Jueves 17 de septiembre de 2020, p. 4
En tiempos de pandemia, un desfile militar tan inédito como efímero. Otrora rodeado del bullicio patriota de miles de personas que confluían en el Centro Histórico para atestiguar la parada castrense, en esta ocasión fue un despliegue casi testimonial para la conmemoración del 210 aniversario del inicio de la Independencia, con una tradicional demostración en presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El Zócalo y sus alrededores estaban virtualmente sitiados por la policía capitalina con el propósito de que ningún civil ingresara y rompiera las medidas de prevención. Una laberíntica red de retenes hicieron imposible ingresar al sitio donde se realizaría el desfile.
En sí misma, la parada militar ocupó 30 minutos para que los 81 vehículos participantes recorrieran el circuito del Zócalo a Eje Central, marchando por 5 de Mayo, aunque antes, como parte de la ceremonia, el reconocimiento al personal médico y el ritual patrio se prolongaron más de una hora.
La pandemia no modifica los preparativos
La reducción de los contingentes y la duración del desfile no modificó la disciplina militar para preparar el desfile. A las cuatro de la mañana, el toque de levante sonó en el Campo Militar número 1-A. Al tiempo las luces se encendieron dentro de las barracas del 80 Batallón de Infantería, despertando a las 17 integrantes y dos oficiales de las Fuerzas Especiales que participaron en la ceremonia de aniversario del Día de la Independencia.
Son mujeres de entre 20 a 30 años de edad. Para algunas es la primera vez que forman parte de los festejos patrios; la mayoría ha participado dos o tres veces.
Sin embargo, este 16 de septiembre es diferente, pues debido a la pandemia del Covid-19 nadie desfiló a pie y completaron los uniformes con un cubrebocas, con el mismo estampado pixelado de camuflaje. Son reglas que exceptúan a los secretarios que flanquean al Presidente: general Luis Cresencio Sandoval, de la Defensa Nacional, y almirante Rafael Ojeda, de Marina.
La soldado Jazmín García Gaona se colocó su chaleco antibalas, un moño tricolor en el pelo y en seguida tomó su arma, un fusil Barret calibre .50, capaz de atravesar vehículos blindados.
Narra que, en preparación al desfile, todos los días les tomaron la temperatura y fueron vigiladas con el fin de detectar si presentaban cualquier síntoma de contagio.
Es un honor, sostiene, participar en el homenaje a quienes combaten al nuevo coronavirus: Es una ceremonia donde se va a honrar a las personas que han luchado en la primera línea contra esta gran pandemia y conmemorar el 210 aniversario de la Independencia de México, es un orgullo muy grande.
Jéssica Aline Martínez explicó que este es su primer desfile: Nunca había participado, la verdad, estoy muy orgullosa de servir a mi país, de estar en esta ceremonia, que significa mucho para este país, ya que atravesamos por una situación muy delicada. Realmente no es un sacrificio
.
En tiempos de pandemia, la tradición de que las fuerzas armadas son protagonistas centrales el 16 de septiembre se dejó de lado en esta ocasión.
La entrega de la Medalla Miguel Hidalgo para reconocer a 58 integrantes del personal médico y de enfermería se convirtió en el centro de la ceremonia.
Sin la algarabía de antaño, sin nadie que en cientos de metros a la redonda venda algún objeto que aluda a la festividad patria o que vitoree el paso del contingente militar, transcurrió el rito anual adaptado a los tiempos de Covid-19 con la rúbrica del maestro de ceremonias:
Las fuerzas armadas seguimos sumando esfuerzos para enfrentar la crisis provocada por la actual pandemia sanitaria que estamos padeciendo, con la certeza de que al final venceremos.
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