México, sin soberanía alimentaria // Neoliberales masacraron al campo // Estómago nacional depende de fuera
a noticia fácilmente puede fecharse cualquier día del periodo que abarca entre el 1º de enero de 1994 y el 3 de octubre de 2022, pues en materia de importación de granos básicos ha sucedido lo mismo, de forma permanente y desde que México ingreso al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, hoy T-MEC). Desde entonces, el estómago de los mexicanos pasó de depender del campo nacional al de los mercados foráneos de alimentos, fundamentalmente el estadunidense.
Así lo publicó ayer La Jornada: el valor de las adquisiciones de granos y oleaginosas de México en el extranjero sigue batiendo marcas históricas por los elevados precios internacionales, al registrar de enero a agosto de 2022 un total de 11 mil 798 millones de dólares, el ma-yor monto para un mismo periodo, revelan da-tos oficiales. De acuerdo con el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), con base en registros del Servicio de Administración Tributaria (SAT), el gasto del país en productos básicos como maíz, frijol, trigo, soya, arroz y aceites, entre otros, registran un incremento anual de 16 por ciento. No obstante, entre enero y agosto de 2020, año en el que comenzó la pandemia de covid-19, México importó granos y oleaginosas por 6 mil 155 millones de pesos, lo que significa que el gasto se ha disparado 91 por ciento
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El año pasado, detalla La Jornada, el valor de las importaciones fue de 15 mil millones de dólares, monto que según estimaciones del Grupo Consultor de Mercados será superado al cierre de 2022. Pronósticos del grupo privado señalan que en los primeros ocho meses de este año el volumen de las compras de maíz fue de 11.4 millones de toneladas, lo que implicó una disminución anual de 4.2 por ciento. No obstante, en lo que se refiere a valor, se registró un incremento anual de 7.9 por ciento. El maíz es el principal producto agroalimentario que importa México, sobre todo amarillo, que es el utilizado como alimento de animales. El valor de las adquisiciones de granos y oleaginosas de México en el extranjero continúa batiendo marcas históricas por los elevados precios internacionales al registrar entre enero y agosto de 2022 un total de 11 mil 798 millones de dólares, el mayor monto para un mismo periodo, revelan datos oficiales
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Pues bien, año tras año, desde la entrada en vigor del TLCAN, México ha incrementado el gasto en importación de alimentos básicos, de tal suerte que no extraña que la FAO lo catalogue entre las naciones importadoras netas, por mucho que en algunos sectores se presuma, vanamente, que sucede lo contrario, pues nuestro país es un gran exportador de alimentos
. El problema es que atribuyen tal condición a las ventas foráneas de cerveza, tequila, aguacate y jitomate, principalmente.
Todo comenzó, por tratar de ubicarlo en el tiempo, con la apertura total en 1994 y el reforzamiento de esa tendencia a partir de 2008, cuando entró en vigor el capítulo agropecuario del propio TLCAN. Como se ha comentado en este espacio, a partir del 1º de enero del primer año citado la dependencia alimentaria del país tiene una sostenida y peligrosa alza que lo ha llevado a multiplicar por 15 el gasto en importación de esos básicos, de tal suerte que a estas alturas, al menos 50 por ciento de los pocos o muchos alimentos que los mexicanos consumen proviene de terceros países, sobre todo de Estados Unidos. Y si las cosas siguen así, en unos cuantos años esa proporción podría crecer a 80 por ciento, según las estimaciones de la FAO.
En 1994, primer año del TLCAN, México importó alimentos por alrededor de mil 800 millones de dólares (la estadística es del Inegi), cuando hasta 1993 fue autosuficiente en este renglón. En los primeros ocho meses de 2022 el monto se aproximó a 12 mil millones, con ganas de superar 15 mil al cierre del año. Son cantidades espeluznantes, pero hay que recordar que en el último año de Felipe Calderón, México importó alimentos por más de 27 mil millones, 15 veces más que en el primer año del tratado.
El régimen neoliberal masacró al campo mexicano, porque, decía, para qué producir adentro si todo se puede importar. La miseria de los campesinos se profundizó a grado sumo (los apoyos oficiales se concentraron en las empresas agroindustriales, propiedad de los amigos del gobierno) y la soberanía alimentaria del país se fue al caño, y recuperar la autosuficiencia costará algún tiempo.
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