sábado, 22 de septiembre de 2018

México SA

Crece inflación, baja salario real // Informalidad vs calidad de vida
Carlos Fernández-Vega
I
nflación y poder adquisitivo del ingreso van de la mano, y en este sentido la primera avanza y el segundo va cuesta abajo. Para los mexicanos no es secreto, porque lo viven en carne propia, el constante deterioro real del ingreso, el cual no se detiene desde hace casi cuatro décadas.
El megagasolinazo decretado por el gobierno peñanietista exprimió aún más los bolsillos de los consumidores y acicateó la inflación, hasta registrar niveles no vistos en casi dos décadas. Y si previamente el índice de precios permaneció relativamente estable fue gracias al riguroso control salarial, base de la supuesta competitividad empresarial del país.
En este sentido, en su análisis semanal el Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, del que se toman los siguientes pasajes, advierte que la inflación quedó fuera del rango objetivo del Banco de México al cerrar 2017 (de hecho, casi lo duplicó). Las expectativas del banco central contemplaban un ajuste a la baja de la inflación durante el año en curso, las cuales se vieron truncadas durante el inicio del segundo semestre, cuando el nivel de precios reportado comenzó a incrementarse nuevamente. De hecho, la propia institución reconoce que la desaceleración de la inflación no será tan rápida como pronosticó y que su rango objetivo se alcanzaría hasta 2020.
En agosto pasado el índice nacional de precios al consumidor reportó un aumento anualizado de 4.6 por ciento, pero la evolución de la inflación no subyacente se ubicó en 8.8 por ciento, producto de los incrementos a doble dígito en energéticos, como el gas LP (24.7 por ciento) y la gasolina de alto octanaje (22.3).
La estabilidad en el nivel de precios es fundamental, cuando la mayoría de la fuerza laboral del país gana, cuando mucho, dos salarios mínimos. La pérdida en el poder adquisitivo tiene efectos negativos significativos en la mayoría de la población, al grado de que contar con un empleo sea insuficiente para satisfacerlas necesidades básicas.
La tarea consiste no sólo en mantener bajo control la inflación, sino buscar las condiciones necesarias para incrementar la cantidad de empleo mejor remunerado; sin embargo, en este último renglón tampoco se han mostrado avances importantes.
A escala nacional, en julio la tasa de desocupación se ubicó en 3.5 por ciento, ligeramente superior al mes previo (3.4). Por su parte, la cantidad de trabajadores registrados en el IMSS aumentó en casi 645 mil en los primeros ocho meses de 2018. La formalización de puestos de trabajo no se relaciona con una baja tasa de desocupación.
Particularmente, en el sureste de nuestro país es donde se encuentran algunas de las entidades federativas que han mostrado los niveles de crecimiento económico más limitado, pero también las tasas de desocupación de menor magnitud.
El ejemplo más claro se presenta en Guerrero, cuyo nivel de desocupación en julio fue de 1.1 por ciento y representó una mejora de 0.6 puntos porcentuales en comparación con el nivel exhibido en el mismo mes de 2017. Sin embargo, dicha entidad se ubicó en el nivel 31 a escala nacional en cuanto al número de trabajadores registrados en el IMSS hasta el mes de julio, con poco más de 2 mil personas.
Una situación similar se suscitó en Oaxaca, con una tasa de desocupación de 1.6 por ciento, pero las 6 mil 300 nuevas alzas ante el IMSS sólo le ayudaron para ubicarse en el puesto número 24 a escala nacional.
De esta forma, es evidente la falta de incentivos para que los trabajadores en la informalidad abandonen tal condición, lo que es en detrimento de la calidad de vida de los propios trabajadores.
Las rebanadas del pastel
Parece que los tres cochinitos no lo lograron: la autoridad en la materia cancelaría el triunfo de Manuel Negrete, candidato de PAN-PRD-MC, resultante de un verdadero estercolero electoral en Coyoacán.

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