa más mexicanos obtienen menor ingreso, porque hay que ser competitivos, según la máxima neoliberal que ha destrozado los equilibrios entre los factores de la producción.
Las rebanadas del pastel
No mucho tiempo atrás, el gobierno federal consideraba que lo mejor para combatira un monopolio era un duopolio (aunque fuera desequilibrado, como Televisa y Tv Azteca). Ahora el concepto da un giro de 180 grados: para combatir a un duopoliolo mejor es armar un monopolio, y para ello qué mejor que el zar del cobre y de los ferrocarriles en México, el inefable cuan voraz Germán Larrea (el de Pasta de Conchos), quien también quiere ser amo y señor de las salas cinematográficas. Su empresa Cinemex pretende devorar a la otra parte del duopolio, Cinemark, así que cinéfilos ustedes decidan a quién le engordan la taquilla. Mientras, para la Comisión Federal de Competencia (el ente antimonopolios) se trata de una simple fusión.

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