Crece el descontento
Gloria Muñoz Ramírez
E
l movimiento magisterial contra la reforma educativa tiene nuevos e interesantes bríos en diversos estados del país, donde se crece aun con la represión encima (o quizás por la misma), se establecen vínculos y alianzas importantes con otros sectores en lucha y sorpresivamente se manifiesta en lugares de dominio tradicional priísta y del sindicalismo oficial.
En Veracruz, por ejemplo, se ha organizado una notable movilización que ha ido creciendo al calor de la represión. En Zacatecas, como bien señala el profesor y activista Enrique Ávila,
es impresionante cómo están rompiendo la estructura de dominio del charrismo; además de la presencia de los contingentes más consolidados en estados como Michoacán y Guerrero, la sección 9 del Distrito Federal y algunas partes de la 10, así como la Escuela Nacional de Maestros. El panorama, señala el maestro normalista, deja ver que no será sencillo imponer la reforma.
Y también, como en la ciudad de México, los medios de comunicación independientes son los que están difundiendo el tejido que se construye desde abajo en los estados. Aquí los periodistas alternativos han sido reprimidos en la cobertura de las manifestaciones, como sucedió en Veracruz, entidad de por sí famosa por el alto índice de reporteros asesinados.
Zapateando, medio de comunicación con gran cobertura del movimiento social, explica que en Veracruz la insurgencia magisterial inició desde enero, con movilizaciones que no llevaban siglas sindicales por delante. Se trata de un estado con 14 sindicatos magisteriales, todos leales al gobierno en distintas formas, los cuales afilian a más de 120 mil profesores.
Formar la organización fuera de estos feudos de poder es un logro que fue cocinándose a fuego lento, en una sociedad que ha estado resistiendo cada vez más decididamente los golpes gubernamentales.
Desde las marchas contra el proyecto Caballo Blanco, una mina a cielo abierto que ha convocado las protestas de los veracruzanos, aquí no han cesado de tomar las calles. Aunque, como reconocen los activistas, el magisterio en la entidad no estaba politizado debido precisamente al control de los sindicatos sobre él, y los profesores
no tenían mucha experiencia en movimientos sociales. De ahí la importancia de su vinculación con otros sectores y con la población en general, teniendo gran relevancia la participación de los padres de familia que se han involucrado por su cuenta.
Lo que sucede en Veracruz es muy simbólico de lo que ocurre en otras partes del país, donde el rechazo a la reforma educativa y sus leyes secundarias está conformando un frente opositor contra el resto de las reformas estructurales.
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