e pronto –con algunos incipientes barruntos previos– apareció una dorada oportunidad para la crítica de opositores y de otros conjuntos anexos. Estados Unidos y Canadá solicitaron iniciar consultas con México sobre asuntos energéticos que, según presumen, violan el tratado conjunto. ¡Y se desató el grillerío! Todos sobre de ellos, parecieron oír en lontananza, lanzándose al feroz ataque. La avalancha de premoniciones de desastre apareció ya confirmada y atiborró el horizonte comunicacional de nuestra incauta República.
No cabía la menor duda, el país caería bajo mayúsculo castigo ejemplar. ¡Imagínense, nativos! Esas dos potencias, ahora unidas, contra la debilucha nación que lideran esos morenos ignorantes y soberbios. Todo porque el irredento e irresponsable gobierno actual viola enunciados vitales del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). La situación, sentenciaron, era de inminente peligro debido a la política energética que viene aplicando, con alucinante y torpe constancia, el Presidente de la República.
La cuantificación del costo apareció sin contratiempos y con precisión notable: 30 mil millones de dólares habrán de imponerle al transgresor. Se le llevará ante un panel internacional y, ahí mero, será puesto en el cadalso. Aparecieron entonces, y casi en cascada, los expertos y los muy enterados que reforzaban las sentencias inevitables. Hombres y mujeres, por demás versados en los intestinos de la reglamentación del tratado soplaron las incisivas palabras. No había para dónde hacerse. La suerte estaba echada sobre un ineficaz gobierno que pretende ser transformador. Ese fue el ambiente previo a una mañanera de respuesta inevitable. Hizo, entonces, su escandalosa aparición Chico Che en pantalla y se encendieron, alebrestadas, nuevas alarmas críticas. ¡Uy, qué miedo!, se oyó ante la risa de un AMLO celebratorio en su respuesta.
Días después de tan sonora, pero alegre y burlona muestra de preocupación por las amenazas de la crítica opositora –no por el desplante de estadunidenses y canadienses que merecen otro tratamiento– se tomaron varias decisiones. Una tripleta, de primer nivel, entrará al quite: Marcelo Ebrard, Tatiana Clouthier y el embajador Jesús Seade contestarán en citatorio. Se les unirán, necesariamente, otros funcionarios especialistas en diversos tópicos, así como asesores contratados. Pero antes de que este enfrentamiento, tan auspiciado y proclamado por los enterados, tenga lugar, hay que hacer algunas precisiones.
En primer término, no se trata de castigos monumentales, sino de multas, en caso de perder el eventual litigio, con cifras bastante menores. Los casos en que México ha perdido por reclamos de empresas montan, cuando mucho, 100 millones. Que de todas maneras son erogaciones importantes. En el caso de las alegadas violaciones, en materia energética, es muy posible que sean bastante difusas y poco sustentadas las penalidades reclamadas.
Pero la visión del Presidente no se agota en este diferendo de penas y litigios ante paneles o tribunales especializados. El interés presidencial se lleva mucho más allá de lo implicado en el reclamo de las dos naciones mencionadas.
Está en juego la estrategia energética del país. Se trata, por tanto, de consultar con el pueblo de México sobre sus pulsiones y sentires soberanos que soportan las tajantes posturas gubernamentales. Claro que este pasajero diferendo será utilizado para movilizar y hacer política de la buena. Es ese el propósito de la consulta a los mexicanos en tan patriótica fecha: 16 de septiembre. Con Grito y desfile incluidos. La oposición verá ensanchada, casi desproporcionadamente, su alharaca, claramente entreguista. Y lo ha sido porque mostró, con certeza indubitable, que sus intereses se alían con los externos. Contrariar al Presidente los orilla a preferencias indebidas. Una y otra vez, eso ha sucedido en nuestra triste historia de contubernios y traiciones.
Y eso desea acallar el Presidente con la sonora voz del pueblo. Porque es ahí donde radica el origen y destino del empuje transformador en todo lo concerniente a la energía, la vital vena alimentadora del progreso, el desarrollo y el crecimiento. Sin ello, poco valor se puede añadir a la puja de pesos y centavos sobre una tarea de lograr, con firmeza, la independencia energética del país. Poco añade el repetir que nada tienen, tan insignes valores, con la consulta solicitada. Lo cierto es que, sus críticas y sentencias condenatorias, derivadas de ella, forzaron la clarificación buscada.
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