martes, 17 de noviembre de 2015

Astillero

 Impactos del viernes 13 en México
 Más sometimiento
 Traspatio inalterable
 El buen fiasco (no sólo comercial)
Julio Hernández López
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OTRA OPORTUNIDAD A MAESTROS QUE NO PRESENTARON LA PRUEBA. El coordinador nacional del Servicio Profesional Docente, Ramiro Álvarez Retana, y el subsecretario de Planeación y Evaluación de Políticas Educativas de la SEP, Otto Granados Roldán, ofrecieron ayer una conferencia de prensa para aclarar que los profesores de educación básica y personal con cargos de dirección que faltaron al examen de desempeño no ponen en riesgo el empleo, siempre y cuando hayan cumplido con algún otro de los pasos previos del proceso   Foto María Luisa Severiano
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al como sucedió después del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, el golpe terrorista del viernes 13 en París afectará las libertades individuales y sociales, fortalecerá la vocación policiaca de los gobiernos dominantes (y la consecuente aceptación operativa de los gobiernos subordinados) y constreñirá la vida pública (en ella, el apartado de la política y las elecciones) a directrices de centralidad trazadas por las potencias que así darán privilegio a sus criterios y planes de seguridad nacional y global.
Ese giro dado a la derecha conlleva malas noticias para un México trabado entre la imposición cupular de nuevas reglas y un movimiento social de resistencia que hasta ahora poco ha podido hacer para frenar el rediseño peñista-salinista-neoporfirista. Estados Unidos, a la cabeza de las superpotencias mundiales pero sabidamente ya no la única, habrá de hacer cuanto le sea posible para garantizarse un traspatio sometido, sin alteraciones políticas o sociales que puedan contravenir sus intereses superiores, magnificados oportunamente por la tarea épica de combatir a la nueva amenaza propicia, la del terrorismo proveniente del radicalismo islámico que en su momento el propio Estados Unidos ha impulsado y financiado conforme a sus necesidades tácticas.
El vecino impositivo requiere de México estabilidad como proveedor de energéticos oportunamente privatizados y como virtual tercera frontera migratoria que debe ser supervisada por los propios agentes gringos para impedir que desde acá entren a Estados Unidos viajeros peligrosos. El sabido condicionamiento geopolítico que pareciera condenar a México a nunca tener gobiernos de izquierda, así fuera apenas teñidos de ese tono ideológico inquietante para Washington, será reforzado por los imperativos energéticos y migratorios de esa potencia en guerra.
En el pasmo opositor que permitió la llegada de Enrique Peña Nieto al poder, y la instalación de su paquete de reformas estratégicas, ha quedado sellada una suerte contraria al interés nacional para cuyo improbable desmontaje se necesitarán más que discursos adjetivados y propuestas ilusionadas. Las mencionadas reformas, sobre todo la energética, han implicado la suscripción de compromisos jurídicos, técnicos y económicos a los que no se podrá dar reversa sólo a partir de proclamas voluntariosas. La historia mundial, y en especial la mexicana, tienen humeante registro de las acciones bélicas de potencias empecinadas en defender los intereses de sus inversionistas. Una economía como la mexicana no necesita de navíos, desembarcos e invasiones: ahora basta con el sonoro rugir de teclados computacionales para desestabilizar países mediante el retiro de fondos y la imposición de castigos financieros.
Para garantizar el cumplimiento de las nuevas reglas mundiales, en nuestro país está disponible una clase política depredadora que pretende adjudicarse una continuidad por décadas (las nuevas disposiciones electorales que permiten relecciones continuas de senadores, diputados federales y locales y presidentes municipales). Ese propósito de continuidad peñista-salinista-neoporfirista tiene sustento en las siempre renovadas técnicas de fraude electoral, la recomposición del esquema económico dominante (manteniendo privilegios a las élites y el propio gobierno tratando de retomar el control del esquivo negocio tan redituable del narcotráfico y otras formas del crimen organizado), la consolidación del control muy extendido de los medios de comunicación (sobre todo los electrónicos), y la degradación de otros órganos del Estado (envilecidos el INE y el tribunal electoral, partidizada la Corte con Medina Mora y ahora con cuando menos una de las propuestas para relevos inmediatos, entregada la PGR a Televisa).
Una muestra de esa placidez social aparentemente inconmovible (que permite al régimen soñar con una gran perdurabilidad, a pesar de todo) se ha dado con la promoción comercial denominada El Buen Fin. Diversos reportes, incluso formalmente reconocidos por la Procuraduría Federal del Consumidor, han demostrado que muchos negocios elevaron previamente los precios de sus productos para luego ofrecerlos en rebaja, de tal manera que en realidad los consumidores estarían comprando sin descuento verdadero alguno.
El Buen Fin, que en realidad ha sido anualmente El gran fiasco, pareciera una confirmación, en cajas registradoras, de la simulación nacional que es nuestro verdadero pacto social. Los comercios hacen como que rebajan, mientras los compradores hacen como que creen en las rebajas. Nada indica en los aparadores que haya gangas auténticas, y los porcentajes de descuento suelen ser tan falsos como un discurso de político (hay excepciones, desde luego. Es decir, en los comercios, no en los políticos: empresas que hacen rebajas efectivas, mas su autenticidad se pierde en el gran engaño convenido que es México). Pero, con el señuelo del endeudamiento a plazos, las masas acuden acríticamente a esas instancias falsamente redentoras, las plazas comerciales como sublimación de la farsa aplaudida por actores y público, que ni siquiera es capaz de hacer valer el presunto poder del consumidor.
El próximo sábado rendirá protesta el nuevo presidente del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), quien, según insistentes versiones, podría ser Andrés Manuel López Obrador, de tal manera que así asumiría abiertamente las funciones de liderazgo absoluto que hasta ahora ha ejercido como presidente del consejo nacional de la misma organización. A la salida de Martí Batres, quien pasó de ser dirigente nacional a capitalino, quedó Bertha Luján como presidenta interina y, con ese carácter, ha convocado al segundo congreso ordinario de Morena, a realizarse en un parque de beisbol (en el Deportivo Reynosa) de Azcapotzalco. Además de la formalización del nuevo comité ejecutivo nacional y el nuevo consejo nacional, sediscutirá y aprobará, en su caso, la Política para la Transformación de México, así como el Plan de Acción 2015-2018. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero

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