Corcholatas en el Senado // Cambian los ánimos // Claudia, momentos difíciles // Perú: más mano dura
seis meses de distancia habrán cambiado de manera notable (aunque no necesariamente en definitiva) las relaciones políticas entre el coordinador de los senadores morenistas, Ricardo Monreal Ávila, y buena parte del elenco más relevante de la administración guinda.
Lo que el 30 de agosto de 2022 mostraba menosprecio al zacatecano y los legisladores que lo apoyan, e incluso parecía presagiar fracturas, está programado (ya no como encuentro con secretarios de Estado, sino abiertamente con aspirantes presidenciales) para deslizarse con aire de reconciliación mínima, o cuando menos aparente, el 31 de este mes, en una reunión oficial de la bancada mayoritaria con el trío de corcholatas a las que ahora se ha añadido oficialmente al propio anfitrión Monreal.
En aquella ocasión se registraron las ausencias del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y otros integrantes del gabinete de seguridad (Rosa Icela Rodríguez, general Luis Cresencio Sandoval y el almirante José Rafael Ojeda), más el dirigente partidista, Mario Delgado, en un desdén indicativo de molestias de la superioridad hacia el zacatecano, que por aquellos días advertía de las dificultades para aprobar el proyecto presidencial relacionado con la continuidad de la Guardia Nacional y peleaba para poner a un cercano (que fue el poblano Alejandro Armenta) en la presidencia de la Mesa Directiva del Senado.
Ahora se anuncia con aire de armonización la visita a esa cámara del propio Adán Augusto, el canciller Marcelo Ebrard (que sí asistió a la reunión de agosto del 22, lo que robusteció las versiones de un pacto M&M, Marcelo y Monreal) y la jefa del Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, a quien no se había invitado a la reunión de secretarios federales del año pasado. A tal trío de aspirantes ha sumado Mario Delgado al propio Monreal, hasta ahora sumamente desairado en esos terrenos.
El cambio de ánimos políticos coincide con los momentos difíciles que vive quien llevaba la delantera en las presunciones presidenciales, atosigada por problemas y accidentes en el Metro capitalino y tropezante en cuanto a anuncios espectaculares con propaganda adelantada a su favor. Como se escribió al inicio del presente texto, la modificación de ánimos es notable, pero no necesariamente definitiva. La escenografía es distinta, pero puede cambiar en momentos críticos o de simple variación de opciones de ambas partes, Palacio Nacional y Monreal.
Sumamente improbable parece que Ricardo Monreal llegue ser el candidato presidencial de Morena. En su ruta podría estar como una especie de restitución irónica la postulación guinda al gobierno capitalino (que fue el motivo real del distanciamiento progresivo entre un tabasqueño y un zacatecano, al suponer éste que aquél iba a hacerlo candidato y no a Sheinbaum).
En el fondo, es un exploratorio cierre de filas ante la competencia opositora, que al ir definiendo más su perfil y eventual fuerza va empujando proporcionalmente al obradorismo a privilegiar la unidad interna por encima de otros factores.
Una vigorosa movilización popular desde diversas partes de Perú, denominada la Toma de Lima
, exigió ayer el cierre del Congreso y la renuncia de la presidenta Dina Boluarte (vicepresidenta que asumió el poder formal del país, aunque el real lo ejercen otros personajes, luego de que el presidente Pedro Castillo fue destituido). Hubo un muerto, que se suma a decenas de fallecidos en protestas similares, y, en enfrentamientos de este jueves entre policías y manifestantes, decenas de heridos.
¡Dina, asesina!
, fue la consigna repetida a lo largo del día. La presidenta dio conferencia nocturna de prensa para confirmar que no renunciará y que habrá una rigurosa
aplicación de la ley contra los manifestantes y sus dirigentes, en una reiteración de mano dura que agudizará la situación de ese país. ¡Hasta el próximo lunes!
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