martes, 3 de noviembre de 2015

México SA

¿Y el México próspero?
SHCP: de tres pierde tres
Crecimiento raquítico
Carlos Fernández-Vega
¿Q
ué fue de aquel México próspero con crecimiento económico que el inquilino de Los Pinos prometió nada más cruzarse la banda presidencial? A punto está de iniciar la segunda mitad de su mandato, y para efectos prácticos, la prosperidad peñanietista ha sido igual a mayor pobreza y el crecimiento a un raquítico resultado (tasa anual promedio de 1.8 por ciento durante sus primeros tres años de estancia en la residencia oficial) que, junto con el calderonista, ha sido el peor en poco más de cinco lustros.
Poco falta para el banderazo de salida del cuarto de la temporada, año para el que los genios de Hacienda han proyectado un crecimiento de entre 2.6 y 3.6 por ciento, es decir, entre uno y dos puntos porcentuales por debajo de lo prometido (más de 4.5 por ciento) una vez aprobado el paquete de reformas. Ello, desde luego, en el lejanísimo caso de que su pronóstico sea atinado, porque en la primera mitad delMéxico en movimiento de todos fallaron todos.
Con esos antecedentes en 2016 difícilmente surgirá el México próspero con crecimiento económico, de tal suerte que si milagrosamente se alcanza la cota más baja en el pronóstico del ministro del (d) año y sus muchachos, casi casi habría que gritar ¡Aleluya!
El siempre convincente Luis Videgaray ha dicho que nuestro país tiene una de las mejores perspectivas de crecimiento, no sólo en 2015, sino para los próximos años, pero todo indica que el ministro nada bien se lleva con la realidad.
En sus tres años de estancia en la oficina principal de Hacienda el ministro no atinó una: para 2013 estimó un crecimiento de 3.5 por ciento, y en los hechos no pasó de 1.1. En 2014 repitió el numerito: calculó 3.9 por ciento (considerando el efecto de las reformas estructurales aprobadas y en consideración por el Poder Legislativo) y, con todo y reformas, a duras penas alcanzó 2.1. Para 2015 proyectó 3.7 por ciento, y si bien va alcanzaría 2.3. Y 2016 pinta para lo mismo, de tal suerte que si saben contar, pues no cuenten con el “México próspero…”.
En vía de mientras el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM (IIE), por medio de la Coordinación de Análisis Macroeconométrico Prospectivo, divulgó su más reciente análisis (Situación y perspectivas de la economía mexicana), del que se toman los siguientes pasajes. Va, pues.
En los últimos meses han surgido diferentes shocks económicos externos que han afectado el desempeño de la economía mexicana a mediano plazo. En primer lugar, la economía estadunidense no acaba de recuperarse, tal y como lo muestran sus recientes cifras negativas de creación de empleos. En consecuencia, se espera que la normalización de la política monetaria de aquel país se postergue hasta el año próximo, lo que mantendrá altos los niveles de incertidumbre sobre los flujos de capital y tendrá un impacto negativo de corto plazo en las economías emergentes. Adicionalmente, la dinámica de otras variables externas como los precios del petróleo, la volatilidad financiera mundial y los conflictos globales contribuirán a generar un complicado contexto mundial que tendrá impactos negativos en nuestra economía.
En un escenario de tipo tendencial el modelo macro econométrico del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM pronostica que el producto interno bruto (PIB) de México cerrará 2015 con una cifra cercana a 2.3 por ciento y la creación de cerca de 700 mil empleos. Por otra parte, si las circunstancias económicas se mantuvieran igual, para 2016 se espera un crecimiento de poco más de 2.9 por ciento, con poco más de 750 mil empleos.
Sin embargo, un escenario externo más complicado sería aquel en que la Reserva Federal tome la decisión de aumentar la tasa de interés en 2016. Así, simulaciones basadas en el modelo econométrico sugieren que un aumento de 25 puntos base en la tasa de interés de Estados Unidos implicaría que el PIB mexicano sólo crecería 2.7 por ciento, con tasas de interés más altas durante el año. En consecuencia, es claro que no se puede esperar que en los próximos meses el motor de crecimiento de la economía mexicana provenga del sector externo y es altamente probable que los shocks externos jueguen un rol negativo en el desempeño de nuestra economía.
En un contexto externo potencialmente adverso es importante analizar el comportamiento tendencial de los factores de demanda interna que podrían jugar un rol positivo en el desempeño económico de nuestro país en el próximo año. De acuerdo con el pronóstico de nuestro modelo, las exportaciones aumentarán a un mayor ritmo en 2016, como resultado de la depreciación cambiaria, que también contribuirá en la disminución del ritmo de crecimiento de las importaciones. En un escenario puramente tendencial, el consumo privado observará una mejoría notoria en 2016 con respecto a 2015 y la inversión privada sólo tendrá una leve mejoría el próximo año. Lo anterior implicaría un crecimiento económico no mayor de 3 por ciento para 2016.
Así, la situación del mercado interno sólo podrá mejorar si las reformas son capaces de impulsar un cambio estructural en el ritmo de inversión y no surge, al mismo tiempo, algún episodio de volatilidad financiera mundial. El presente año representa un reto para las autoridades económicas de nuestro país tanto en el nivel externo como interno. Si las reformas estructurales no consolidan de manera rápida una plataforma de flujos de inversión y crecimiento sostenido, sin duda permanecería la interrogante de cómo promover un crecimiento económico real.
Para enfrentar dichos problemas es claro que a mediano plazo se requiere impulsar el crecimiento de la demanda privada interna, diversificar las exportaciones y disminuir la enorme dependencia de las importaciones que en su conjunto explican de manera importante los débiles estímulos netos por el lado de la demanda. Sin embargo, no debe olvidarse que una estrategia de fomento de la demanda interna debería estar sustentada en la expansión de la inversión en infraestructura, ciencia y tecnología que permita a los empresarios producir con mayor calidad y costos competitivos, con el propósito de reducir la dependencia de la economía estadunidense y diversificar el destino de las exportaciones, concluye el IIE.
Las rebanadas del pastel
De cualquier suerte, incluidos los pronósticos para 2016, la tasa anual promedio decrecimiento en cuatro años no pasaría de 2 por ciento, cuando México requiere un mínimo de 6 por ciento para salir del hoyo. Entonces, el México próspero, para mejor ocasión.
Twitter: @cafevega

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