Mercado laboral: falla estructural // Medio siglo de rezago y fragilidad
as cifras más recientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) documentan que poco a poco se recupera el empleo perdido
en este pandémico año y, aunque el ritmo no es el deseado, a partir de agosto pasado los números negativos se han reducido en más de 320 mil plazas laborales (AMLO dixit) en el sector formal de la economía, en vías de mejorar.
A raíz de la presencia del bicho en México –como sucedió en todo el planeta– los apanicados empresarios, sin ton ni son, comenzaron a cancelar plazas laborales en el sector formal de la economía, sin alternativa alguna para los hoy desempleados y algunos más técnicamente
no lo hicieron, pero mandaron a sus trabajadores a sus respectivas casas sin goce de sueldo, en espera, según dijeron, de que mejore la situación
.
Lo cierto es que el efecto pandémico en el mercado laboral ha sido arrasador, aunque la precariedad en la generación y las condiciones de empleo en el país es de larga data, es decir, es un problema estructural de la economía mexicana que, todo indica, nadie está interesado en resolver. Por el contrario, empeora sexenio tras sexenio.
En este sentido, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic, de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes) advierte que la mayor pérdida de empleo se ha registrado en el rango de entre uno y dos salarios mínimos; la cancelación de plazas en este nivel (febrero-septiembre de 2020) sumó 756 mil. Además, se observa la contracción de 125 mil empleos que pagaban más de cinco salarios mínimos. De hecho, nadie se salvó, porque también se registró una variación negativa en los niveles de entre dos y tres salarios mínimos, e incluso en el de sólo uno.
La precarización del mercado laboral mexicano sintetiza los problemas productivos y de pobreza que la nación ha enfrentado durante los pasados 50 años. El modelo económico aplicado, en sus distintas formas, durante medio siglo no ha eliminado las limitantes estructurales que inhiben la posibilidad de alcanzar tasas de crecimiento económico robustas y sostenibles. Durante ese medio siglo la sociedad y empresas mexicanas han enfrentado un entorno desafiante: crisis recurrentes, competencia comercial desleal y/o desigual. ¿El resultado? se reduce la posibilidad de alcanzar un mayor desarrollo social. La recesión de 2019-2020 nuevamente ha puesto a prueba la situación del mercado laboral mexicano.
Hay que insistir: el mercado laboral presenta un rezago estructural que se gestó hace 50 años con los desequilibrios económicos que precedieron el inicio de las crisis recurrentes que han marcado ese periodo de la historia mexicana. La situación del mercado laboral presenta cómo la afectación ha llegado a los trabajadores, sus familias y a las empresas: no se puede entender la precarización del mercado laboral sin observar la erosión que se ha suscitado en el sistema productivo.
Para que el crecimiento del PIB sea de 5 por ciento anual se requiere que la inversión productiva, como proporción de éste, supere 25 por ciento de forma permanente. Ello es vital para generar un millón de empleos formales. De igual forma, el incremento de la inversión productiva es esencial para modificar la matriz del mercado laboral y generar mayor bienestar social; no hay otro camino.
Durante los pasados 15 años se multiplicó la informalidad y se redujo el número de personas que, gracias a su empleo, logran superar la barrera de los cinco salarios mínimos como ingreso mensual. Con ello se cancela la capacidad de pasar a un estado de bienestar.
Así, revertir la tendencia descrita tiene un componente no solamente económico: sin un mercado laboral sano no se puede aspirar a elevar el nivel de desarrollo económico y social de México. Para lograrlo se requiere una estrategia que contemple elevar la inversión productiva, tanto pública como privada. Sólo ella puede elevar el nivel de empleo formal bien remunerado.
Las rebanadas del pastel
Pues nada, que el general Cienfuegos se queda en chirona y en breve, jugará matatenas con Genaro García Luna en Nueva York.
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