miércoles, 13 de diciembre de 2017

México SA

¿Y la potencia para cuándo?
Promesa acumula tres décadas
Industria mal; inversión peor
Carlos Fernández-Vega
I
ncumplida en los pasados seis sexenios, de nueva cuenta suben a la marquesina electoral la desgastada promesa de llevar a México al lugar de potencia mundial (José Antonio Meade dixit). Palabras más o menos, de Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto –y ahora con el tecnócrata habilitado comoabanderado tricolor– esa ha sido la oferta de campaña de los seis candidatos (cuatro priístas y dos panistas) que terminaron en la residencia oficial, quienes, muy lejos de honrar su palabra, cancelaron cualquier posibilidad de que nuestro de país destacara en la escena internacional.
El enfoque de tal promesa siempre ha sido económico, y con Meade en el templete la orientación no podría ser distinta, por mucho que, en los hechos, el modelito mexicano ha sido un sonado fracaso, al no poder levantar más allá de 2 por ciento como promedio anual. Pero insisten, sólo para incumplir, de nueva cuenta, si es que el susodicho logra instalarse en Los Pinos.
De cualquier forma, para pensar en México como una potencia mundial, lo primero que debe considerar quien llegue a la residencia oficial es que la política económica seguida a lo largo de las pasadas tres décadas y media ha sido un sonado fracaso para el grueso de los mexicanos, y es cuestión de darse un paseo por los resultados para formar criterio.
Dos de los pilares para llevar a México al lugar de potencia mundial son la industria nacional y la inversión pública, ambos debilitados a lo largo de los pasados seis gobiernos. A la primera la dejaron morir, porque el gobierno optó por importar lo que antes se producía internamente, y la segunda, entre recortes y más recortes presupuestales, registra niveles equiparable a los reportados casi cuarenta años atrás. ¿Cómo es que llevarán al país?
Ayer el Inegi informó que la producción industrial en México de mal en peor, y en los pasados 34 meses acumula 20 con resultados negativos, tres con balance cero y el resto con mínimas cifras positivas, que ni lejanamente equilibran las cuentas.
De acuerdo con la información divulgada por el organismo, en octubre pasado la producción industrial del país disminuyó 0.1 por ciento en términos reales respecto del mes inmediato anterior. Por componentes, la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final se redujo 4 por ciento, y las industrias manufactureras y de la construcción 0.6 por ciento, de manera individual; en tanto que la minería aumentó 4.7 por ciento.
Con esos elementos, en su comparación anual la producción industrial registró caída de 1.1 por ciento en el mes de referencia. Por sectores de actividad económica, la minería se desplomó 10.3 por ciento, la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final 3.2 por ciento y la construcción 1.6 por ciento; mientras que las industrias manufactureras elevaron su producción 2.4 por ciento.
Al analizar los resultados por subsector de actividad industrial, la información del Inegi destaca por el color rojo en la mayoría de los resultados, tanto los anualizados como los registrados en el décimo mes del presente año. Lo peor del caso es que este desolador panorama no tiene para cuándo mejorar, porque en el gobierno –el de ahora y los pasados– prevalece la creencia de que en México la mejor política industrial es la que no existe. Y allí están los resultados: el gobierno desapareció del sector industrial (todo lo privatizó) y los grandes ganadores han sido los industriales de otros países, con los estadunidenses en primer lugar.
Y por lo que toca a la inversión pública resulta muy ilustrativo un análisis elaborado por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, en el que subraya que dado el débil crecimiento económico y la persistente desigualdad social y económica que enfrenta el grueso de la población del país, así como las recomendaciones y observaciones de diversos organismos, nacionales e internacionales, se aprecia como una posibilidad para promover el crecimiento económico y reducir la pobreza, el revertir la tendencia a la baja del gasto de inversión, pues con este comportamiento se está impactando de manera negativa la creación de infraestructura económica y social.
En un contexto de bajos niveles de inversión y crecimiento económico, el impulso a la inversión pública es necesario, subraya el CEFP. La inversión pública en infraestructura, salud, educación, ciencia e innovación, constituyen un gasto productivo, que generalmente complementa y no sustituye a la inversión privada. De hecho, se reconoce que la inversión pública en sectores estratégicos puede, al menos indirectamente, incrementar el producto interno bruto a partir de la interacción con la inversión privada. Para lo cual se sugiere concentrarse en proyectos de alta prioridad y alta rentabilidad en sectores económicos y sociales estratégicos.
Revertir el rezago en los niveles de competitividad del país, ocurrido en los últimos años, implica recuperar y elevar los niveles de inversión pública para la creación de infraestructura, advierte el citado centro de estudios, al tiempo que señala que de acuerdo con la Cepal se observa que los países que registran un mayor rezago, respecto de los estándares internacionales en infraestructura, son aquellos en los que se ha reducido de manera drástica la inversión pública, en aras de incrementar la participación privada en este sector; mientras que los países que han logrado incrementar su tasa de inversión en infraestructura, y por ende su competitividad económica, son aquellos que han mantenido niveles importantes de inversión pública y, simultáneamente, han abierto espacios a la inversión privada.
Entonces, ¿cómo es que llevarán a México al lugar de potencia mundial? Porque con saliva ya se demostró que no es posible.
Las rebanadas del pastel
Más lenta que la justicia en el país, la Secretaría de la Función Pública decidióinhabilitar cuatro años a la constructora Odebrecht, por lo que a lo largo de ese periodo dicho consorcio no tendrá acceso a los jugosos negocios con el gobierno mexicano. Qué bueno, pero ya basta de cortinas de humo: ¿para cuándo Emilio Lozoya? ¿Y la PGR?... Los mercados financieros dan por hecho el incremento de tasas por parte de la Reserva Federal, y en vía de mientras el tipo de cambió peso-dólar trepó a 19.46 por uno.
Twitter: @cafevega

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