jueves, 13 de febrero de 2014

Ciudad Perdida

Las marchas y el PAN
El derecho a la protesta
El GDF, preparado
Miguel Ángel Velázquez
L
a sensación, para muchos de certeza, de que la derecha gobierna México empezaba a permear en muchos ámbitos de la vida social del Distrito Federal, y una de las pruebas más claras es la posibilidad de que se prohíban las marchas que condenan a los malos gobiernos en las calles de la ciudad de México.
Por eso, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, decidió poner un hasta aquí a los intentos, principalmente panistas, de querer gobernar sin ganar las elecciones, y les aseguró que en su gobierno sí se saben defender los derechos que han ganado sus habitantes. Esto en referencia a las marchas en el Distrito Federal y al albazo legislativo que pretendió dar el PAN en la Cámara de Diputados.
Mancera tiene ya el argumento jurídico que respalda su decisión, pero además muestra una convicción que hasta ahora no se le había visto, y que hacía falta. En su análisis advierte que una ley que provenga de la Cámara de Diputados vulneraría la autonomía de la ciudad de México e invade competencias que son propias de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, por lo que sería sujeta a una controversia constitucional que promovería el gobierno de la ciuadd de México.
Son los derechos de la gente que vive o viene a la capital, a la capital de su país, lo que defiende Mancera, y uno de los derechos que seguramente está en la mente del mandatario es el de la libre expresión de las ideas, que en la mayoría de las manifestaciones que ocurren en la ciudad de México se deben a los actos de gobierno que perjudican a una comunidad.
Sin embargo, hay quienes aseguran que en la iniciativa de ley de movilidad, que no tardará mucho en presentarse en la Asamblea Legislativa del DF, lo que propone el PAN y lo que argumenta Mancera, en el caso de las protestas callejeras, es prácticamente lo mismo.
La especie no es muy de fiar, porque Mancera no tendría cara con qué lanzarse en contra de los azules si existieran esas coincidencias. Aún más, el jefe de Gobierno no podría llamar la atención acerca, por ejemplo, de los bloqueos en las avenidas que realizan los manifestantes sin antes poner en orden a las grandes compañías refresqueras o cerveceras que todos los días y a todas horas bloquean calles, avenidas, accesos para discapacitados y todo lo que se les ocurre, sin que pase nada.
Para los panistas, nos queda claro, los derechos de los señores de los millones están por encima de las leyes; por ello, cuando piensan en movilidad sólo saben culpar a los que bloquean las calles para que se escuchen sus demandas, pero nunca a los que impiden la libre circulación de personas, de vehículos, para ganar unos millones más.
Todo eso nos da idea de que para Mancera, antes que cercenar el derecho de muchos a protestar por un mal gobierno, está la idea de poner orden en las calles de la ciudad, que se han convertido en el estacionamiento privado de refresqueros, cerveceros y de otros comerciantes más, como los productos de engorda Bimbo, que no le temen ni a las patrullas ni a las muy temidas grúas. Ese es el asunto.
De pasadita
En la carta de los ex presidentes que apoyan la legalización del uso de la mariguana sólo faltó un nombre, tal vez el que más claro ha dejado sentir su deseo de hacer de esa droga un negocio legal. ¡Claro!, nos referimos a Vicente Fox, que está listo a invertir los pocos dineros que ha podido ahorrar en su trayecto por la política para poner en el mercado legal la yerba. ¡Ah, jijo!

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