Dedo flamígero vs. realidad
Precio de la tortilla al alza
A cada declaración, un aumento
Carlos Fernández-Vega
Precio de la tortilla al alza
A cada declaración, un aumento
Carlos Fernández-Vega
Quién sabe cómo le hacen, pero el hecho es que hasta en lo que –se supone– son buenas intenciones, los del gabinetazo salen raspados en su afán de corregir” la realidad a golpe de declaraciones. Desde diciembre del año pasado se registran, con dedo flamígero alzado, las “advertencias” del gobierno calderonista, por medio del secretario de Economía, Bruno Ferrari, a todo aquel que ose incrementar el precio “oficial” del kilogramo de tortilla (el cual, dicho sea de paso, no existe en esta sacrosanta economía de mercado) y las terribles “consecuencias” para quienes no hagan caso.
Pues bien, el hecho concreto es que tales “advertencias” no han servido para mayor cosa, porque el precio de la tortilla se incrementa paulatina pero sostenidamente, y ayer el promedio nacional se ubicó en 10.57 pesos el kilogramo, casi 6 por ciento más con respecto al reportado en el arranque del año, y cerca de 25 por ciento por arriba del supuesto precio “oficial”, fijado en aquel “acuerdo para estabilizar el precio de la tortilla” (firmado en 2007 en Los Pinos, que se prolongó hasta 2008 y que supuestamente “corrigió” las “distorsiones del mercado”).
De acuerdo con la propia estadística oficial (Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados), el precio promedio nacional del kilogramo de tortilla en el primer año del calderonato fue de 8.69 pesos (cuando oficialmente era de 8.50); un año después, en diciembre de 2008, se incrementó a 9.21 pesos; para el último mes de 2009, el año del “catarrito”, alcanzó 9.66, y en igual lapso, pero de 2010, el año de la “recuperación”, llegó a 9.98.
Fue a mediados de diciembre pasado cuando por primera vez el secretario Ferrari brincó a la palestra para asegurar que “el incremento al precio de la tortilla no se justifica, por lo que reforzaremos las inspecciones en los establecimientos del país para verificar que el precio establecido continúe (es de suponer que se refería al de 8.50 pesos por kilogramo, una cuota a todas luces superada de tiempo atrás), ya que de lo contrario la sanción podrían llegar hasta los 2 millones de pesos. No hay justificación para incrementar el costo del alimento popular: se trata de una presión sin sentido” por parte de “un pequeño grupo”.
De allí para adelante, a cada declaración del susodicho correspondió un aumento en el precio de la tortilla. Así, en los primeros días de 2011 el precio del kilogramo de tortilla llegó a 10 pesos, y a finales de enero a 10.18. Con ese nivel arrancó febrero, cuando concluyó en 10.46 pesos, mientras el secretario Ferrari no soltaba el micrófono para reiterar “advertencias”, “la inspección detallada de los expendios” (léase tortillerías) y “multas” a todo aquel que afectara “los intereses de los consumidores”. Comenzó el tercer mes de 2011 con idéntica perorata y, obvio es, elevado el dedo flamígero, y el segundo día de marzo el multicitado precio se fijó en 10.48 pesos (siempre, insisto, de acuerdo con la información oficial), pero no duró mucho: el día 7 se incrementó a 10.52, el 11 a 10.55, y ayer, día 14, a 10.57 pesos, en espera del alza del hoy. Lo anterior como promedio nacional, porque en algunas ciudades de la República el kilogramo de tortilla se vende a 15 (Mexicali), 14 (Poza Rica, Cuernavaca, Hermosillo) y 13 pesos (Tijuana, Colima, Ciudad Obregón, Matamoros, por ejemplo).
Tal vez el problema es que los mexicanos no entienden (con eso de que el gobierno asegura que son muy brutos y exigentes) cuál es el problema ni de qué se trata, porque el secretario Ferrari lo ha explicado nítidamente, como sucedió el pasado 25 de febrero durante una entrevista que le hicieran en una estación de radio, en la que con peras y manzanas explicó (sic y recontra sic, como diría el Monsi): “…y tenemos también el caso de que yo creo que es muy importante y habría que aislarlo y no he encontrado un análisis que pueda aislarlo de lo que se refiere a la especulación financiera, hay gente que esperaba tener utilidades en el mundo de las finanzas, específicamente, y pues como no se ha tenido la rentabilidad esperada, empiezan a hacer especulaciones en los mercados futuros y yo creo que pues esto también está afectando en gran medida al país. A esto se suma ahora también la situación de lo que ha estado pasando en Medio Oriente que pues es una situación también de inestabilidad y bueno, tienes un coctel muy serio”.
Más claro, el aire, pero el egresado de la Universidad Cantinflas que ahora despacha en la Secretaría de Economía fue más allá: “en el caso de nuestro país, yo lo que he estado comentando desde el principio es que no obstante estas presiones nosotros hemos estado vigilantes y particularmente en temas fundamentales como es la canasta básica, los alimentos, pues nosotros hemos estado muy vigilantes tanto en la Secretaría de Agricultura como un servidor, incluso también la Sedesol, estar viendo que no falten estos insumos. Cuando se habla de cuál es el precio que tiene que tener la tortilla, pues también es el precio… primero que ellos deben de cobrar, pero sobre todo quien rige el precio de esto, es quien lo paga, quien puede escoger en dónde paga, en un sitio o en otro”. Quien no entienda lo que dijo en dicha entrevista, de plano no entiende la vida. De cualquier suerte después de esta declaración el precio del kilogramo de tortilla (versión oficial) se incrementó 5 centavos.
Para rematar, el secretario Ferrari (viernes pasado) declaró que “se detuvo la intención de encarecer desmedidamente este alimento básico en la dieta de miles de mexicanos, tal como lo pretendían una asociación de molinos y tortillerías. No soy un perseguidor de tortilleros y mucho menos un supertortillaman. Lo que se busca es que se cumpla cabalmente con la ley. No hay motivo para elevar el precio de la tortilla, ya que el gobierno sigue apoyando a este sector a través de hacer eficiente y modernizar las tortillerías para obtener mejores ganancias… No se trata de dar billetazos a los industriales de la tortilla sino aportar tecnología y capacitación… Se perseguirá con todo el rigor de la ley a todo aquel que quiera especular” (La Jornada).
Las rebanadas del pastel
Esa última declaración (igual de sesuda que las anteriores) se registró el viernes 11 de marzo; ayer lunes el precio del kilogramo de tortilla se incrementó dos centavitos adicionales, y contando.
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