¿Para qué más partidos?// Diecinueve, en Morelos // INE y registros pendientes // Grave caso: México Libre
s probable que el año entrante, a la hora de votar, los ciudadanos del estado de Morelos tengan en sus boletas para elecciones locales a 19 partidos con registro. Al menos eso es lo que ha aprobado la Comisión de Organización y Partidos Políticos del Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana, lo que a la vez y a más tardar en el último día del mes en curso deberá ser confirmado o rechazado: ocho nuevos partidos que se sumarán a los 11 ya existentes.
La aberración numérica resulta más evidente si se toma en cuenta la deplorable situación política y gubernamental de esa entidad, a donde llegó como aventurero de la política por dinero un ex futbolista profesional, contratado para dar aliento en recaudación de votos (y la correspondiente elevación de prerrogativas e ingresos económicos legales) a un partido sin mayores perspectivas, el Social Demócrata, y se quedó como presidente municipal de Cuernavaca y luego como gobernador del estado, siempre con malos resultados en cuanto a gestión gubernamental y manejado el citado personaje deportivo por una camarilla de cercanos que suplen, entre escándalos y corrupción, las evidentes carencias para el ejercicio público de Cuauhtémoc Blanco.
El caso de Morelos y sus probables 19 partidos da cuenta de la contradictoria profusión de aspirantes a ingresar al negocio de la política al mismo tiempo que en el ánimo popular se concentran las aspiraciones e intenciones electorales de los ciudadanos en dos polos definidos: la continuidad del modelo reformista impulsado por Morena y específicamente por el presidente López Obrador o la restitución de modelos practicados por sus antecesores en el ejercicio del poder, sobre todo Acción Nacional y el Revolucionario Institucional, con Movimiento Ciudadano como añadido.
Cierto es que conforme a la legalidad vigente no se puede inhibir el derecho de los ciudadanos a organizarse o ser organizados en busca de la creación de nuevos partidos. En términos estrictos, a las autoridades electorales les corresponde verificar el cumplimiento de los requisitos del caso y emitir un dictamen de aprobación o desaprobación de las solicitudes de registro.
Sin embargo, a niveles nacional y estatales, dichas autoridades electorales han sido crónicamente susceptibles de presiones que les hacen actuar en el sentido deseado por otros poderes, institucionales o fácticos. La aprobación de más partidos políticos en la polarizada circunstancia actual requiere, por tanto, de mayores cuidados y reservas.
En esa tesitura de limpieza procesal y rigor analítico debe inscribirse la próxima decisión del Instituto Nacional Electoral (INE) respecto de las solicitudes de registro de nuevos partidos nacionales. Nada de lo visto hasta ahora justifica la aprobación de la mayoría de los solicitantes. En algunos casos son abierta prolongación de los proyectos de fuerzas sindicales, en especial las relacionadas con el SNTE, el grupo de Esther Gordillo y el sindicalismo bien visto en este sexenio de Pedro Haces.
Mención especial merece México Libre, la creación de Felipe Calderón Hinojosa y Margarita Zavala Gómez del Campo. Un historial de falsificaciones e irregularidades acompaña a ambos personajes, al grado que la mayor multa del INE en el actual proceso de solicitudes de registro ha sido para tal agrupación.
Además, debe tomarse en cuenta que el promotor y beneficiario principal de México Libre, el citado Calderón, está acumulando evidencias y acusaciones relacionadas con su fraudulento ejercicio como titular del poder ejecutivo de 2006 a 2012, en específico el enjuiciamiento a su mano derecha policiaca, Genaro García Luna, y los señalamientos respecto a Etileno XXI.
Y, mientras el escenario judicial se le complica en México y en Estados Unidos al gobernador-gerente de Tamaulipas, el panista Francisco García Cabeza de Vaca, ¡hasta mañana!
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