Disculpas (y condenas) no bastan
El general y el comisionado
Tortura: ¿hechos aislados?
Apatzingán, Tanhuato, Tlatlaya
Julio Hernández López
LA OLA DE VIOLENCIA NO CESA EN GUERRERO. A pesar del envío de más fuerzas federales a la entidad, ayer en Acapulco ocurrió el asesinato de ocho personas, seis relacionadas con el transporte público. Cinco fallecieron durante un ataque de sujetos armados a un sitio de taxis de la colonia Alto Icacos, y otra fue ultimada en la Miguel Alemán. Por la tarde, dos jóvenes murieron acribillados en el punto conocido como la Llave de Agua. En la imagen, familiares lamentan el deceso de los cinco ultimados en Alto Icacos Foto Afp
N
unca antes un secretario de la Defensa Nacional había tenido que salir al foro a expresar disculpas por un atroz acto de tortura realizado por sus subordinados. Le tocó inaugurar tal papel al general Salvador Cienfuegos Zepeda, quien calificó lo sucedido en Ajuchitlán del Progreso, Guerrero, de hechos
irracionales y equivocados, que indignan y denigran a las fuerzas armadas, por lo cual,
en nombre de todos, ofrezco una sentida disculpa a la sociedad agraviada.
Sin embargo, el mérito específico de la disculpa pública y masiva (se realizó en la principal plaza, la Damián Carmona, del Campo Militar núme- ro uno y, según la información oficial, fue difundida a todo el país y a todos los miembros de la Sedena) languidece ya visto en contexto y en perspectiva. Dicha disculpa no fue oportuna, sino forzada por las circunstancias. Dicho de otra manera: si no se hubiera difundido el estremecedor video donde se ve a dos militares y una agente de la Policía Federal torturando a una mujer, es altamente probable que no se habría producido el reconocimiento de culpas y la emisión de una disculpa por parte del general secretario.
Los hechos sucedieron en febrero de 2015 y apenas en diciembre del mismo año la Sedena tuvo conocimiento oficial de ellos. Fue hasta el 5 de enero del presente año cuando fueron aprehendidos un capitán y una soldado que es policía militar. El 11 de enero se les dictó el auto de formal prisión por el delito de desobediencia. Todo manejado en el ámbito militar, ante un juez militar, con
vista y desglosedel asunto para la Procuraduría General de la República, que no ha hecho ningún movimiento procesal importante, pues continúa
investigando.
En todo ese tramo judicial no hubo información puntual hasta el pasado 14, cuando la Sedena emitió un boletín de prensa
en relación al video que circula en redes sociales, en el que se observa a dos militares en agravio de una civil. Dos días después, el sábado reciente, el general Cienfuegos pronunció la famosa disculpa, aunque clasificando la tortura como hechos
aislados, terminología largamente usada por civiles en el ejercicio del poder (Los Pinos, gobernadores, presidentes municipales) para tratar de disminuir el peso de hechos preocupantes o delictivos.
El gesto del general Cienfuegos será insuficiente e incluso contraproducente si con él se pretende desatar una campaña propagandística de aislamiento e incluso presunta vacunación contra las crecientes acusaciones de que en México se ha institucionalizado la tortura, como señalan casi todos los organismos internacionales más o menos confiables, que están alarmados ante la catástrofe nacional en materia de derechos humanos.
A esa pretensión de arrepentimiento cupular circunscrito a un solo caso se añadió la postura del comisionado general de la Policía Federal, Enrique Galindo Ceballos, quien tuiteó el fin de semana que
como institución, como policía y en el aspecto personal, repruebo todas las prácticas que atenten contra la dignidad humana. En otro mensaje por la misma vía, le pareció suficiente
reiterar el alto compromiso que tiene la Policía Federal con los derechos humanos. Así, en general, sin entrar en detalles ni mencionar el caso específico de Ajuchitlán, mero mensaje al aire. Todavía el jueves de la semana pasada, la agente federal que participó en la tortura seguía laborando como si nada en la corporación, seguramente practicando el mismo sistema de interrogatorios al que por ser tan asiduos en esas filas no hubieran sido detectados si no hubiera sido difundido el video multimencionado.
Más allá de la palabrería, lo cierto es que historias como la de Ajuchitlán exigen indagaciones y castigos a fondo, ejemplares, contra quienes a nombre del Estado terminan agrediendo salvajemente a la población (pues para eso son entrenados y tales son las órdenes que reciben de sus superiores, con garantía de impunidad). El mismo titular de la Sedena debería aceptar y promover el libre diálogo entre los militares que estuvieron en Iguala en las horas de la desaparición de 43 normalistas, y no mantener, como hasta ahora, una postura de rechazo absoluto a tal posibilidad (se habla incluso de la advertencia del jefe castrense de que renunciaría a su cargo en el momento en que un elemento de verde olivo fuese entrevistado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, que está por terminar su misión en México con un saldo totalmente desfavorable al gobierno mexicano, entre otros puntos a causa de esa cerrazón militar).
No sólo es el caso de la joven de Ajuchitlán del Progreso, sino una larga y cotidiana lista de hechos que merecen, más que disculpas del secretario Cienfuegos o reprobaciones del comisionado Galindo, cambios profundos, verdad y justicia. En Ajuchitlán, Ayotzinapa, Apatzingán, Tanhuato y Tlatlaya, como en miles de casos que no son videograbados ni llegan a ser difundidos.
Astillas
Los esposos Calderón presumieron en sus cuentas de Twitter una fotografía de Margarita Zavala con el futbolista Rafael Márquez Álvarez (quien hizo historia con el Barcelona, ha sido capitán de la selección mexicana de balompié y ahora juega con el Atlas, de donde surgió) en el contexto del lanzamiento regional, este sábado en Guadalajara, del proyecto Yo con México, que sirve de plataforma para la candidatura presidencial de la panista. La madre del destacado defensa Márquez es Rosa Alicia Álvarez Piñones, actual diputada federal por un distrito de Zamora, Michoacán, quien fue postulada a nombre del partido Verde Ecologista y el PRI…
Más cabrón que bonitoes el lema de Gustavo Cárdenas Gutiérrez, candidato a gobernador de Tamaulipas por el partido Movimiento Ciudadano, quien hace campaña con una escoba en la mano, pues propone limpiar
el desmadreque hay en su estado. Cárdenas fue presidente municipal, diputado federal, senador y candidato a gobernador por el PAN, pero ahora, sin ninguna probabilidad de ganar, forma parte de la cosecha derechista del partido que antes se llamó Convergencia... ¡Hasta mañana!
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