lunes, 25 de mayo de 2020

Ensayo y debate público

Bernardo Bátiz V.
L
a democracia no es sólo emisión y cuenta de votos; tiene como presupuestos la información veraz a los votantes, la buena fe en las campañas y el debate dado con honestidad intelectual. En medio de esta tragedia por la pandemia, grupos de interés y partidos de oposición atacan al gobierno en uso de su libertad de expresión y ahora, el Presidente contesta, explicando sus decisiones y programas con un documento que denominó Ensayo.
El documento, fue presentado hace unos días. No dice nada nuevo, se trata de su programa que como político ha seguido siempre; aparecen, por supuesto, nuevas acciones, dado que su cargo es ahora nacional, nuevos matices, giros de lenguaje antes no usados, pero quienes hemos seguido y en ocasiones acompañado su trayectoria, encontramos congruencia entre lo que hoy dice con lo dicho antes y con lo llevado a la acción en su larga carrera política.
Hablando, cuida las palabras, hace su discurso lento y prevenido, excepto cuando contesta a los conservadores que resultan, paradójicamente, los liberales, los neoliberales; entonces aparece su vena tropical, él mismo lo diría y se defiende y polemiza. Pocos como él han resistido tantos insultos, abiertos o velados, tantas calumnias, interpretaciones sesgadas y perversas de su palabra. Kipling en su poema Si, dirigido a su hijo, le dice: Si puedes soportar que tu frase sincera sea trampa de necios en boca de malvados, serás hombre, hijo mío.
Los acostumbrados a la prepotencia y al abuso, que por la derrota electoral vieron afectados sus intereses inicuos, no tienen empacho alguno en hacer de la palabra sincera trampa de necios. Pero si frente al poder presidencial supo y pudo, con el puro apoyo popular, salir adelante, con más razón ahora que tiene el cargo público más alto del país, obtenido en forma clara por el voto popular; Juárez llegó al poder porque el presidente Comonfort dio un golpe de Estado; Madero mediante una revolución triunfadora; López Obrador en forma democrática y pacífica.
El Ensayo es un programa para transitar del sistema neoliberal a una economía mixta con justicia, sin privilegios arriba y con apoyo a los pobres, que en su conjunto lleva el nombre de estado de bienestar. Una frase, al inicio del Ensayo sienta la línea de la argumentación, dice en México estamos construyendo y explica que esa reconstrucción de la patria ante el derrumbe al que nos llevó el neoliberalismo por sus excesos y hoy por la pandemia, requiere de una obra que en buena medida se hace a partir de cero. Cuenta para esta reconstrucción, con bases sólidas que son el apoyo popular que nunca perdió y el triunfo electoral de 2018. Su propuesta la divide en cinco principios: democracia, justicia, honestidad, austeridad y, como el objetivo final, el bienestar.
Gómez Morín, fundador del PAN, liberal y un poco tecnócrata, definió la democracia como la identificación de pueblo y gobierno. Hay esa identificación y por ella se obtuvo un triunfo electoral y se está gobernando, corrigiendo desigualdades, atacando abusos, sancionando corruptela.
Se deja al Poder Judicial y a la fiscalía autónoma la búsqueda y el cumplimiento de la justicia conmutativa y el Poder Ejecutivo asume, por su parte, la rectoría de la economía que la Constitución le confiere y se ocupa así de la justicia distributiva, la de fondo, la justicia social; oportunidad para todos con énfasis en la educación a niños y jóvenes; la igualdad y la equidad empiezan con oportunidad de educarse para todos, independientemente de su origen, clase social o de cualquier otra circunstancia personal.
En este camino de la distribución equitativa de la riqueza producida entre todos y para todos, destaca una modalidad que antes todo lo pervertía: era que los programas sociales, apoyos y auxilios, pasaban por manos de intermediarios y ahora van directo a los beneficiarios, lo que es otra causa de molestia de los opositores. Hay paz con justicia y no la toleran.
La honestidad se presenta, así lo veo, como activa, administrando bien, con austeridad y honradez y como re-activa, persiguiendo la corrupción y rescatando lo que se puede de lo despojado al pueblo; cobrando impuestos a los que no pagaban y gastando bien lo recaudado.
La austeridad –no lo dicen los críticos, pero creo que es lo que más les molesta– es en el fondo una virtud cristiana, cercana a la modestia y a la humildad; no se predica, se practica; se gasta sólo lo preciso, se aprovecha todo; en el Ensayo, sin temor a las críticas, se hace una lista de los programas de gobierno prioritarios, en los que no se escatimará lo necesario a pesar de la pandemia y para salir adelante en la economía.
El fin de las propuestas y programas, se expresan en la última parte, es el bienestar de todos, crecer pero no sólo acumulando, sino distribuyendo bien, con equidad y digo yo, aplanando la curva de la desigualdad entre opulentos y marginados. El debate con argumentos y propuestas queda abierto.

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