John M. Ackerman
J
ean-Luc Mélenchon es uno de los líderes más importantes de izquierda en el mundo actual. Hace dos años recibió 17 millones de sufragios, 19.5 por ciento de la votación, en la primera ronda de las elecciones presidenciales de Francia. El líder galo rebasó y dejó muy atrás a la vieja izquierda, del caduco Partido Socialista de François Hollande, cuyo candidato Benoit Hamon, recibió apenas 6 por ciento.
Mélenchon es hoy miembro de la Asamblea Nacional de Francia así como Coordinador de la Fracción Parlamentaria del Partido Francia Insumisa, instituto político que él mismo fundó en 2017 como continuación del Partido de Izquierda que había creado para competir en las anteriores elecciones presidenciales, de 2012.
Fungió como miembro del Parlamento Europeo durante ocho años, entre 2009 y 2017, y anteriormente como senador y también ministro de Educación de Francia.
Si la cultura política europea fuera tan sofisticada, crítica y flexible como la mexicana, Mélenchon estaría ya en una franca trayectoria hacia una contundente victoria en las próximas elecciones presidenciales de su país.
De manera similar a Andrés Manuel López Obrador, Mélenchon rompió con la vieja izquierda cuando sus líderes transigieron con la derecha neoliberal y empezaron a colaborar con las formas corruptas de hacer política del viejo régimen. La frase:
¡Al diablo con sus instituciones!de Mélenchon, al crear primero el Partido de Izquierda y ahora Francia Insumisa, abrió un boquete histórico para la esperanza ciudadana; siguiendo una trayectoria similar a la creación de Morena en respuesta a la firma del
Pacto por Méxicopor el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en México en 2012.
Sin embargo, el desempeño de Francia Insumisa en las recientes elecciones para el Parlamento Europeo en 2019 no cumplió con las altas expectativas generadas en 2017. El clima del miedo, frente a los migrantes y los rusos, así como los profundos efectos culturales de décadas de políticas neoliberales terminaron por mandar al partido de Mélenchon a un lejano quinto lugar, con sólo 6.5 por ciento de la votación nacional.
Frente a esta derrota, el líder galo volteó al mundo en busca de inspiración y ejemplos a seguir en la lucha por la justicia en una coyuntura global cada vez más inestable y girado hacia la derecha y el neo-fascismo.
Tal y como León Trotsky encontró refugio en el México de Lázaro Cárdenas frente a la purga de Josef Stalin, Mélenchon hoy se inspira en el ejemplo de la Cuarta Transformación de López Obrador frente al avance del neoliberalismo neofascista en Francia y en toda Europa.
Una vez más, México se ha convertido en un centro de articulación de la teoría y la práctica anti-fascista a escala mundial. Hoy Europa se encuentra inmersa en una enorme crisis política que amenaza descarrilar su trayectoria y su reputación como un continente comprometido con la defensa de los derechos humanos y las libertades sociales. Mélenchon es tajante: “En Europa no queda ya ninguna fuerza política capaz de proponer una salida a la crisis que tome en cuenta la vida digna de sus ciudadanos y sin guerra. De los partidos progresistas que construimos en mi generación no queda ya nada. Y en Francia, en el campo político hay que reconstruir todo, todo… Europa se ha convertido en un espacio donde domina la dictadura intelectual del neoliberalismo, abocado a reducir los presupuestos de los servicios sociales”, explica el político francés en su amplia entrevista con Blanche Petrich y Marcela Aldama en estas mismas páginas (véase: https://bit.ly/2GmmTtI).
México, en contraste, es hoy un faro de esperanza para la dignidad ciudadana en el mundo entero. Para Mélenchon, este país es uno de los únicos sitios hoy en el planeta donde se está viviendo un ciclo progresista.
Es importante para nosotros, los europeos, entender lo que está pasando aquí. Yapasó el tiempo de que llegábamos con el catequismo bajo el brazo para decirles qué hacer; ahora nos toca aprender. Específicamente,
nadie pensaba que México, tan cerca de Estados Unidos, pudiera empezar algo tan distinto que pudiera echar abajo lo que han hecho el PRI y el PAN. Aclara el político francés que el proceso encabezado por López Obrador
tiene características destituyentes muy fuertes. Con la Cuarta Transformación propone un proceso típicamente de revolución ciudadana; es decir, de recuperación del poder por la gente.
La visita de Mélenchon a México ratifica y confirma una vez más la importancia histórica y global del proceso de transformación política que hoy estamos viviendo en México. También demuestra, a quienes luchamos por hacer realidad la promesa de la Cuarta Transformación, que este proceso cuenta con muy importantes aliados a lo largo y ancho del planeta Tierra. No estamos solos, ya que el mundo reconoce que México es hoy uno de los pocos sitios donde se mantiene encendida la antorcha de la lucha por la humanidad, la democracia y la paz.
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