Wikileaks y la “guerra” de FC
Banquillo histórico adelantado
Entreguismo y sometimiento
Riesgos de intervención gringa
Julio Hernández López
Banquillo histórico adelantado
Entreguismo y sometimiento
Riesgos de intervención gringa
Julio Hernández López
Las densas revelaciones de Wikileaks dan cuerpo y cre- dibilidad a las sabidas operaciones conspira- tivas que realiza la gran potencia mundial pero que con gran afán descalifican y ca-si niegan en países sometidos a esas órbitas algunos de sus intelectuales y comen-taristas. El escándalo global tiene especial relevancia para México, por cuanto son múltiples los indicios de que ha tenido inspiración y conducción externa, estadunidense, el proceso de implacable descompostura nacional que desde diciembre de 2006 es desarrolla- do como política general por un gobierno bajo sospecha de haber sido impuesto por esa misma potencia intervencionista.
No se ha desgranado, a la hora de teclear esta columna, la carga de Wikileaks referida a México, aunque se sabe que hay 2 mil 285 documentos relacionados con nuestro país, y varios se relacionan con la “guerra” contra el narcotráfico, en especial los redactados en oficinas consulares gringas en ciudades de la frontera norte, y entre los temas tratados destacan los que hablan de seguridad, terrorismo y terroristas, y seguridad nacional.
Así no apareciera una sola línea interesante sobre el control estadunidense en México en ese amplio material por develar (lo cual, en forma literal, está por verse), los grandes trazos de la voracidad estadunidense conocidos hasta ahora en el contexto mundial colocan al calderonismo en una situación muy incómoda, en una especie de precipitado banquillo histórico. El panista que se hizo de la silla presidencial en 2006 de forma inverosímil y repudiada será recordado no sólo por el subsistente estigma del fraude electoral que le reportó formalmente una ínfima franja de diferencia respecto a su opositor que tenía fuerte arraigo social –a tal grado que ha podido conservar parte de él, a pesar de la fortísima campaña de desprestigio sostenida en su contra desde entonces–, sino además, o en consecuencia, producto del pecado original felipista que fue el robo de la Presidencia, por su aplicado sometimiento a las fuerzas que le ayudaron a consumar esa apropiación indebida, en especial el entreguismo a las líneas de acción que antes de tomar Los Pinos le fueron dictadas por funcionarios del país vecino que diseñaron lo que luego sería conocido como la personalísima “guerra” de Felipe Calderón contra el narcotráfico.
La intensificación de las políticas de shock para el control social ha significado, por lo demás, la consolidación de un delito patrio mayor: Calderón ha dividido, desalentado y desangrado a México, pero junto a ello, en pago por la defensa recibida o como daño principal convenido, ha abierto las puertas a la mayor intervención estadunidense en tiempos de paz en nuestro país (paz como ausencia de guerra formal frente a otros países, pues en lo interno se vive la “guerra” decretada por el comandante FC). El maltrecho Calderón ha permitido que se instalen en México estaciones de espionaje y agentes gringos coordinen y supervisen operaciones especiales de aprehensión o extermino de altos jefes del negocio de estupefacientes que ha servido de pretexto para penetrar y manejar a un país inmerso en el terror colectivo. La Iniciativa Mérida es el Caballo de Troya y las oficinas binacionales instaladas en Paseo de la Reforma, en las inmediaciones de la embajada de Estados Unidos, constituyen la materialización tecnológica y política de ese proceso de infiltración anunciada.
No se ha desgranado, a la hora de teclear esta columna, la carga de Wikileaks referida a México, aunque se sabe que hay 2 mil 285 documentos relacionados con nuestro país, y varios se relacionan con la “guerra” contra el narcotráfico, en especial los redactados en oficinas consulares gringas en ciudades de la frontera norte, y entre los temas tratados destacan los que hablan de seguridad, terrorismo y terroristas, y seguridad nacional.
Así no apareciera una sola línea interesante sobre el control estadunidense en México en ese amplio material por develar (lo cual, en forma literal, está por verse), los grandes trazos de la voracidad estadunidense conocidos hasta ahora en el contexto mundial colocan al calderonismo en una situación muy incómoda, en una especie de precipitado banquillo histórico. El panista que se hizo de la silla presidencial en 2006 de forma inverosímil y repudiada será recordado no sólo por el subsistente estigma del fraude electoral que le reportó formalmente una ínfima franja de diferencia respecto a su opositor que tenía fuerte arraigo social –a tal grado que ha podido conservar parte de él, a pesar de la fortísima campaña de desprestigio sostenida en su contra desde entonces–, sino además, o en consecuencia, producto del pecado original felipista que fue el robo de la Presidencia, por su aplicado sometimiento a las fuerzas que le ayudaron a consumar esa apropiación indebida, en especial el entreguismo a las líneas de acción que antes de tomar Los Pinos le fueron dictadas por funcionarios del país vecino que diseñaron lo que luego sería conocido como la personalísima “guerra” de Felipe Calderón contra el narcotráfico.
La intensificación de las políticas de shock para el control social ha significado, por lo demás, la consolidación de un delito patrio mayor: Calderón ha dividido, desalentado y desangrado a México, pero junto a ello, en pago por la defensa recibida o como daño principal convenido, ha abierto las puertas a la mayor intervención estadunidense en tiempos de paz en nuestro país (paz como ausencia de guerra formal frente a otros países, pues en lo interno se vive la “guerra” decretada por el comandante FC). El maltrecho Calderón ha permitido que se instalen en México estaciones de espionaje y agentes gringos coordinen y supervisen operaciones especiales de aprehensión o extermino de altos jefes del negocio de estupefacientes que ha servido de pretexto para penetrar y manejar a un país inmerso en el terror colectivo. La Iniciativa Mérida es el Caballo de Troya y las oficinas binacionales instaladas en Paseo de la Reforma, en las inmediaciones de la embajada de Estados Unidos, constituyen la materialización tecnológica y política de ese proceso de infiltración anunciada.
VOTACIONES EN EL SME. El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) comenzó ayer las votaciones para reponer el proceso electoral de 2009, por la mitad de su comité ejecutivo, incluido el secretario general. Rosario Ibarra de Piedra y Miguel Ángel Alvarez, entre otros observadores, acudieron ayer a la antigua sede del SME, en Antonio Caso 45. El proceso concluirá este viernesFoto María Meléndrez Parada
El perfil y los riesgos de ese entreguismo felipista a Es-tados Unidos han sido colocados en niveles superiores al darse a conocer los términos en que la diplomacia y los poderes políticos y militares de la gran potencia están actuando en el mundo, pero no ha de decirse que los propios mexicanos no tuvieran una creciente percepción negativa de los peligros a que el sometimiento calderonista está llevando a su patria. Aún antes del cablegate, distintas voces han expresado temor de que se estén creando intencionalmente las condiciones para que México pueda ser invadido o abiertamente tutelado por Estados Unidos. Cual si se siguiera un libreto, se han producido incidentes en la frontera, muertes de ciudadanos estadunidenses, roces con fuerzas armadas del país vecino, y una sistemática inseguridad y violencia que ha permitido a la Casa Blanca el envío de personal armado y más recursos para contener eventuales desbordamientos de la descompostura mexicana hacia territorio gringo.
Apenas ayer, entrevistado http://bit.ly/hNGb3c por Jesús Aranda en La Jornada, el general de división retirado Roberto Badillo advertía que “corremos el riesgo de que Estados Unidos invada México so pretexto de combatir al narcotráfico”. El militar pensionado aseguró, según la nota, “que la Iniciativa Mérida fue fraguada por la DEA antes de que Calderón asumiera el poder, cuando convenció al actual secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, y al que fue el primer procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, de aplicar toda la fuerza del Estado contra el narcotráfico”.
Ya se sabrá qué contiene sobre México la caja de sorpresas de Wikileaks, pero lo cierto es que los mexicanos han sufrido en carne propia las consecuencias de la política imperial agresiva, injerencista, voraz, y de la debilidad y sometimiento de una administración local que a causa de su pecado electoral original ha ido entregándose al único respaldo eficaz que le quedaba, el de las armas, también las extranjeras.
Astillas
Gran detalle de la Suprema Corta: sentencia envuelta como regalo nupcial para Quique Gaviotón... López Obrador anuncia nueva gira por la totalidad de los municipios del estado de México, en apoyo a Yeidckol Polevnsky, de cuyos compromisos de campaña el tabasqueño será aval, por lo que tal vez, en adecuación de aquellas promesas peñanietistas de firmar y cumplir, el lema ahora sea: “Te lo firmo, y te lo avalo”... Chulada: Fox será otras cosas, pero no ratero, dice Fóxitl Gálvez... ¡Hasta mañana, con la inconformidad de los aspirantes no oficiales a presidir el PAN!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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