miércoles, 16 de marzo de 2011

México SA


Deuda pública: nivel histórico

Calderón: ¿peligro para... qué?

Caramelo para la memoria

Carlos Fernández-Vega

Cada que se divulgan cifras actualizadas sobre el endeudamiento público de México resulta inevitable recordar las pataletas, amenazas, histerias y conexos de Felipe Calderón en sus tiempos de candidato panista a Los Pinos, es decir, cuando el abanderado panista gritaba a los cuatro vientos que uno de sus contendientes era un peligro para México”, porque “nos va a endeudar más, vendrá una crisis económica, devaluación y desempleo”.

Qué caramelo más rico, porque en cuatro años de estancia en la residencia oficial, y sin López Obrador, este personaje logró a plenitud lo que en 2006 atribuía a su rival. En aquellos tiempos de campaña electoral, Calderón repitió hasta el cansancio que las “grandes ideas” de su contendiente a la Presidencia de la República no eran otras que “deuda y más deuda para todos”, y aseguraba tener la fórmula mágica para que el país avanzara “sin deudas”. A coro, el partido que lo postuló y los barones que lo financiaron presumían que “Felipe Calderón te dirá cómo” lo lograría.

No satisfecho con el histérico cuan patético papelón que se aventó en 2006, ya como inquilino de Los Pinos repitió el estribillo a punto de cumplir cuatro años de estancia en la residencia oficial: “la frase que se divulgó durante la campaña presidencial (de aquel año), de que Andrés Manuel López Obrador era un peligro para México, es cierta, válida y era lo que pensábamos 15 millones de mexicanos (otros 15 millones exactamente lo contrario); (el Peje) le hizo un daño terrible a México con su campaña de rencor y odio antes y después de las elecciones”.

Pues bien, lo que son las cosas: independientemente de que con él en Los Pinos llegó “la crisis económica, la devaluación y el desempleo”, en sólo cuatro años, el quejoso logró lo que nadie, endeudar al país a máximo histórico, con el agravante de que tal débito (interno y externo) lo ha utilizado para pagar intereses de la deuda. Las cifras oficiales reconocen un incremento de 113 por ciento en este renglón entre diciembre de 2006 y enero de 2011, al pasar de 1.98 billones de pesos a casi 4.3 billones. Toda una hazaña para quien acusaba a otro de lo que finalmente él mismo concretaría.

Lo anterior también vale para el sector privado, que con sus chequeras “engalanó” la candidatura calderonista, es decir, los mismos barones que suscribieron aquello de “deuda y más deuda” pregonado por su candidato. En este contexto, La Jornada (Juan Antonio Zúñiga y Víctor Cardoso) nos actualiza: “la deuda externa total de México, que comprende adeudos del sector público y del privado no bancario, llegó en enero de este año a casi 182 mil millones de dólares, lo que implicó un crecimiento de 54 por ciento en los cuatro años del actual gobierno, indican informes del Banco de México y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público... El endeudamiento público y privado no tiene precedentes históricos, e implicó que durante los últimos cuatro años se tuvieran que pagar 54 mil 200 millones de dólares, sólo por los intereses generados. Esto significa, en términos prácticos, que por cada cinco dólares en que se elevó el monto de la deuda externa, más de cuatro se utilizaron para el pago de intereses”.

Escalofriante incremento en la deuda pública (interna y externa) para un personaje que histéricamente pregonaba que otro era el que sólo pensaba endeudar al país si llegaba a Los Pinos. Lo mismo criticaban en público los barones que cimentaron la candidatura calderonista, los cuales, ahora se conoce, no han dejado de endeudarse. Como lo indica la nota de Zúñiga y Cardoso en La Jornada, “datos del Banco de México revelan que el saldo del endeudamiento privado, hasta el cierre de 2010, llegó a 74 mil 700 millones de dólares, cuando al comienzo de este gobierno era de 63 mil 300 millones. Durante estos últimos cuatro años el saldo de la deuda privada se elevó 11 mil 100 millones de dólares, es decir, un aumento de 17.5 por ciento en el periodo”.

Por lo que toca al sector público (gobierno federal, empresas públicas y banca de desarrollo), al comenzar el calderonato el saldo del débito era de 54 mil 766 millones de dólares, y cuatro años después llegó a 107 mil 100 millones, o lo que es lo mismo un incremento de prácticamente 100 por ciento. “La actual administración gubernamental dio un giro de 180 grados en la contratación de deuda externa respecto de la aplicada por su antecesor, el primer gobierno panista, y ha utilizado todos los instrumentos a su alcance para allegarse la mayor cantidad posible de divisas para fortalecer las reservas internacionales del país, que rebasan 121 mil 906 millones de dólares. Con todo, esas reservas representan apenas 67 por ciento de la deuda externa total del país” (La Jornada).

De acuerdo con las cifras de la Secretaría de Hacienda, el saldo de la deuda pública (interna y externa) supera los 4 billones 217 mil millones de pesos (enero de 2011), algo así como el equivalente a 40 por ciento del producto interno bruto. Y para hacer aún más sabroso el caramelo, la Auditoría Superior de la Federación recién documentó que la creciente contratación de débito (interno y foráneo) ha sido utilizada por el calderonato para tapar agujeros financieros (pago de intereses de la deuda), por mucho que el resultado concreto de tal práctica consista en abrir más agujeros (más deuda). Como lo indica la ASF, “con el análisis del balance financiero del gobierno federal, presentado por la Secretaría de Hacienda, se constató que de los ejercicios fiscales de 2005 a 2009, el gobierno federal ha financiado un total de 952 mil millones de pesos de déficit con recursos obtenidos de empréstitos sobre el crédito de la nación. Cabe mencionar que el Fondo Monetario Internacional recomienda que la deuda pública de los países emergentes (como México) se mantenga en un rango de 25 a 30 por ciento del producto interno bruto”, y el gobierno calderonista ya sobrepasó ese límite.

Entonces, qué bueno que el “peligro para México” no fue quien se instaló en Los Pinos, dirá Felipe Calderón feliz y complacido, mientras los mexicanos no dejan de pagar los excesos, sin reportar mejoría alguna por el creciente endeudamiento.

Las rebanadas del pastel

Murió Carlos Abedrop Dávila, quien fungía como presidente de la Asociación de Banqueros de México y cabeza visible del difunto Banco del Atlántico cuando José López Portillo anunció la expropiación de la banca en septiembre de 1982. Obviamente contrario a tal decisión, desde entonces dijo que tarde que temprano la banca regresaría a manos privadas, pero nunca imaginó a qué tipo de personajes (primero a las de especuladores bursátiles y poco más adelante a las de las trasnacionales financieras).

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