Escándalo en Iztacalco
Un consorte con suerte
Destapes por la libre
Miguel Ángel Velázquez
U
na de las estrategia de moda entre los políticos actuales es la desaparición o el escape, que consiste en no contestar el teléfono o no asistir a actos públicos donde puedan ser cuestionados. En fin, desaparecer. Y eso mismo ha desarrollado la delegada de Iztacalco, Elizabeth Mateos, quien a raíz de un video en el que acepta que se pide un diezmo a los trabajadores de la demarcación que encabeza, para acciones políticas, ha tratado de hacerse invisible.
En las oficinas del Gobierno del Distrito Federal el asunto es un escándalo desde el fin de semana pasado, cuando se dio a conocer la grabación que comentamos. Desde aquel momento, la delegada ha tratado de salir del escenario, pero también ha tenido que rendir explicaciones a los militantes de su partido en Iztacalco, y ha rechazado lo que parece imposible de negar.
El asunto, cuentan algunos que saben de qué tamaño es el embrollo, viene desde hace algunos meses. El marido de la funcionaria, a quien no se quiere bien en aquellos lares, se ha dedicado a decir a todos los que lo quieren oír que él será el próximo delegado de Iztacalco, lo que más que simpatías le ha dejado críticas fuertes y amplios rechazos, porque nadie, o muy pocos, lo reconocen como buen trabajador, aunque le dan un 10 como experto en diversiones.
Y es por ahí, precisamente, por las ambiciones del consorte de la delegada, que se desataron las críticas. Se trató un tanto de desviar lo que aparecía como un diezmo que habrían tenido que pagar los trabajadores para conservar su plaza con las cuotas que deben suministrar los militantes a su partido, en este caso el PRD; pero lo que se decía entre los perredistas es que las cuotas que supuestamente exigía la delegada eran para conseguir el dinero suficiente para enfrentar la campaña que llevaría a Carlos Estrada, el marido de la funcionaria, al lugar que ahora ella ocupa.
Por lo pronto, en el PRD se dice que ese partido no cobra diezmos a sus militantes y los delegados que han sido consultados al respecto aseguran que en ningún momento se cobra a los empleados por trabajar, mientras los rumores, o las certezas, crecen al amparo de una guerra electoral que ya se desató en el DF por los puestos electorales que estarán en juego el próximo año.
Como la cosa es no dejar pasar el tiempo, Carlos Estrada, según se nos asegura, ha mandado colocar en diversos puntos de Iztacalco tamañas mantas con su nombre y su fotografía, cosa que, se diga como se diga, no tiene ninguna otra intención que impulsar lo que tanto se ha encargado de regar el consorte con suerte: que la delegación
es suya.
Aún no hay señales claras de cómo vendrán los candidatos a las delegaciones en 2015, pero hay muchos que apuestan a que habrá grandes sorpresas de importancia, y que hay que seguirle el paso a Iztapalapa, a Coyoacán y otras donde se habrá de jugar buena parte del destino político del DF para 2018.
Es por eso que el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, habrá de hacer una muy profunda revisión de cada una de las propuestas que hagan las corrientes perredistas, y de otros partidos, para brindar su apoyo. Total, hay quienes no quieren esperar a las decisiones del PRD y del jefe político de la ciudad y se quieren ir por la libre, como es el caso del consorte con suerte.
De pasadita
Es tanta la locura por tratar de imponer sistemas de protección ambiental difíciles de hacer efectivos en una ciudad como el DF, que los remedios resultan peores que los males. En el corredor Roma-Condesa ahora se ha propuesto crear zonas confinadas para los ciclistas, lo que ha llevado a quitar un carril a los automóviles, y eso ha creado, se diga lo que se diga, constantes embotellamientos que llevan a gastar más combustible y, en consecuencia, a elevar la contaminación del aire.
Y no es lo peor. Los amplios carriles por donde deberían circular las bicicletas están constantemente vacíos, lo que nos lleva a preguntar: ¿estas nuevas medidas son otro berrinche de la Secretaría de Medio Ambiente o de qué se trata?
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