Sentencia (no sólo) al felipezavalismo // García Luna y Calderón: binomio // ¿Y todos los demás? // Impacto al PAN, VaxMx y mitin INE
l veredicto de un jurado en Nueva York constituye, en primer plano, una sentencia política e histórica contra Felipe Calderón y su grupo político. Develar y condenar en Estados Unidos una parte mínima de lo que en México arguye Calderón que nunca supo implica una descalificación rotunda de esa misma administración federal (fraudulenta de origen), además de complicidades que a la luz de lo resuelto en Brooklyn, más la propia producción mexicana, abren caminos judiciales que habrá de verse si acá se toman y encausan.
Pero el virus garcialunista fue incubado desde la administración foximartista (la pareja presidencial
formada por Vicente Fox Quesada, vacuo política e intelectualmente, manejado en muchos aspectos por quien originalmente fue su vocera y luego su esposa, Marta Sahagún) y plenamente desarrollado por el felipezavalismo (no sólo el titular, Felipe; también Margarita Zavala Gómez del Campo, quien ha formado parte esencial de esa facción como beneficiaria, socia política y fallida candidata a un retorno familiar a Los Pinos).
Lo decidido por 12 ciudadanos estadunidenses respecto a Genaro García Luna (GGL) confirma que el lanzamiento felipista de la guerra contra el narcotráfico
(concepto del que luego quiso desmarcarse) fue un magno engaño criminal, que convirtió el aparato institucional mexicano en un instrumento salvaje al servicio principalmente del cártel de Sinaloa.
Calderón desató una guerra
, cuyas consecuencias se siguen padeciendo, para tratar de superar el estigma del fraude electoral mediante el cual se hizo de la Presidencia de México, pero, también, para convertir a policías y militares en brazos operativos para la venta de protección al cártel favorito y a otros de menor cuantía.
García Luna se mantuvo en su cargo durante el sexenio felipista completo, sin una sola insinuación de duda o crítica desde Los Pinos, en un binomio operativo absolutamente sólido, plenamente identificado en objetivos. Pero, ¿sólo García Luna? ¿Sin cómplices en la estructura calderonista en general ni en la mera punta de la pirámide del poder presidencialista ejercido de manera furibunda e implacable por quien ahora se refugia en Madrid?
Hubo un solo secretario de Seguridad Pública (GGL), mientras en la Secretaría de Gobernación el felipismo tuvo a cuatro ocupantes, dos de ellos fallecidos en extraños accidentes aéreos: el campechano-madrileño Juan Camilo Mouriño Terrazo, verdadero consentido de Calderón, y el bajacaliforniano José Francisco Blake Mora, quien falleció al caer en Chalco, estado de México, el helicóptero en que viajaba (los otros dos titulares de Gobernación fueron Francisco Javier Ramírez Acuña y Fernando Gómez-Mont Urueta).
En la Procuraduría General de la República hubo tres titulares: Eduardo Medina Mora, Arturo Chávez Chávez y Marisela Morales Ibáñez. Y, al igual que GGL en su duración sexenal, los titulares de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, y de la Marina, Mariano Francisco Saynez Mendoza. Tal cual para sí alega Calderón, ¿tampoco supieron nada estos altos funcionarios?
La derrota del grupo de Calderón y Zavala lo es también del panismo y la derecha defensora de la mano dura
ejercida de 2006 a 2012. Y arrastra a los aliados actuales de ese panismo, al PRI que con Peña Nieto tuvo tolerancia y dio ayuda presupuestal al garciafelipismo y, bueno, qué decir del perredismo en liquidación. Y, desde luego, impacta duramente al proyecto empresarial Va por México y, en lo inmediato, a los manifestantes del próximo domingo que, más allá de la defensa del INE y la democracia
, tendrán como elefante en la sala el caso García Luna, convertido en símbolo indeseado del talante regresivo que pretenden promover electoralmente para 2024 las mismas élites cómplices de lo que ahora intentan eludir: ¡García Luna no se toca!, podría ser su bandera de lucha. ¡Hasta mañana!
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