Gabriela Rodríguez
L
as cifras demográficas de México son una cara del grado en que la población ejerce sus derechos humanos. Esta semana el Inegi difundió los resultados de la Encuesta Intercensal, con una muestra que alcanzó 6 millones de hogares, la que nos da una idea de la situación actual y de algunos cambios ocurridos desde el censo de 2010. Cabe señalar que solamente a 11 municipios de Chihuahua, Oaxaca, Puebla y Sonora no fue posible llegar, debido principalmente a la negativa de la población y a circunstancias de riesgo para los entrevistadores.
Aquí algunos datos de los que llaman más mi atención. ¿Cuánta de nuestra gente ejerce el derecho a la educación universitaria? Interesante saber que entre quienes viven en la delegación Benito Juárez del DF se encuentra el mayor porcentaje de la población de 18 a 24 años que asiste a la escuela, donde el promedio de años cursados es de 13.8 (le dicen la Europa de México), le siguen los municipios de Puebla San Miguel Ixtlán y San Andrés Cholula, en seguida está San Sebastián Tutla en Oaxaca, luego vienen otras dos delegaciones del DF: Coyoacán y Miguel Hidalgo (supongo que por la UNAM, la UAM, el Politécnico, la Ibero), y le sigue el municipio de Moctezuma en Sonora y el de Zacatecas. Aunque más de 90 por ciento de niñas y niños de 12 a 14 años asisten a la escuela, de los 15 a los 17 años solamente 73 por ciento asiste y siete de cada 10 están cursando el nivel medio superior, pero de 18 a 24 años es 31.5 por ciento, es decir, casi una tercera parte de la población.
El derecho a la información hoy va en paralelo con el acceso a la banda ancha, y aunque se agregó como derecho en la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones, todavía son muchos los excluidos. ¿En qué porcentaje de las viviendas se dispone de servicio de Internet? El dato subió en cinco años de 21.3 a 32.9 por ciento, una proporción semejante cuenta con computadora, sin embargo, casi 80 por ciento (78.6) cuenta con teléfono celular (no sabemos cuántos de esos tienen acceso a Internet). Lo que ya se generalizó es la televisión, 93 por ciento tiene televisor (40 por ciento, pantalla plana). Tomando en cuenta la distorsión y desinformación de la programación mexicana, quienes se informan por esta vía, tampoco ejercen el derecho a la información.
Alguno de los temas novedosos que empiezan a medirse mediante estos instrumentos es la movilidad de la población; la distancia y el tiempo invertido son un indicador importantísimo de calidad de vida, en especial porque resta tiempo a la recreación y esparcimiento. El 26.2 por ciento de estudiantes de México asiste a estudiar en un municipio diferente al de su residencia, 55 por ciento de quienes estudian se van caminando a la escuela, una cuarta parte en camión, taxi, combi o colectivo, 17.5 en vehículo particular, 1.6 en transporte escolar, 1.5 en bicicleta y 1.4 en Metro, Metrobús o tren ligero. Estamos lejos todavía de que la bici, así como los transportes escolares y colectivos, muevan a las mayorías. La movilidad cotidiana por trabajo es otro tema sustantivo. Del total de 45 millones que conforman la población ocupada, 8.2 millones laboran en un municipio diferente al de su residencia, es decir, 18.2 por ciento del total. Como es de esperarse, los sitios más críticos están en el Distrito Federal y en Monterrey: la delegación Cuauhtémoc, con 532 mil 500 residentes, acoge diariamente a más de 508 mil trabajadores no residentes, y la Miguel Hidalgo, con 364 mil residentes, recibe otros 314 mil que llegan a trabajar. La delegación Coyoacán con 608 mil residentes, aloja en horas hábiles a otros 200 mil. A Guadalajara, con casi un millón y medio de habitantes, ingresan 300 mil a trabajar.
El tiempo dedicado a los cuidados es un trabajo no remunerado que carga la jornada laboral de manera muy injusta entre hombres y mujeres. En promedio, ¿cuántas horas a la semana dedican mujeres y hombres a los cuidados? Las mujeres dedican 28 horas y los hombres seis a la atención de menores de seis años, ellas dedican 18 horas a personas enfermas y los hombres siete, en tanto que las primeras dedican 15 horas a la atención de personas de la tercera edad, ellos dedican seis. A preparación de alimentos, limpieza, lavado y planchado de ropa las mujeres dedican un promedio de ocho horas y los hombres una hora. Los datos hablan por sí mismos.
Seguimos creciendo a 1.4 por ciento, el estado con una estructura poblacional más joven es Chiapas con tres hijos por mujer y edad media de 14 años, el DF muestra la edad mediana mayor, 38 años, y un promedio de 1.6 hijos por mujer, dos variables directamente relacionadas. La encuesta confirma el repunte de los embarazos de adolescentes, subió 10 por ciento de 2009 a 2014. Posponer la edad de la maternidad y paternidad puede romper la cadena de la reproducción de la pobreza, si logra potenciar el desarrollo (educativo, laboral) de adolescentes y jóvenes. Pero la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo de Adolescentes no está operando articuladamente. Aurelio Nuño y Mercedes Juan, cabezas del sector educativo y de salud, parecen tener otras prioridades que impiden avanzar. Patricia Chemor y Lorena Cruz, del Conapo y del Instituto Nacional de las Mujeres, al encabezar la estrategia y dirigir dos instituciones coordinadoras y transversales requieren de una inversión presupuestal sustantiva para mejorar las opciones educativas, laborales y la igualdad de género de la población de 12 a 19 años, una generación que no debería dedicar la segunda década de su vida a cuidar hijos y ancianos.
Nota. Felicidades al Centro Fray Francisco de Vitoria OP AC por el Premio Internacional de Derechos Humanos de Siero, España.
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