Coopelan o cuello (2)
Reparto democrático de culpas
Reconciliación a fuerzas
SuperBlake, el salvador
Julio Hernández López
VISITA OFICIAL. Felipe Calderón recibió ayer en Los Pinos al primer ministro de Kuwait, Naseer Al-Sabah, a quien pidió aprovechar las “grandes ventajas” que ofrece México para la inversión en los sectores energético y de infraestructuraFoto Yazmín Ortega Cortés
La negra tesis de Blake, el nuevo seudónimo de Calderón, ha sido puesta de inmediato sobre la mesa mediática: los responsables de la guerra contra el narcotráfico ahora seremos todos, particular y casi penalmente si no se participa en el nuevo intento de legitimidad mediante leva dialoguista que se ha intitulado seguridad democrática”. Sin red de protección ha saltado hacia el vacío conceptual el cuarto secretario de Gobernación del calderonismo circense: “No puede haber una política de seguridad democrática si antes no hay una reconciliación de unidad con todos los agentes políticos y sociales”. La frase pasmosa de Blake es apenas una recomposición menos burda que la atribuida al trabajoso funcionario lozano que había buscado quedarse con la secretaría de Gobernación: coopelan, o cuello. O los políticos y la sociedad se reconcilian conforme a los modelos definidos por Los Pinos o seguirá el horror en el país, pero ahora por culpa no de quienes unilateralmente decidieron en Los Pinos arrancar en diciembre de 2006 una “guerra” contra el narcotráfico que nadie pidió ni aprobó, sino de esos malos ciudadanos que hubiesen desoído el llamado del Gran Mago Blake o que no hubiesen sido eficaces para lograr “democráticamente” que se alcanzara el paraíso perdido de la seguridad pública y la convivencia social pacífica.
Ya el planteamiento envenenado había cruzado los discursos oficiales del jefeLipe y el subordinado BlaKalderón el miércoles en que Gómez-Mont había sido dado de baja: seguridad democrática como nueva bandera y alegato: todos somos culpables de que siga la tragedia del combate al narcotráfico mientras no demostremos lo contrario (o seamos abatidos por balas de uno u otro bandos, o seamos secuestrados o golpeados). Pero ayer, en un afanoso paseo virtual de presentación en periodismo electrónico, el bajacaliforniano secretario de gobierno se esmeró en promover esa grande idea y en hacer, con toda la fuerza política que se le reconoce, y con los ejemplares resultados que mostró en su tierra natal en cuanto a golpes al narcotráfico y habilidad concertadora, “un llamado para que todas las fuerzas políticas converjamos en nuestras coincidencias” (si esas mismas fuerzas convergieran en sus diferencias se llamaría lucha libre: anotación deportiva por cortesía de las Astillas del Pancracio).
La treta que busca repartir democráticamente las culpas del fracaso grupal del calderonismo ha sido expresada sin engaños: “ahora tenemos que imprimir una política de seguridad democrática”, dijo Kable, perdón, Elba K., es decir, Blake, sin precisar a partir de qué consideraciones se ha decretado ese “ahora”. ¿Qué significa la tal S.D.? Ah: “quiere decir que todos los agentes tenemos la responsabilidad, no sólo las fuerzas armadas de nuestro país, el gobierno federal o los gobernadores de los estados y municipios, sino… (signos de suspenso a cargo del Agente Astillero) verlo de una manera integral”. Más clara, ni una alianza perreánica: la seguridad pasa a ser, “ahora”, un asunto de la colectividad, democrático, “integral”, y si no se logra tal seguridad, que el pueblo se reclame a sí mismo, y no a las generosas autoridades que depositaron en la gente la facultad de “decidir”.
El licenciado Blake Mora aprovechó la amabilidad de sus entrevistadores para insistir en que entre las magnas tareas que le han sido encomendadas está la de fortalecer las instituciones democráticas, instaurar un diálogo plural y dar nuevas dimensiones y contenidos a la contienda electoral. El libreto del Secretario de Seguridad Democrática lleva también con grandes asteriscos la palabra “reconciliación”. Dice el licenciado Blake que es hora de dar la vuelta a la página y dejar de lado enojos, reproches y demás catálogo de malas vibraciones. Enormes retos, magnos proyectos, sublimes intenciones, palabras de gran compromiso. ¿Es un cuate de Calderón? ¿Es una improvisación burocrática temeraria? ¿Es una nueva confirmación de que el Mundo está por acabarse? No. Es SuperBlake, más adivino que cualquier pulpo, más picudo que cualquier Gómez-Mont: el ejecutor designado para la suerte de criminalización colectiva desde la Secretaría de Gobernación a cuento de la tal “seguridad democrática” y la “reconciliación”. ¿Coopelan, o cuello?
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Astillas
La Procuraduría Federal de (des)Protección al Ambiente (Pro fe-des-pa), a cargo del gran negociante yucateco Patricio Patrón, entregó un certificado de “industria limpia” a la muy contaminante empresa Ecoltec, filial de la trasnacional suiza de Holcim-Apasco, a pesar de que ha causado graves daños a las comunidades de Atotonilco y Apaxco, donde ha habido muertos por intoxicación y se ha mantenido durante un año y dos meses un plantón para exigir que dicha empresa cierre definitivamente sus operaciones. Ayer, en parodia de ese maquillaje verde otorgado por la Profe(des)pa, Greenpeace emitió un certificado a Ecoltec de “industria sucia”. Quienes deseen tener más información del caso y enviar una protesta cibernética a la mencionada procuraduría, pueden entrar a
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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