viernes, 19 de noviembre de 2010

El centenario



Luis Javier Garrido

El centenario del inicio de la Revolución de 1910 no lo puede moralmente festejar en México un gobierno de extrema derecha, que está culminando el desmantelamiento del legado histórico del movimiento popular iniciado hace 100 años.

1. La paradoja de los llamados festejos del centenario de 2010 es que quienes hoy gobiernan son los representantes de aquellos grupos que a lo largo del último siglo se opusieron a los logros del movimiento armado de 1910, y que lo único que pueden festejar es precisamente lo contrario: el hecho de que en los últimos 25 años han logrado desmantelar muchas de las principales conquistas del movimiento armado e instaurar un poder de facto que sirve en lo esencial a intereses del exterior.

2. El Partido Acción Nacional, en el poder, fue creado en 1939, precisamente para luchar contra los postulados de la Revolución: el reparto de la tierra, la expropiación del petróleo, el reconocimiento de los derechos sociales, el nacionalismo económico y la intervención del Estado en la economía, medidas que los gobiernos tecnocráticos del PRI empezaron a revertir desde los años 80, lo que propició que los panistas se identificaran y aliaran con éstos, en el objetivo común de culminar este proceso.

3. No debe sorprender, por lo mismo, el hecho de que las fiestas del centenario de 2010 le hayan permitido al gobierno de facto, en una explosión de cinismo, reducir el festejo oficial del 20 de noviembre a un desfile militar de carácter folklórico-militar y a actos de carácter musical, que no logran ocultar que el verdadero festejo de la contrarrevolución hecha gobierno sea que en este 2010 se esté profundizando el desmantelamiento, en nombre de la ideología neoliberal, de los principales logros de la Revolución plasmados en la Constitución de 1917.

4. La extrema derecha que llegó al poder por asalto en México en 2006, no solamente redujo el festejo conmemorativo del 20 de noviembre a su mínima expresión, sino que ha utilizado el centenario como pretexto para lanzar una rencorosa campaña de desinformación tratando de tergiversar la historia para denostar en los medios tanto a la Revolución como a sus hombres, calificándola a través de académicos y periodistas que le sirven como “un proceso lamentable que condujo al país al atraso”, “un experimento fallido” y “un mito”, aseverando, entre otras cosas, que sus actores centrales, salvo Madero, al que reivindican los panistas, fueron corruptos y asesinos, y que más vale olvidarse de todos esos años.

5. La labor propagandística del gobierno ha llegado en sus excesos a identificar a la Revolución con el régimen de partido de Estado establecido en 1929, con objetivos inmediatistas de política electoral. Al describir al proceso revolucionario como una simple secuela de violencia y corrupción y hacer la amalgama Revolución Mexicana=PRI, lo que ha buscado es descalificar a los priístas, que han sido sus aliados, y a los perredistas, a los que ahora se alía, como emisarios del pasado.

6. Los festejos han puesto en evidencia también a las fuerzas armadas, que involucradas por el gobierno en una tarea policiaca que la Constitución les prohíbe asumir, han aceptado subordinarse a agencias estadunidenses en una supuesta lucha contra el narcotráfico, comprometiendo la soberanía nacional y la independencia del país, que fueron principios centrales de la Revolución.

7. La Revolución que el pueblo de nuestro país guarda entrañablemente en su memoria histórica, y que ha constituido un referente fundamental para todos los pueblos de América Latina, está más allá de la lucha de facciones que aparece inevitablemente en todo proceso revolucionario, y de las virtudes y defectos de los principales actores políticos, pues fue un momento histórico único, en el que el pueblo se erigió como actor fundamental de su propio destino.

8. Los hombres “de la Revolución” no son todos condenables como quieren los panistas, y en el contexto de la violencia revolucionaria que se dio en esos años, muchas figuras seguirán siendo referente fundamental para las luchas futuras del pueblo, cada uno desde su propia dimensión, y al lado de Francisco I. Madero, seguirán estando muy en alto los nombres de Ricardo Flores Magón, de Emiliano Zapata, de Francisco Villa, de Lázaro Cárdenas y de muchos otros.

9. Las comparaciones históricas son siempre aleccionadoras y el régimen de Porfirio Díaz, que condujo al estallido de la Revolución Mexicana, no puede compararse en sus excesos despóticos y antinacionales al régimen despótico y antinacional de la actual mafia en el poder, que no se ha dado aún cuenta de que no podrá seguir impunemente pisoteando los derechos del pueblo y de la nación.

10. Los mexicanos siguen sintiendo y entendiendo, a pesar de los panistas, el valor del proceso revolucionario de 1910, que va a continuar siendo por muchas razones referente fundamental para México, sobre todo porque el pueblo asumió entonces con valor único su destino histórico.

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