Latinoamérica: ¡ya basta! // Ecuador, Chile, Colombia…
Carlos Fernández-Vega
T
ardaron en reaccionar, pero los latinoamericanos gritan a coro
se acabó. Más de tres décadas de neoliberalismo depredador borraron del mapa sus beneficios sociales y la posibilidad de un mejor nivel de vida, a la par que los gobiernos a modo –meros gerentes del gran capital– incrementaron, como nunca, las ganancias y el poder político de los empresarios más ricos de la región.
El neoliberalismo zozobra y los latinoamericanos de a pie están dispuestos a darle un empujoncito Y, como dirían los chilenos, no son los 30 pesos de alza en el precio del Metro, sino los 30 años de una política económica devastadora que todo arrasa para beneficiar a un puñado.
Ayer fue Ecuador y Chile, cuyos gobiernos neoliberales quisieron apagar el fuego con chorros de gasolina y mucha violencia institucional. Hoy es el turno de Colombia: “miles protestan este jueves (ayer) en contra del presidente Iván Duque, que tras 15 meses en el poder afronta una variopinta convocatoria contra las políticas de su gobierno en momentos en que su popularidad está en rojo. El diverso grupo de convocantes –sindicatos, estudiantes, indígenas, artistas, ambientalistas y partidos opositores– lidera un paro nacional contra las políticas económicas, sociales y de seguridad del mandatario conservador. ‘Es un acumulado de situaciones que esperamos que, así sea en una gran mesa nacional de concertación, empecemos a revisar´ luego de la jornada, explicó Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General del Trabajo, una de las organizadoras” ( La Jornada).
En América Latina se suceden explosiones sociales por la draconiana cuan depredadora política económica en contra de la mayoría –que ha llevado a la región a ser catalogada como la más desigual del planeta, según evaluación de la Cepal–, y los gobiernos neoliberales –balas de por medio– todavía exigen que los afectados se lo agradezcan.
La orden neoliberal es
exprímanlos hasta la última gotay el concepto lo definió muy bien el multimillonario Forbes, Sebastián Piñera, que hoy despacha en La Moneda (parapetado por los milicos):
estamos en guerra contra un enemigo poderoso (léase el pueblo), implacable, que no respeta a nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite, incluso cuando significa la pérdida de vidas humanas, con el único propósito de producir el mayor daño posible; ellos están en guerra contra todos los que quieren vivir en democracia(parecería una feroz crítica al neoliberalismo, pero no: los destinatarios son los chilenos de a pie).
Y en la misma tesitura están otros gobiernos latinoamericanos (como el de Ecuador y el de Colombia), que –con el manual neoliberal en la mano– quieren apagar el fuego social con más gasolina, paquetazos, balas, represión y toques de queda, todo, según dicen, en nombre de la
democracia, mientras orquestan un golpe de Estado en Bolivia contra un gobierno democráticamente electo y los millones de ciudadanos que vieron mejorar sustancialmente su nivel de vida por las políticas sociales de Evo Morales.
Pero el neoliberalismo los hace y ellos se juntan. Son idénticos y hablan igual. En Colombia se desarrollan masivas marchas en el paro nacional contra el presidente Iván Duque (
hay una campaña basada en mentiras que busca desatar la violencia) y su más reciente paquetazo, mientras la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez emula a Piñera y hace un llamado para
estar alertas ante los intereses de otros que quieren destruir a Colombia como lo han hecho en Chile y Ecuador. Ello, en medio de allanamientos,
búsqueda de material terrorista, criminalización de la protesta social y –no podía faltar– los militares en las calles (
actuarán con contundencia, según aviso del ministro de Defensa).
Tardaron, pues, pero ¡ya basta!
Las rebanadas del pastel
El dictamen y aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2020 parece un culebrón. Bien a bien nadie sabe cuándo darán luz verde los diputados, si es que la dan, porque el plazo legal venció el pasado día 15 y nadie sabe, nadie supo.
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