Oro negro y
pujanza
¿Y el ingreso petrolero?
Deuda de Pemex a tope
Carlos Fernández-Vega
E
n la feria de autoelogios del gobierno saliente no podía quedar fuera el sector energético, el cual,
pujante, cierra el ciclo calderonista
con los cimientos para que la siguiente administración engrandezca el destino del país, todo ello, desde luego, según el secretario de Energía, Jordy Herrera. Lástima que ese maravilloso resultado no sea compartido por otros actores de la vida política nacional, como la Cámara de Diputados, que subraya que
las acciones emprendidas en la presente administración no lograron alcanzar las metas previstas en el Programa Sectorial Energético 2007-2012, el cual, en materia de producción, establece la necesidad de incrementar la producción de petrolíferos y petroquímicos para aumentar la producción de los energéticos en territorio nacional; sin embargo, los datos observados indican un claro descenso en el nivel de extracción y producción de hidrocarburos, y una caída en el nivel de reservas totales.
Entonces, el secretario Herrera en el clóset puede guardar el ramo de flores que él mismo se envió, porque independientemente de lo citado nadie sabe qué hizo el gobierno calderonista con el voluminoso ingreso petrolero, pues por ninguna parte se observa eso de la
pujanzay, sobre todo, el engrandecimiento
del destino del país. Por el contrario, lo que sí se ha documentado es que a pesar de ese enorme río de dinero (que Peña Nieto pretende privatizar), la paraestatal se endeudó hasta la coronilla, para elevar la deuda en 325 por ciento y llevarla a un billón 846 mil millones de pesos a lo largo del sexenio (hasta septiembre de 2012).
De 2007 a 2011 el ingreso petrolero sumó casi 4.9 billones de pesos, todos ellos enterados al fisco, más su pilón, de tal suerte que redondeando el sexenio calderonista ese monto podría superar los 6 billones de pesos. Casi al cierre del gobierno foxista, el entonces gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, denunció que en ese periodo de dilapidó el ingreso petrolero, y detalló cifras:
al menos 90 de cada 100 pesos de los ingresos extraordinarios que obtuvo el gobierno federal en los últimos cinco años por la exportación de petróleo se han ido a gasto corriente. En otras naciones productoras de crudo la bonanza de precios petroleros fue utilizada para fortalecer la posición fiscal, mientras México cayó en un juego muy peligroso de crear necesidades de gasto sustentadas en una fuente inestable de recursos.
Un lustro después, en 2010, la Auditoría Superior de la Federación concluyó que en el sexenio de Vicente Fox y en los dos primeros años de inquilinaje de Felipe Calderón los gobiernos obtuvieron ingresos extraordinarios por un billón 281 mil 902.7 millones de pesos –la mitad por excedentes petroleros–, que fueron dilapidados casi en su totalidad en el gasto corriente de la burocracia panista, y de los estados y municipios. Específicamente en el periodo de 2003 a 2008, 71.8 por ciento de esos excedentes se dedicó a ampliaciones presupuestales a dependencias federales y de los estados, que se destinaron principalmente al gasto corriente, informó el órgano fiscalizador, al entregar ayer a la Cámara de Diputados el Informe de Resultados de la Revisión a la Cuenta Pública 2008. Otro 15.4 por ciento se transfirió al Fondo de Estabilización de los Ingresos Petroleros y 12.8 por ciento al Fondo Pemex (La Jornada).
Entonces, nada que ver con la
pujanzay mucho menos con los
cimientos, porque las administraciones panistas alegremente se dedicaron a derrochar el ingreso petrolero y, paralelamente, a endeudar a la paraestatal más importante del país, y eso es lo que heredan al gobierno peñanietista, el cual, más rápido que una saeta, dijo que
reformaráPetróleos Mexicanos para
modernizarloy
asociarse con inversionistas interesados en traer dinero para impulsar una mayor producción. No hay que olvidar que en las últimas cinco administraciones gubernamentales todo
se modernizópara
impulsar el desarrollo nacional, y allí están los espeluznantes resultados: de la banca a los ferrocarriles; de los satélites a las telecomunicaciones; de las carreteras a los ingenios azucareros, por citar sólo unos cuantos ejemplos.
¿Qué va a hacer el nuevo inquilino de Los Pinos sin el ingreso petrolero? Actualmente éste aporta más de una tercera parte de la recaudación total, lo que sin duda lo convierte en un factor estratégico para las finanzas públicas. ¿Qué pasará con la
modernización? Lo más seguro es que el capital privado se quede con ese ingreso (que será exento de impuestos) y el gobierno con la deuda de la paraestatal, la cual pagarán los mexicanos, les guste o no, como en el caso del Fobaproa. Entonces, ¿con qué suplirá el peñanietismo los recursos que privatizará junto con el petróleo? Fácil, contestan los encopetados: de la
reforma fiscal, es decir de los mismos mexicanos que también deben cubrir la voluminosa deuda de Pemex. He allí la
modernización, más la
pujanzay los
cimientos.
Como bien apunta el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, durante el calderonato la única ventaja para México fue el elevado precio internacional del crudo, algo en lo que, por lo demás, ni de lejos influyó el gobierno mexicano: “el balance positivo del mercado petrolero en el periodo 2007 y 2012 es consecuencia de que el precio promedio de la mezcla mexicana de exportación se incrementó más de 41 dólares por barril (de 61.84 a 103.62). Esta tendencia ayudó a que la recaudación de ingresos petroleros –excepto en 2009– fuera mayor a los previamente estimados en cada ejercicio fiscal de la presente administración. Por otra parte, el volumen de extracción se redujo, pero el valor de las exportaciones se vio favorecido por el entorno internacional, donde la caída de la plataforma de exportación de la mezcla mexicana se vio contrarrestada por una menor producción en la región de Medio Oriente, situación que ayudó a Pemex a mantener cierto nivel de ventas de petróleo. Mientras tanto, el mayor valor de las exportaciones fue el reflejo del encarecimiento de los combustibles y la volatilidad en los mercados cambiarios”.
Las rebanadas del pastel
Bruno Ferrari, el siempre atinado secretario de Economía, es feliz, porque durante el calderonato, dijo,
se apoyó como nunca a las micro, pequeñas y medianas empresas, al destinar más de 378 mil millones de pesos a favor de más de 422 mil Pymes. Que alguien le regale una calculadora, pues ese
apoyo como nuncase traduce en 149 mil 289 pesos anuales por empresa, o si se prefiere, 409 pesos diarios. Entonces, qué bueno que esté contento, pero con ese dinero ni para el café.
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