CCE topa con la misma puerta // AMLO: no, aunque se enojen
Carlos Fernández-Vega
▲ Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial.Foto de la videoconferencia del dirigente
C
uando era
amigodel actual gobierno, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) propuso mayor endeudamiento público
como única salida viableal impacto económico del Covid-19, amén del consabido
alivio fiscalpara sus agremiados. El presidente López Obrador respondió que no, que ni un peso más de débito con cargo a los mexicanos y que en materia tributaria no hay concesiones, lo que provocó el airado reclamo del presidente de ese organismo, Carlos Salazar: el mandatario “nos cerró las puertas… pero abriremos otras”.
El
desencuentrose dio en la primera semana de abril y motivó una serie de dimes y diretes, con un final más que cantado: la ruptura de los
amigos. Salazar prometió
abrir otras puertas–es de suponer que se refería a presentar otras propuestas–, pero ayer abrió la misma que le
cerraronen Palacio Nacional: más deuda pública y
aliviofiscal para sus agremiados.
Y la
nueva puertaque
abreel CCE, en voz de su presidente, no es peccata minuta: incrementar la deuda pública, este año y de un plumazo, 3 puntos porcentuales del producto interno bruto (algo así como 900 mil millones de pesos, monto ligeramente menor al pasivo actual por el
rescatebancario, vía IPAB)
para afrontar los efectos de la crisis, de tal suerte que la proporción débito-PIB se incrementaría a 52 por ciento. Además, desde luego, las
facilidadesfiscales, o lo que es lo mismo que el gobierno asuma todos los costos y el sector privado se quede con los beneficios.
Por lo visto, Carlos Salazar y sus muchachos ni lejanamente serían exitosos como
porteros, porque si ya les
cerraronuna y, ante la negativa presidencial, ellos mismos prometieron
abrir otras, entonces para qué insisten con la misma
puerta, es decir, con la que ya les pegaron en las narices.
La
alternativade Salazar (aumentar, de inmediato, la deuda pública 3 puntos porcentuales) implicaría, en muy corto plazo, que el débito nacional creciera en una proporción similar a la registrada en cinco años de gobierno foxista (diciembre de 2000 a igual mes de 2005), o si se prefiere en el primer trienio del sexenio calderonista. Ello, sin considerar intereses.
A México le ha salido carísima esa
alternativa(CCE dixit) para
rescataral sector privado (no a todo, sino al segmento cupular, en la
lógicaneoliberal de socializar pérdidas y privatizar ganancias), pero éste se niega a jugar con sus fichas, a utilizar sus propios recursos para sortear la nueva crisis.
Eso sí, en tiempos de vacas gordas los empresarios exigen al
abominableEstado que ni se le ocurra meter las manos en la economía, que no sea
competencia desleal, pero son ellos mismos, raudos y chillones, los primeros en intentar prenderse de la ubre de ese mismo Estado –que tanto aborrecen– cuando la situación se pone color de hormiga. Entonces, ¿es falta de creatividad o de plano abuso permanente?
Por cierto, cuando todo era miel sobre hojuelas y la
amistadflorecía, el propio Carlos Salazar declaró que
el país no puede permitirse volver a entrar a esos círculos de deuda que todos criticamos, que ha sucedido en estados y empresas(26/ III/19). Un año después ya lo
olvidó.
Y, para aquellos que aún dudan, ayer el presidente López Obrador mandó mensaje: nunca se repetirá el rescate financiero de los de arriba (como el Fobaproa), de convertir deudas privadas de unos cuantos en deuda pública.
Aprovecho para decirles a algunos que están pensando en esos modelos que no vamos a ceder, aunque se enojen. Se van a quedar esperando. Cuando había crisis, lo primero que se hacía era pedir dinero, pedir prestado, solicitar créditos para rescatar a los de arriba y se les daba la espalda a los de abajo, al pueblo.
Las rebanadas del pastel
De AMLO, con cariño, para Alejandro Díaz de León:
Las reservas no son del Banco de México, ni siquiera del gobierno. Son de la nación. No vaya a ser la de malas que a alguien se le ocurra
rescatar empresas que desde antes del nuevo coronavirus ya tenían problemas financieros.
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