Como se sabe, la ceiba era el árbol sagrado de los mayas, simbolizaba la fertilidad del suelo y el sostén del cielo.
El gran poeta Carlos Pellicer escribió mucho sobre este majestuoso árbol tropical. Con versos sonoros decía: "la ceiba es un árbol gris de gigantesca figura. Se ve su musculatura medio manchada de gis".
Las hay en la península de Yucatán y en otras partes del país (recuerdo la gran ceiba de la plaza principal de Ocampo, Tamaulipas) pero ni en Tabasco, donde "navegando por el río súbitamente aparece", he visto tantas como en Chiapas. Ha sido un privilegio contemplar las ceibas centenarias de Huitiupán, Chiapa de Corzo, Yaxchilán y ésta belleza que hoy nos detuvo en el camino de Tuxtla Chico a Cacahoatán.
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