jueves, 28 de abril de 2016

México SA

Niñez: pobre y sin derechos
México: discurso y realidad
FMI enciende los focos rojos
Carlos Fernández-Vega
Q
ue México no está en crisis, repiten como pericos en el gobierno federal y zonas aledañas. Que el país progresa y crece mucho más que otros. Y que, en fin, actualmente existe la mitad de la pobreza que había en el año 2000.
Pero el desgastado discurso oficial se topa con una lacerante realidad: México registra una espeluznante realidad social que mantiene a más de la mitad (55.7 por ciento) de su población encadenada a la pobreza y la miseria, mientras una minoría goza de las mieles –ella sí– del progreso. Y si eso no es crisis, ¿entonces qué es crisis?
Que el futuro de la nación es la niñez, y el más reciente informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef): Pobreza y derechos sociales de niñas, niños y adolescentes en México 2014, divulgado ayer, documenta una dolorosa realidad que obligaría al gobierno federal y a sus corifeos a meterse el discurso por el lado más oscuro de su geografía, y a cerrar la boca para no decir más sandeces.
La numeralia de tal informe resulta por demás impactante e indignante: en 2014 uno cada dos niños, niñas y adolescentes en México era pobre, y uno de cada nueve se encontraban en pobreza extrema; 53.9 por ciento de la población de cero a 17 años en el país (21.4 millones) carecía de las condiciones mínimas para garantizar el ejercicio de uno o más de sus derechos sociales (educación, acceso a la salud, acceso a la seguridad social, a una vivienda de calidad y con servicios básicos y a la alimentación); además, el ingreso de su hogar era insuficiente para satisfacer sus necesidades básicas.
Semanas atrás se escuchaba el exultante discurso del titular de la Secretaría de Desarrollo Social, José Antonio Meade, en el sentido de que en México actualmente existe la mitad de la pobreza que había en el año 2000, de acuerdo con mediciones propias y otras publicadas por organismos como el Banco Mundial. La pobreza, pues, un mito genial (Aspe dixit).
Pero más allá de la creciente pobreza entre los adultos y la falta de registro del titular de la Sedesol, el Coneval y la Unicef han documentado lo siguiente: 11.5 por ciento de la población infantil y adolescente en el país (4.6 millones) se encontraba en pobreza extrema, al tener carencias en el ejercicio de tres o más de sus derechos sociales y ser parte de un hogar con un ingreso insuficiente para adquirir los alimentos necesarios a fin de disponer de los nutrientes esenciales. En 2014 tres de cada 10 personas de cero a 17 años en México, si bien no estaban en pobreza, eran vulnerables por carencias sociales o por ingreso.
Además, 20.6 por ciento de las personas de cero a 17 años (8.2 millones) eran vulnerablen por carencias sociales, es decir, tenían un ingreso mayor a la línea de bienestar mínimo, pero contaban con una o más carencias sociales; 8.5 por ciento (3.4 millones) eran vulnerables por ingresos, pues sus ingresos eran menores al indispensable para cubrir sus necesidades básicas, pero no presentaban carencias sociales.
En 2014, apunta el citado organismo, el derecho social en que la población infantil y adolescente presentaba mayor porcentaje de carencia era el acceso a la seguridad social, ya que 62.6 por ciento tenía esta carencia. Asimismo, 27.6 por ciento presentaba carencia por acceso a la alimentación; 24.8 por ciento carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda; 16.7 por ciento carencia por calidad y espacios en la vivienda; 16.2 por ciento carencia por acceso a los servicios de salud, y 8 por ciento rezago educativo.
Meade, en nombre del gobierno de Enrique Peña Nieto, también afirma que los niveles de precariedad en el territorio nacional han disminuido en forma importante, pues hay actualmente menos pobreza extrema y un mejor acceso de los mexicanos a sus derechos.
Pues bien, Coneval-Unicef también documenta que en 2014 la población infantil y adolescente sufría con más frecuencia las experiencias de pobreza que aquella de otros grupos de edad. La proporción de personas de cero a 17 años en pobreza fue 12 puntos porcentuales más alto que en la población de 18 a 64 años, así como 8 puntos porcentuales mayor que en la población de 65 años o más. En cambio, el porcentaje de la población infantil en pobreza extrema fue aproximadamente 3 puntos porcentuales superior al que se observa en otros grupos de edad. Detrás de la estabilidad de los niveles de pobreza infantil en México (población de cero a 17 años), se encuentra la combinación de dos tendencias distintas: un aumento paulatino en el porcentaje de niñas, niños y adolescentes en hogares con ingresos insuficientes y una reducción sostenida en la carencias sociales que experimenta la población infantil y adolescente.
En 2014, sólo una de cada seis personas de cero a 17 años en México no presentaba carencias sociales, ni su hogar tenía un ingreso inferior a la línea de bienestar: de los aproximadamente 40 millones de niños, niñas y adolescentes en el país sólo 6.8 millones (17 por ciento) no eran pobren ni vulnerables. Al analizar por separado las carencias en el espacio de los derechos sociales y el bienestar económico, es posible profundizar en las privaciones que experimenta la población infantil.
El derecho social en que la población infantil y adolescente presenta mayor porcentaje de carencia es el acceso a la seguridad social: 62.6 por ciento (24.9 millones) en 2014. El resto de las carencias sociales se hallaban presentes en menos de 30 por ciento de la población infantil y adolescente. La carencia por rezago educativo fue la de menor frecuencia, pues afectó a 3.2 millones de personas (8 por ciento). No obstante, aproximadamente tres de cada cuatro niñas, niños y adolescentes (74.4 por ciento, 29.6 millones) tenía carencia en al menos uno de sus derechos sociales, y uno de cada cuatro (22.8 por ciento, 9.1 millones) tenía tres o más carencias sociales. En el espacio del bienestar económico, 62.4 por ciento de la población infantil formaba parte de hogares con ingreso inferior a la línea de bienestar (24.8 millones), y 25.9 por ciento (10.3 millones) de hogares con ingreso insuficiente para alcanzar la línea de bienestar mínimo.
Pero en este México moderno no hay crisis.
Las rebanadas del pastel
El FMI ya encendió los focos rojos (México ya no tiene margen de maniobra para hacer ajustes en la política fiscal por el nivel de deuda que registra, por arriba del promedio de economías emergentes), pero el ministro ya salió a decir que todo está bajo control, aunque hasta ahora el marcador real en su contra es por goliza (dichos vsrealidad).
Twitter: @cafevega

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