miércoles, 18 de diciembre de 2019

Astillero

Calderón, en la mira (política) // García Luna lo arrastra // Imposible, desmarcarse // ¿Narcogobierno 2006-2012?
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▲ EN EL PAÍS NO HAY INGOBERNABILIDAD. Enfrentar la inseguridad no ha sido fácil, pero en el país no hay ingobernabilidad, consideró el presidente Andrés Manuel López Obrador. Durante su conferencia estuvieron presentes Alfonso Durazo, Luis Cresencio Sandoval, Jose Rafael Ojeda, Luis Rodríguez Bucio y Olga Sánchez Cordero, integrantes del gabinete de seguridad.Foto Pablo Ramos
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a detención de Genaro García Luna ha sido un platillo de espectacular confección que ha llegado a la principal mesa de Palacio Nacional justamente cuando el primer defraudador electoral de Andrés Manuel López Obrador, el entonces panista Felipe Calderón Hinojosa, puja en pos de hacerse de su propio partido (familiar) y pretende (¿pretendía?) convertirse en el máximo contrapeso del político tabasqueño que ahora tiene el poder presidencial.
A Calderón Hinojosa le resulta absolutamente imposible pretender desmarcarse de García Luna. El sexenio (2006-2012) del ahora promotor del partido México Libre tuvo en distintos momentos cinco secretarios de Gobernación y tres, en cada caso, en Hacienda, Desarrollo Social, Energía, Economía, Comunicaciones y Transportes, la Función Pública, Educación Pública y la Procuraduría General de la República. En cambio, García Luna, como los titulares de Marina, Defensa Nacional, Relaciones Exteriores, Medio Ambiente y Reforma Agraria, duró los seis años completos: nada movió ni conmovió al ingeniero químico que desde el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) fue formando un grupo de espías, secuestradores, torturadores y asesinos que tuvieron su etapa de mayor poderío al convertirse en acompañantes y ejecutores de la guerra contra el narcotráfico que Calderón desató de manera irresponsable y, según se ha denunciado desde 2011 en la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, criminal.
El abogado Netzaí Sandoval Ballesteros fue el principal redactor de esa acusación en la que se señala como presuntos responsables de crímenes de lesa humanidad y de guerra a Felipe Calderón Hinojosa, Joaquín Guzmán Loera (máximo jefe visible del cártel de Sinaloa) y los entonces secretarios Genaro García Luna (Seguridad Pública), Guillermo Galván Galván (Defensa Nacional) y Mariano Francisco Saynez Mendoza (Marina).
Los encargados de dar seguimiento a dicha denuncia en La Haya seguramente pondrán atención esmerada a lo que suceda en el proceso abierto en Estados Unidos contra García Luna, quien más adelante podrá decidir si se declara inocente de los cargos que le imputan o acepta su culpabilidad y busca ser testigo protegido, condición en la que tendría que soltar ante sus captores toda la información privilegiada que acumuló durante sus años de secretario calderonista y, posteriormente, a través de una firma, GLAC, consultoría en asuntos de seguridad, tecnología y manejo de riesgos.
El entrampado Calderón Hinojosa ensayó una salida al enredo que resultaba igualmente descalificadora de sí mismo: arguyó que no sabía nada de lo que hacía su secretario García Luna, lo cual sería terrible tanto si fuera cierto como si no lo fuera. Y así, mientras el Presidente de la República se mueve declarativamente con aparente distancia respecto al tema, Alfonso Durazo, ocupante actual del cargo que, con otro nombre, ejercía García Luna, ha sido rudo y directo respecto del ex panista michoacano, al igual que Mario Delgado, el ebrardista que coordina la Cámara de Diputados.
El regalo político, con moño judicial, venido del norte, ha permitido a Palacio Nacional justificar la imposibilidad operativa de reducir el número de delitos relacionados con violencia e inseguridad públicas. Lo había dicho con insistencia el informador de las Mañaneras, pero ahora el apresamiento de García Luna lo confirma: durante el gobierno de Felipe Calderón se actuó en materia de seguridad pública conforme a los intereses de un cártel, el de Sinaloa, y muchas de las autoridades, comenzando por el sedicente presidente de la República en aquel tramo, actuaban en complicidad con grupos expresamente criminales. ¿Se levantarán Calderón y su acompañante principal en la aventura del nuevo partido, Margarita Zavala, de este golpe seco?
Y, mientras la senadora morenista Soledad Luévano, de Zacatecas, ha presentado una regresiva propuesta de modificaciones legales para abrir más puertas a las iglesias y los cultos, ¡hasta mañana!
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