l pasado 5 de diciembre se llevó a cabo la novena Reunión Anual de Cooperación y Corresponsabilidad para la Productividad Laboral y Empresarial, organizada por el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana. Su objetivo central fue promover las nuevas y buenas relaciones entre las empresas y el sindicato, fomentando el diálogo y el trabajo conjunto en beneficio de todas y todos.
Esta reunión es característica de nuestra organización: somos el único sindicato que organiza un acto como este a escala mundial. Mi decisión de continuar trabajando en defensa de la clase trabajadora desde mi exilio impuesto en Canadá me llevó a plantear la necesidad de que las empresas y el sindicato profundizaran su diálogo para diseñar estrategias conjuntas que mejoren el entorno de nuestras industrias y de las manos trabajadoras.
En uno de los primeros encuentros, Leo Gerard, dirigente del sindicato estadunidense-canadiense United Steel-workers, me compartió el asombro que le produjo nuestro poder de convocatoria, pues muchas empresas habían viajado desde México para asistir voluntariamente. Si bien al principio algunos estaban escépticos de la eficacia y pertinencia de este acto, la sospecha se convirtió en entusiasmo al presenciar el edificante intercambio de puntos de vista, vivencias y conocimientos. En ese sentido, la participación del sector empresarial se relaciona directamente con la disposición y apertura a producir un ambiente de comunicación respetuosa y recíproca.
En efecto, no todas las empresas son enemigas de los sindicatos. Por el contrario, el trabajo coordinado produce que se aminore la división y la enemistad. Si algo nos enseñó la pasada crisis sanitaria que nos obligó a suspender estas actividades, es que compartir nuestras experiencias nos fortalece y nos prepara para enfrentar las crisis del porvenir. Estamos en tiempos de retomar y robustecer este diálogo para reaccionar cada vez mejor ante las circunstancias difíciles de nuestro contexto.
La relevancia de esta reunión es insuperable, pues nuestro sector representa más de 400 mil empleos directos y altamente especializados, así como más de 2 millones de indirectos, y también contribuye a 10 por ciento del PIB industrial. Por tanto, proyectar nuestros planes y conversar sobre nuestros horizontes impacta positivamente en la economía de nuestro país. Sin embargo, no podemos ignorar que la industria enfrenta enormes retos; entre ellos está la variación de los precios de los metales, pues estamos a expensas de lo que suceda en el mercado internacional. Asimismo, el empleo de herramientas tecnológicas debe discutirse para que se usen bajo un marco ético que no subestime el valor irremplazable de cada trabajador en el proceso productivo.
En nuestro contexto, se vuelve urgente negociar entre todos cómo hacer frente a los retos y la adversidad, salvaguardando tanto a los trabajadores, como asegurando la continuidad de los procesos de producción. Nuestra industria es dinámica y cambiante: siempre presentará dificultades, pero con respeto y colaboración podemos sortear los obstáculos. Para los dirigentes sindicales es esencial conocer con mayor detalle los planes y actividades que desarrollan las empresas, al igual que los desafíos a los que se enfrentan, pues nos sensibiliza e impulsa a proponer soluciones creativas en cooperación.
Los temas que conversamos este año fueron variados. La construcción de trenes y locomotoras para el Tren Maya y el Metro de diferentes ciudades de México y el extranjero, todo ello realizado por las manos de trabajadores mexicanos sindicalizados. Los desafíos de la industria automotriz y la importancia de proteger y cuidar el agua en los procesos productivos. Respecto al sector siderúrgico, se presentaron ponencias para analizar perspectivas de crecimiento en la industria del acero para los próximos años. Asimismo, escuchamos sobre la igualdad de género y el papel creciente de las mujeres en los procesos productivos, entre otros más.
Una de las grandes conclusiones de la reunión es que una comunicación correcta lleva a una mayor disposición de cumplir con los compromisos. Sólo sobre la base del cumplimiento de obligaciones recíprocas hay entendimiento y una negociación que aumente el bie-nestar y la prosperidad compartida por la que luchamos. Nuestro encuentro estuvo lleno de propuestas, resoluciones, acuerdos, conocimiento y formación. Nos sirvió para ampliar nuestros panoramas, empatizar entre nosotros y fortalecer nuestro diálogo.
Desde el Sindicato Minero siempre ha existido una total apertura para optimizar y mejorar la producción. Empero, esto implica asumir la corresponsabilidad que tiene cada actor productivo; no debemos olvidar que al centro del proceso y quienes verdaderamente producen la riqueza son las y los trabajadores. Por tanto, nuestras estrategias e iniciativas deben hacerlos partícipes de los beneficios generados, al igual que conocer sus necesidades y considerar sus aportaciones. De lo contrario, estaríamos excluyendo una parte indispensable de la producción y abriríamos la posibilidad a prácticas dañinas. Sigamos trabajando para fortalecer los vínculos entre los sindicatos y las empresas, pues sólo a través del trabajo colaborativo y horizontal lograremos responder exitosamente a los desafíos actuales y del porvenir, pero sobre todo, construir un nuevo modelo laboral y sindical con miras hacia un mejor futuro en México.
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